El Barça ya tiene su repóker
El partido duró lo que Messi tardó en hacer el primer gol, que se preparó con la mano. Luis Suárez firmó el doblete y el Barça sumó su tercer título intercontinental.
Japón, AS
El Barcelona puede despistarse de vez en cuando, pero cuando se pone a jugar es un equipo que, con contadas excepciones, sigue estando fuera del alcance de sus competidores. Tras recuperar sobre la campana a Messi y a Neymar para que participaran en la final, el conjunto blaugrana volvió a hacer historia y ganó su tercer Mundial de Clubes despachando a River por 3-0 en un partido en el que el fútbol que toca la pelota le pudo al que toca a los jugadores. River plantó cara, nunca se rindió, corrió lo indecible, presionó, chocó, lo intentó todo en definitiva. Y todo ese despliegue le dio para casi salir goleado.
El Barcelona de Messi confirmó en Yokohama que la era blaugrana del planeta fútbol se alarga y no tiene pinta de extinguirse. Habrá días de desconexión, de malas caras, de disputas salariales o de más o menos paz social, pero mientras cuando estos jugadores se arremangan y se ponen en faena, siguen estando muy por encima del resto.
Marcelo Gallardo sabía que la única opción de su equipo pasaba por una salida intensa y tratar de sorprender al Barcelona. Lo intentaron, y el plan les duró diez minutos, que es el tiempo que tardó Leo Messi en darle el primer susto de la noche a Barovero, que realizó un paradón impresionante evitando el primer tanto del partido.
A partir de ahí, el partido se convirtió en un monólogo de los catalanes que se hicieron los dueños de la pelota mientras que River, superado en lo táctico y en lo técnico, únicamente podía recurrir a las faltas para tratar de romper el ritmo de juego del Barcelona. Hasta 17 faltas cometieron los de Núñez en los primeros 45 minutos poniendo especial énfasis en los marcajes a Iniesta, Messi y, por encima de todos, Busquets. Pero el de Badia, como si oyera llover, se puso al frente de la sala de máquinas del Barça y el equipo blaugrana fue una apisonadora en un campo de cardos.
El dominio del Barcelona fue calando como una lluvia fina y constante sobre River. Los Millonarios paseaban sin paraguas y pensaron que eran cuatro gotas las que les caían encima. Cuando quisieron darse cuenta estaban empapados. El gol del Barcelona era cuestión de tiempo y éste llegó en el minuto 35 cuando Messi recogió una dejada de cabeza de Neymar y después de que el balón le diera en el brazo acomodó la pelota en la red de Barovero. En aquel momento era tal la superioridad culé que nadie en el campo discutió la posible infracción del argentino.
Messi sigue agrandando su leyenda, con su gol ante River. Suma 24 en 26 finales disputadas y gana su tercer Mundial de Clubes. Su dominio del juego fue impresionante si se tiene en cuenta que casi no se había entrenado en toda la semana. En el último minuto del primer tiempo le dio un gol mascado a Suárez que este falló ante Barovero. River, que podía haberse ido al descanso ya derrotado, tenia alguna esperanza.
Gallardo trató de cambiar el partido dando entrada en el segundo tiempo a Lucho González y a Gonzalo Martínez, pero la ilusión le duró tres minutos. Un pase soberbio de Busquets dejó solo a Suárez ante Barovero y a la segunda, el urguayo no perdonó. Con el 2-0, River quedó a merced de un Barça al que le volvió a perder su entusiasmo por la estética. Si Neymar, Messi y Suárez no se hubieran adornado tanto, el castigo podría haber sido memorable. Gracias a este espíritu barroco, sin embargo, se pudieron ver jugadas que significan el mejor anuncio que se puede hacer del fútbol. Una de ellas culminó en el tercer gol blaugrana. Si llegan a entrar las dos que intentó Neymar en solitario, han de cambiar las reglas del juego y clausurar ese estadio.
Japón, AS
El Barcelona puede despistarse de vez en cuando, pero cuando se pone a jugar es un equipo que, con contadas excepciones, sigue estando fuera del alcance de sus competidores. Tras recuperar sobre la campana a Messi y a Neymar para que participaran en la final, el conjunto blaugrana volvió a hacer historia y ganó su tercer Mundial de Clubes despachando a River por 3-0 en un partido en el que el fútbol que toca la pelota le pudo al que toca a los jugadores. River plantó cara, nunca se rindió, corrió lo indecible, presionó, chocó, lo intentó todo en definitiva. Y todo ese despliegue le dio para casi salir goleado.
El Barcelona de Messi confirmó en Yokohama que la era blaugrana del planeta fútbol se alarga y no tiene pinta de extinguirse. Habrá días de desconexión, de malas caras, de disputas salariales o de más o menos paz social, pero mientras cuando estos jugadores se arremangan y se ponen en faena, siguen estando muy por encima del resto.
Marcelo Gallardo sabía que la única opción de su equipo pasaba por una salida intensa y tratar de sorprender al Barcelona. Lo intentaron, y el plan les duró diez minutos, que es el tiempo que tardó Leo Messi en darle el primer susto de la noche a Barovero, que realizó un paradón impresionante evitando el primer tanto del partido.
A partir de ahí, el partido se convirtió en un monólogo de los catalanes que se hicieron los dueños de la pelota mientras que River, superado en lo táctico y en lo técnico, únicamente podía recurrir a las faltas para tratar de romper el ritmo de juego del Barcelona. Hasta 17 faltas cometieron los de Núñez en los primeros 45 minutos poniendo especial énfasis en los marcajes a Iniesta, Messi y, por encima de todos, Busquets. Pero el de Badia, como si oyera llover, se puso al frente de la sala de máquinas del Barça y el equipo blaugrana fue una apisonadora en un campo de cardos.
El dominio del Barcelona fue calando como una lluvia fina y constante sobre River. Los Millonarios paseaban sin paraguas y pensaron que eran cuatro gotas las que les caían encima. Cuando quisieron darse cuenta estaban empapados. El gol del Barcelona era cuestión de tiempo y éste llegó en el minuto 35 cuando Messi recogió una dejada de cabeza de Neymar y después de que el balón le diera en el brazo acomodó la pelota en la red de Barovero. En aquel momento era tal la superioridad culé que nadie en el campo discutió la posible infracción del argentino.
Messi sigue agrandando su leyenda, con su gol ante River. Suma 24 en 26 finales disputadas y gana su tercer Mundial de Clubes. Su dominio del juego fue impresionante si se tiene en cuenta que casi no se había entrenado en toda la semana. En el último minuto del primer tiempo le dio un gol mascado a Suárez que este falló ante Barovero. River, que podía haberse ido al descanso ya derrotado, tenia alguna esperanza.
Gallardo trató de cambiar el partido dando entrada en el segundo tiempo a Lucho González y a Gonzalo Martínez, pero la ilusión le duró tres minutos. Un pase soberbio de Busquets dejó solo a Suárez ante Barovero y a la segunda, el urguayo no perdonó. Con el 2-0, River quedó a merced de un Barça al que le volvió a perder su entusiasmo por la estética. Si Neymar, Messi y Suárez no se hubieran adornado tanto, el castigo podría haber sido memorable. Gracias a este espíritu barroco, sin embargo, se pudieron ver jugadas que significan el mejor anuncio que se puede hacer del fútbol. Una de ellas culminó en el tercer gol blaugrana. Si llegan a entrar las dos que intentó Neymar en solitario, han de cambiar las reglas del juego y clausurar ese estadio.