Argentina busca fondos para liberar el control cambiario esta semana

Macri dice que ha recibido apoyos de “países y del sistema financiero”

Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
Mauricio Macri había prometido en marzo pasado, en plena carrera hacia la presidencia de Argentina, que el segundo día de su gobierno liberaría el cepo (control) cambiario que su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner, había instaurado en 2011. No pudo cumplir su promesa el pasado viernes, pero este lunes, en la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina (UIA), anunció que lo hará esta semana. El retraso se explica en que está buscando préstamos para reforzar las debilitadas reservas del Banco Central, de modo de que pueda evitar una devaluación descontrolada del peso que acelere aún más la inflación (24%) y agrande la pobreza (21%). Hasta economistas cercanos a Macri reconocen en la intimidad que el impacto inicial de la depreciación del peso consistirá en una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.


"Esta semana vamos encarar la salida del fin del fin, que es el cepo”, dijo Macri, que en sus orígenes fue un empresario de la industria del automóvil. El control cambiario fue instalado por Kirchner para evitar una devaluación, pero ha deteriorado la inversión en estos últimos cuatro años. Incluso el candidato presidencial kirchnerista en los últimos comicios, Daniel Scioli, proponía eliminarlo, pero de forma gradual, a diferencia de Macri, impulsor de una salida inmediata.

“Lo estamos encarando y por suerte hay un enorme apoyo mundial hacia este cambio”, comentó el jefe de Estado argentino, de pensamiento liberal pero que promete proteger al sector manufacturero local. “Hay promesas de cooperación de países, del sistema financiero. El mundo nos está esperando”, añadió Macri.

Por un lado, el Banco Central argentino negocia con bancos de inversión la colocación de un título por entre 5.000 millones y 8.000 millones de dólares. La autoridad monetaria de Argentina estaría exenta de las trabas legales vigentes en EE UU contra el Gobierno argentino por el desacato al fallo por el que la justicia de allí sentenció en 2014 al país sudamericano a pagar a los 'fondos buitre'. Sucede que los tribunales estadounidenses consideran que el Banco Central es una entidad independiente del Tesoro.

Por otra parte, la autoridad monetaria busca asegurarse que en lo que resta de diciembre las grandes empresas exportadoras agrícolas, como Bunge, Cargill, Dreyfus y otras, se comprometan a liquidar ventas externas por 3.000 millones de dólares. Además venderían otros 7.000 millones hasta marzo próximo. Estas compañías deben comprar los granos a los acopiadores, que a su vez los adquieren de manos de los agricultores.

Otra fuente de financiamiento con la que especula la prensa argentina es un intercambio de monedas de la Reserva Federal de EE UU con el Banco Central argentino por 12.000 millones de dólares. Además, el nuevo embajador argentino en China, Diego Guelar, prevé ampliar en 2.000 millones el intercambio de monedas con el que el país asiático auxilió al Gobierno de Kirchner en 2014 tras la crisis de deuda desatada por la sentencia norteamericana a favor de los ‘buitres’.

Pese a todas esas gestiones en busca de dinero, a Macri le preocupa el impacto de la devaluación en los precios. Por lo menos eso le manifestó este lunes a los industriales en un país que, a diferencia de otros latinoamericanos, conserva un sector manufacturero de relativo peso en la economía. “Se necesita una actitud prudente y constructiva de todos. Les hablo a ustedes en términos de precios. Por más que no tenemos ningún (Guillermo) Moreno (el secretario de Comercio del Gobierno de Kirchner que controlaba férreamente los precios), tenemos las instituciones necesarias para corregir abusos de precios y voy a ser implacable con la evasión (fraude) impositiva y el descuido del medio ambiente”, advirtió Macri.

El presidente argentino, que había anunciado por la mañana la eliminación de impuestos a la exportación agrícola, con la excepción del de la soja (principal cultivo del país), dijo por la tarde que habría lo mismo con los tributos que gravan las ventas externas de la industria. Su ministro de Producción, Francisco Cabrera, prometió suprimir las barreras generalizadas a la importación, pero crear nuevas para proteger a las industrias locales. De todos modos, Macri planteó la idea de especializarse en determinados sectores, en detrimento de otros: “Necesitamos un desarrollo industrial inteligente y sustentable. Si hacemos cosas no sustentables, la gente paga el costo. Tenemos que elegir el lugar que nos pertenece”.

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