Acusan a secretario de Maduro de recibir miles de dólares del lavado de dinero

Caracas, Miami Herald
Cientos de miles de dólares fueron a parar al actual secretario privado del gobernante de Venezuela, destaca un informe publicado por El Nuevo Herald en el cual se muestra cómo la policía de Bal Harbour (en Miami-Dade, estado de Florida) transfirió grandes sumas a narcotraficantes y lavadores de dinero conocidos
Aunque todo inició como una operación encubierta muy lejos de Florida, donde las autoridades actúan, en la actualidad agentes de la Fiscalía Federal de Chicago y del Servicio de Rentas Internas están investigando el dinero recogido por el equipo especial de la policía de Bal Harbour entre el 2010 y el 2012, lavado a través de negocios pantalla, incluido los $ 2.4 millones en ganancias con los que se quedaron los uniformados.



El dinero de las drogas era enviado a través de un conocido traficante, otro que se dedicaba a traficar en efectivo, y uno especializado en lavar dinero, un total superior a los $ 4 millones.

A pesar de las advertencias del gobierno estadounidense sobre el papel del país en el narcotráfico, la policía venezolana nunca investigó a las personas a quienes estaban enviando las ganancias de la venta de drogas, entre ellas varias con antecedentes penales, según muestran.

A raíz de esta situación, Tom Hunker, quien se desempeñaba como jefe de la Policía de Bal Harbour, tuvo que renunciar en el 2013.

El informe del Nuevo Herald muestra que hay unas 20 personas a quienes se les envió dinero de las drogas.

Los policías de Bal Harbour, que trabajaban desde una oficina móvil alquilada, convirtieron una operación encubierta en una internacional que rompió con todos los protocolos de trabajo encubierto para conseguir negocios de lavado de dinero.

Los uniformados viajaban a Nueva York para recoger dinero en efectivo, y en vez de enviar el dinero a los dueños de empresas de exportación en Miami, que eran los objetivos, les ordenaron hacer transferencias a bancos de Panamá. Esto sucedió en reiteradas oportunidades.

El 24 de mayo del 2010, la policía recogió una bolsa negra con cientos de miles de dólares en Rhode Island, con la orden de enviar el dinero al extranjero. Entre los que recibieron ese dinero se encontraba William Amaro, de 48 años, quien se desempeña como secretario privado del gobernante chavista Nicolás Maduro.

Amaro es amigo de muchos años de Maduro, informa el Nuevo Herald, cuando fue ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Hugo Chávez.

En esa oportunidad, $45 mil fueron transferidos al venezolano.

Un día después, el 25 de mayo, en un movimiento similar, Amaro recibió $37,000. En esa oportunidad, tras recoger una maleta roja llena de efectivo en Nueva York, los policías recibieron un correo electrónico en que les ordenaban hacer transferencias a varias personas en Venezuela.

En otras cuatro oportunidades el secretario de Maduro recibió dinero, haciendo un total de $211,000.

Sin embargo, los oficiales de policía en ningún momento alertaron a las autoridades federales antes de enviar el dinero ni realizaron ninguna investigación de antecedentes.

Durante años, los dos fueron inseparables, y se unieron al movimiento dirigido por Hugo Chávez. Escaló a las alturas del poder junto con su mentor cuando Maduro fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores en 2006, y luego fue elegido gobernante tras la muerte del Chávez en 2013.

Uno de los puntos que más llamó la atención es que las maniobras se realizaron en momentos que el gobierno de EE.UU. investigaba a dirigentes venezolanos involucrados en el narcotráfico, especialmente los grupos criminales que usan ese país como punto de tránsito de las drogas con destino a Norteamérica.

Del mismo modo, en esos tiempos el régimen de Venezuela trataba de controlar la cantidad de dólares que sus ciudadanos podían cambiar, lo que hizo que muchos tuvieran que acudir al mercado negro de divisas. Aprovechando esa oportunidad, el equipo especial realizó numerosos negocios de lavado de dinero casi todas las semanas, por un monto de un millón de dólares en los primeros tres meses.

Entre los que recibieron las divisas se encontraba Rodolfo Rashid Velasco Kassem, un venezolano conocido por sus vínculos con uno de los mayores carteles de la droga del continente.

Mientras los policías de Bal Harbour le enviaban más de $100,000, Velasco ayudaba a transportar cocaína a David “El Loco” Barrera, el último de los grandes capos de la droga colombianos.

Velasco, 42 años, tenía un concesionario de vehículos, tres hangares para aviones, embarcaciones, armas y una mansión de 7 habitaciones en Barquisimeto. Al final fue acusado en Venezuela de lavado de dinero y de dirigir una asociación delictiva.

El informe indica que la mayor parte de los negocios en el extranjero tenían un estilo muy similar: el dinero de las drogas era transferido a bancos corresponsales y entonces a la sucursal de Banesco en Panamá, un banco venezolano.

Por lo menos tres veces en 2010, transfirieron dinero a David Habib Hannaoui Babik, de 49 años, en un total de $211,000. Hannaoui estaba bajo investigación por lavado de dinero y participación en una asociación delictiva.

Justamente, al enviar el dinero de las drogas a Hannaoui, la policía de Bal Harbour trabajaba en contrasentido a los investigadores de su propio país, quienes trataban de detener sus actividades delictivas, explicó Félix Jiménez, exinspector general de la DEA.

Cuando Hannaoui fue arrestado, dos años más tarde, la policía venezolana registró su penthouse y encontró un millón de dólares en efectivo, recibos de transferencias bancarias, dos máquinas de contar billetes, relojes Rolex y registros de 31 empresas pantalla establecidas por él.

Uno de los casos más relevantes fue el envío de unos $2.5 millones a Fabián Cedeño, de 40 años, y a su hermano Jonathan, de 30.

En una de las operaciones, las autoridades recogieron una gran cantidad de dinero en efectivo de las drogas y la enviaron a Cedeño en nueve pagos separados por un total de $ 457,167. La policía se quedó con el resto del dinero a manera de comisión.

Jiménez dijo que la policía no siguió los procedimientos establecidos al no investigar los antecedentes de las personas que recibían el dinero. Hasta hoy no está claro si siquiera sabían realmente quién era Amaro o que era un asesor cercano a Maduro.

Uno de los mayores problemas de las irregularidades, es que los funcionarios norteamericanos tenían la gran oportunidad de investigar a alguien que surge en calidad de personaje poderoso tras bambalinas, estrechamente relacionado con un futuro gobernante. Amaro había integrado el círculo íntimo de Maduro desde cuando se postuló a un escaño en el Parlamento venezolano.

Los agentes federales pudieran haber estado en una mejor posición de conocer si Maduro estaba al tanto de las actividades de narcotráfico si la policía de Bal Harbour hubi.

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