Cómo sacarle todo el partido a tu WhatsApp
Silenciar los grupos, leer mensajes sin confirmar lectura y usar los mensajes de voz nos permitirán utilizar mejor esta herramienta
José Mendiola Zuriarrain, El País
La frontera que separa la utilidad de la esclavitud en WhatsApp es muy delgada. Tanto, que algunas cuentas de la exitosa aplicación de mensajería comienzan a mostrar los mismos síntomas de agotamiento que uno puede encontrar en el correo electrónico: mensajes sin leer, sensación de saturación, grupos abandonados… Sin embargo, dar por perdida esta utilísima herramienta de trabajo y ocio por un uso no adecuado de la misma supone un sacrificio excesivamente elevado, y aquí proponemos unas claves para utilizarlo con cabeza y aprovechar todo el potencial de la aplicación:
-Es una app de mensajería, no de chat. Es cierto que cada cual puede utilizarla como mejor le convenga, pero si nos atenemos a los orígenes y espíritu de WhatsApp, la plataforma brilla cuando la utilizamos para lo que fue concebida: enviar mensajes cortos a los móviles del destinatario para que éste se dé por enterado de algo concreto y urgente. Hay que tener en cuenta que estos mensajes nos llegarán en tiempo real a un dispositivo que nos acompaña en el bolsillo prácticamente toda la jornada, y resulta difícil resistirse a la curiosidad de mirar a qué correspondía ese último aviso. Si la usamos en conversaciones sin fin o para comentar el partido, más nos vale ser conscientes de que aquella conversación puede resultar interminable, con la consiguiente pérdida de tiempo para los interlocutores.
-Di NO a los grupos. En un mundo contrarreloj y en el que estamos siendo permanentemente bombardeados por notificaciones, no tiene mucho sentido echarse encima la fuente inagotable de pitidos que puede suponer un grupo en WhatsApp. Y precisamente por lo expuesto en el punto anterior, conviene ser radical en la gestión de los grupos, sobre todo en aquellos que sean improductivos: hay que aprender a salirse educadamente del grupo, o si esto nos pone en una situación comprometida, lo más recomendable será silenciar ese grupo para que no nos moleste más (así se hace en el iPhone y en Android). De esta manera, dejaremos activos aquellos grupos que sean usados únicamente para notificaciones concretas y no sean una fuente interminable de ruido.
-Envía mensajes breves y al grano. Si no queremos vernos acosados por una conversación sin fin, lo más recomendable es acostumbrar a nuestro interlocutor que somos educados, pero parcos en la comunicación. En este punto, un hábil uso de los emoticonos nos ayudará mucho. El principio básico es no ser nosotros mismos generadores de tráfico de mensajes, y ser escrupulosos defensores de la filosofía original de WhatsApp.
-Emoticonos, ese inesperado aliado. ¿Cree que los famosos emojis son más propios de adolescentes? Es posible que sea así, pero utilizados con habilidad pueden ser francamente útiles como elementos de comunicación, y sobre todo por su capacidad de expresar mucho en un solo carácter ¿alguien puede enfadarse ante un pulgar hacia arriba? ¿Puede haber alguien que no entienda su significado? Sin embargo, este icono puede ser definitivo para expresar que se está de acuerdo con el contenido del mensaje, pero sobre todo, para dar por concluida la conversación.
-Cuidado con las confirmaciones de lectura. Y ahora que hablamos de expresar y de emociones, uno de los mayores inconvenientes de la comunicación escrita actual es la errónea interpretación de un mensaje. Así, si uno comprueba que el receptor ha leído un mensaje pero tras estar en línea no lo responde, puede sentirse ofendido o ninguneado, cuando posiblemente el destinatario simplemente quiera tratar ese asunto más tarde con más calma. En este sentido, lo más adecuado es leer el mensaje (o al menos un avance del mismo) sin dejar rastro de ello ¿Cómo hacerlo? En Android puede instalarse un widget que permite leer los mensajes sin que aparezca el temido tick azul, mientras que en el iPhone se puede fisgonear el contenido de forma anónima consultando el centro de notificaciones del terminal.
-Aprovechar las ventajas de la voz. Si se anda a la carrera y no hay tiempo que perder tecleando un mensaje breve, una buena opción puede ser utilizar la voz para transmitir esta comunicación. Y en WhatsApp se puede hacer de dos maneras: bien empleando el sistema de mensajería de voz del sistema, de forma que al destinatario le llegue un audio con nuestra voz, o bien aprovechando las funciones de dictado de los móviles (es el micrófono existente en el teclado virtual de los móviles).
José Mendiola Zuriarrain, El País
La frontera que separa la utilidad de la esclavitud en WhatsApp es muy delgada. Tanto, que algunas cuentas de la exitosa aplicación de mensajería comienzan a mostrar los mismos síntomas de agotamiento que uno puede encontrar en el correo electrónico: mensajes sin leer, sensación de saturación, grupos abandonados… Sin embargo, dar por perdida esta utilísima herramienta de trabajo y ocio por un uso no adecuado de la misma supone un sacrificio excesivamente elevado, y aquí proponemos unas claves para utilizarlo con cabeza y aprovechar todo el potencial de la aplicación:
-Es una app de mensajería, no de chat. Es cierto que cada cual puede utilizarla como mejor le convenga, pero si nos atenemos a los orígenes y espíritu de WhatsApp, la plataforma brilla cuando la utilizamos para lo que fue concebida: enviar mensajes cortos a los móviles del destinatario para que éste se dé por enterado de algo concreto y urgente. Hay que tener en cuenta que estos mensajes nos llegarán en tiempo real a un dispositivo que nos acompaña en el bolsillo prácticamente toda la jornada, y resulta difícil resistirse a la curiosidad de mirar a qué correspondía ese último aviso. Si la usamos en conversaciones sin fin o para comentar el partido, más nos vale ser conscientes de que aquella conversación puede resultar interminable, con la consiguiente pérdida de tiempo para los interlocutores.
-Di NO a los grupos. En un mundo contrarreloj y en el que estamos siendo permanentemente bombardeados por notificaciones, no tiene mucho sentido echarse encima la fuente inagotable de pitidos que puede suponer un grupo en WhatsApp. Y precisamente por lo expuesto en el punto anterior, conviene ser radical en la gestión de los grupos, sobre todo en aquellos que sean improductivos: hay que aprender a salirse educadamente del grupo, o si esto nos pone en una situación comprometida, lo más recomendable será silenciar ese grupo para que no nos moleste más (así se hace en el iPhone y en Android). De esta manera, dejaremos activos aquellos grupos que sean usados únicamente para notificaciones concretas y no sean una fuente interminable de ruido.
-Envía mensajes breves y al grano. Si no queremos vernos acosados por una conversación sin fin, lo más recomendable es acostumbrar a nuestro interlocutor que somos educados, pero parcos en la comunicación. En este punto, un hábil uso de los emoticonos nos ayudará mucho. El principio básico es no ser nosotros mismos generadores de tráfico de mensajes, y ser escrupulosos defensores de la filosofía original de WhatsApp.
-Emoticonos, ese inesperado aliado. ¿Cree que los famosos emojis son más propios de adolescentes? Es posible que sea así, pero utilizados con habilidad pueden ser francamente útiles como elementos de comunicación, y sobre todo por su capacidad de expresar mucho en un solo carácter ¿alguien puede enfadarse ante un pulgar hacia arriba? ¿Puede haber alguien que no entienda su significado? Sin embargo, este icono puede ser definitivo para expresar que se está de acuerdo con el contenido del mensaje, pero sobre todo, para dar por concluida la conversación.
-Cuidado con las confirmaciones de lectura. Y ahora que hablamos de expresar y de emociones, uno de los mayores inconvenientes de la comunicación escrita actual es la errónea interpretación de un mensaje. Así, si uno comprueba que el receptor ha leído un mensaje pero tras estar en línea no lo responde, puede sentirse ofendido o ninguneado, cuando posiblemente el destinatario simplemente quiera tratar ese asunto más tarde con más calma. En este sentido, lo más adecuado es leer el mensaje (o al menos un avance del mismo) sin dejar rastro de ello ¿Cómo hacerlo? En Android puede instalarse un widget que permite leer los mensajes sin que aparezca el temido tick azul, mientras que en el iPhone se puede fisgonear el contenido de forma anónima consultando el centro de notificaciones del terminal.
-Aprovechar las ventajas de la voz. Si se anda a la carrera y no hay tiempo que perder tecleando un mensaje breve, una buena opción puede ser utilizar la voz para transmitir esta comunicación. Y en WhatsApp se puede hacer de dos maneras: bien empleando el sistema de mensajería de voz del sistema, de forma que al destinatario le llegue un audio con nuestra voz, o bien aprovechando las funciones de dictado de los móviles (es el micrófono existente en el teclado virtual de los móviles).