2016, año dos del petróleo barato

El exceso de oferta no puede ser absorbido todavía por la débil demanda

Thomas Gualtieri / Ignacio Fariza
Madrid, El País
2015 pasará a la posteridad como uno de los ejercicios más convulsos de la serie histórica en el mercado petrolero. A menos de dos semanas para que termine el año, el empuje de una oferta que no deja de crecer y la todavía débil demanda, que aumenta a un ritmo mucho menor que en anteriores recuperaciones económicas, ha llenado los inventarios de petróleo en todo el mundo hasta máximos históricos y ha llevado a los precios a su nivel más bajo desde diciembre de 2008, en los albores de la Gran Recesión. Todas las interrogantes quedan abiertas para un 2016 que se presenta como uno de los ejercicios más impredecibles. Pero, si en algo coinciden la mayoría de analistas, es en que el crudo permanecerá todo el año próximo en niveles históricamente baratos, muy lejos de los casi 127 dólares de principios de 2011.


Las seis últimas casas de análisis que han hecho predicciones sobre el brent, el barril de referencia en Europa, sitúan el rango de precios para 2016 entre los 41 dólares del banco australiano Westpac –un 10% por encima del precio actual pero menos de la mitad que el precio medio de los cinco últimos años– y los 60 dólares de Barclays. Por el camino quedan las previsiones de Wells Fargo (49 dólares por barril), Unicredit (52,5) o Société Générale (54). Todas ellas quedan lejos del máximo del último lustro, de 126,65 dólares a finales de 2011.

A la espera del cuadro de precios previstos por el cartel de la OPEP, que se hará público el miércoles, uno de los principales productores mundiales no pertenecientes a la organización, Rusia, tampoco ve el crudo por encima de los 50 dólares. Y la agencia de calificación Moody’s no contempla un brent por encima de los 43 dólares, 10 por debajo de su anterior previsión.

Según un estudio publicado esta semana por Bloomberg, a pesar de que el nuevo normal del Texas estadounidense está en los 35 dólares por barril, son muchos los países que se ven abocados a vender a precios aún más bajos: una mezcla de crudos mexicanos más difícil de refinar ya cotiza en el mercado a menos de 28 dólares por barril, su mínimo de 11 años; Irak ya está colocando parte de su producción en otros países asiáticos a 25 dólares y en Canadá, junto con Noruega el país occidental que más se está viendo golpeado por el terremoto que ha sacudido el tablero de precios, algunos productores de la costa oeste ya venden el barril a menos de 22 dólares. Este precio queda cerca de las previsión de 20 dólares por barril con la que el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs se descolgó a mediados de septiembre y rompe cualquier paradigma del mercado petrolero. “Más de un tercio de la producción global cotiza por debajo del precio del Brent y del Texas”, subrayaba Ehsan Ul-Haq, consultor de KBC Advanced Technologies, en declaraciones a la citada agencia estadounidense.

Los analistas no ven probable, a corto plazo, el reequilibrio de la oferta y la demanda. El año que viene la sobreoferta mundial será de 580.000 barriles diarios según los últimos cálculos de Goldman Sachs. “Los inventarios siguen llenándose”, apunta Damien Courvalin, del banco de inversión estadounidense. “El desequilibrio se prolongará hasta más allá de 2016”, sostienen los analistas de Moody’s en su informe petrolero anual, que coincide con el punto de vista de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el brazo de la OCDE para asuntos energéticos.

“Los Gobiernos de muchos países productores subvencionan los productos petrolíferos, que por eso tenía en sus mercados internos un valor más bajo que el de mercado internacional. El abaratamiento del crudo ha implicado la desaparición de esas subvenciones, pero no una variación del precio para el consumidor final, pues no ha llegado a estimular la demanda”, destaca Alberto Martín, socio responsable de Energía de KPMG en España.

Antes o después, la reducción de las inversiones en nuevos proyectos o en los menos rentables sí llevará inevitablemente a una reducción de la producción. Sin embargo ese escenario no terminará de perfilarse el año próximo, en el que prácticamente nadie espera una acción colectiva de la OPEP y otros países productores para equilibrar las fuerzas y estabilizar los precios. “La bajada en el precio del crudo acelerará el reequilibrio entre oferta y demanda, pero habrá que esperar hasta 2019 para que el mercado reabsorba las reservas acumuladas”, explica Shigeki Matsumoto, del banco japonés Nomura en una nota remitida a clientes en la que apuntan a Irán como principal catalizador de la oferta mundial. “Compensará la caída en la producción de los países que no están en la OPEP”, explica, en referencia implícita a EE UU, que ve como el milagro del fracking empieza a perder fuerza al nivel actual de precios. Los efectos de la irrupción de la República Islámica en el mapa petrolero global se empezarán a dejar sentir a mediados del año que viene, según todas las estimaciones. El Gobierno iraní volvió a asegurar el lunes que, una vez se levanten las sanciones, volverá a exportar “sea cual sea” el precio del crudo.

Spencer Welch, jefe del departamento de análisis de mercados petroleros de la consultora IHS Energy, es el único de los analistas consultados que sí confía en el reequilibrio de fuerzas para mediados de 2016. Al crecimiento de la demanda (1,2 millones de barriles al día en 2019, según las estimaciones de la AIE) se unirá una reducción de la oferta: “Por un lado era fundamental ver cómo actuaría la OPEP. Dado que en su última reunión ha decidido no alterar su estrategia, los focos están ahora sobre EE UU”, explica por teléfono. En abril del año pasado, el país norteamericano, primer productor mundial gracias al fracking producía 9,6 millones de barriles diarios, 500.000 más que ahora. “En junio de 2016 esta cifra bajará hasta los 8,7 millones de barriles, casi uno menos que en abril”.

Welch observa además que muchas empresas estadounidenses que extraen petróleo con técnicas no convencionales han conseguido mejorar su eficiencia, hasta el punto de que les sigue siendo rentable extraer con el barril entre 35 y 40 dólares, pero considera que su elevado nivel de deuda actuará como freno. También ve en Irán un factor clave –“es la única variable que podría alterar este proceso de ajuste”–, pero le quita hierro: “El acuerdo con las potencias occidentales parece bien encaminado, sin embargo cuando se levanten las sanciones la reactivación de los pozos iraníes no será inmediata”, zanja.

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