Papa: Es triste ver a sacerdotes y obispos apegados al dinero
Roma, AFP
El Papa Francisco mostró este viernes su preocupación por los sacerdotes y obispos que están apegados al dinero. En la homilía que pronunció en la Casa Santa Marta meditó así sobre el Evangelio de la liturgia del día en unos días en los que se habla del contenido de la publicación de dos libros que intentarían demostrar el mal uso que el Vaticano hace del dinero.
“También en la Iglesia hay de estos que en lugar de servir, de pensar en los otros, de sentar las bases, se sirven de la Iglesia: los carreristas, los apegados al dinero”, afirmó Francisco.
“Y cuántos sacerdotes, obispos hemos visto así. Es triste decirlo, ¿no? La radicalidad del Evangelio, de la llamada de Jesucristo es servir, estar al servicio, no detenerse, ir siempre más allá, olvidándose de sí mismo”.
El Papa dijo que esta “es la comodidad del status: ‘yo he alcanzado un status y vivo cómodamente sin honestidad, como esos fariseos de los que habla Jesús que paseaban en las plazas, haciéndose ver por los otros”.
Existen por tanto “dos imágenes de los cristianos, dos imágenes de sacerdotes, dos imágenes de religiosas. Dos imágenes”. Y Jesús “nos hace ver este modelo en Pablo, en esta Iglesia que nunca está parada”, sino que “siempre va adelante y nos hace ver que ese es el camino”.
Porque “cuando la Iglesia es tibia, está cerrada en sí misma, comercia tantas veces, esto no se puede decir: que sea una Iglesia ‘ministra’, que esté al servicio, sino que se sirve de los otros”.
El Papa explicó que “existen dos figuras: la de servir y la de ser servido”. Comentando la lectura de San Pablo afirmó que el apóstol “se donó todo él al servicio, siempre” hasta que llegó a Roma y “traicionado por algunos de los suyos” fue después “condenado”. “Él se enorgullecía de servir, de ser elegido, de tener la fuerza del Espíritu Santo”.
“Administraba, sentando las bases, es decir, anunciando a Jesucristo”, añadió Francisco.
Francisco relató que en el Evangelio se observa a otro siervo “que en lugar de servir a los otros se sirve de los otros”. “Hemos leído lo que ha hecho este siervo, con cuanta perspicacia se ha comportado para permanecer en su puesto”.
Sin embargo, el Apóstol “nunca se detenía para obtener ventaja de un puesto, de una autoridad, de ser servido”, sino que él mismo era el que servía, manifestó Francisco.
“Yo os digo cuanta alegría tengo, yo, que me conmuevo, cuando a esta Misa vienen algunos sacerdotes y me saludan: ‘Oh padre, he venido aquí a encontrar a los míos, porque desde hace 40 años soy misionero en el Amazonas’. O una religiosa que dice: ‘No, yo trabajo desde hace 30 años en un hospital en África’. O cuando encuentro a la hermana que desde hace 30 o 40 años está en la sala del hospital con los discapacitados, siempre sonriente. Esto se llama servir, esta es la alegría de la Iglesia: ir a los demás, siempre; ir a los demás y dar la vida. Esto es lo que ha hecho Pablo: servir”.
Al terminar, el Papa pidió “que el Señor nos de la gracia que le ha dado a Pablo, ese punto de honor de ir siempre adelante, siempre, renunciando a las propias comodidades tantas veces, y que os salve de las tentaciones, de estas tentaciones que en el fondo son tentaciones de una doble vida: me hago ver como un ministro, es decir, como el que sirve, pero en el fondo me sirvo de los otros”.
El Papa Francisco mostró este viernes su preocupación por los sacerdotes y obispos que están apegados al dinero. En la homilía que pronunció en la Casa Santa Marta meditó así sobre el Evangelio de la liturgia del día en unos días en los que se habla del contenido de la publicación de dos libros que intentarían demostrar el mal uso que el Vaticano hace del dinero.
“También en la Iglesia hay de estos que en lugar de servir, de pensar en los otros, de sentar las bases, se sirven de la Iglesia: los carreristas, los apegados al dinero”, afirmó Francisco.
“Y cuántos sacerdotes, obispos hemos visto así. Es triste decirlo, ¿no? La radicalidad del Evangelio, de la llamada de Jesucristo es servir, estar al servicio, no detenerse, ir siempre más allá, olvidándose de sí mismo”.
El Papa dijo que esta “es la comodidad del status: ‘yo he alcanzado un status y vivo cómodamente sin honestidad, como esos fariseos de los que habla Jesús que paseaban en las plazas, haciéndose ver por los otros”.
Existen por tanto “dos imágenes de los cristianos, dos imágenes de sacerdotes, dos imágenes de religiosas. Dos imágenes”. Y Jesús “nos hace ver este modelo en Pablo, en esta Iglesia que nunca está parada”, sino que “siempre va adelante y nos hace ver que ese es el camino”.
Porque “cuando la Iglesia es tibia, está cerrada en sí misma, comercia tantas veces, esto no se puede decir: que sea una Iglesia ‘ministra’, que esté al servicio, sino que se sirve de los otros”.
El Papa explicó que “existen dos figuras: la de servir y la de ser servido”. Comentando la lectura de San Pablo afirmó que el apóstol “se donó todo él al servicio, siempre” hasta que llegó a Roma y “traicionado por algunos de los suyos” fue después “condenado”. “Él se enorgullecía de servir, de ser elegido, de tener la fuerza del Espíritu Santo”.
“Administraba, sentando las bases, es decir, anunciando a Jesucristo”, añadió Francisco.
Francisco relató que en el Evangelio se observa a otro siervo “que en lugar de servir a los otros se sirve de los otros”. “Hemos leído lo que ha hecho este siervo, con cuanta perspicacia se ha comportado para permanecer en su puesto”.
Sin embargo, el Apóstol “nunca se detenía para obtener ventaja de un puesto, de una autoridad, de ser servido”, sino que él mismo era el que servía, manifestó Francisco.
“Yo os digo cuanta alegría tengo, yo, que me conmuevo, cuando a esta Misa vienen algunos sacerdotes y me saludan: ‘Oh padre, he venido aquí a encontrar a los míos, porque desde hace 40 años soy misionero en el Amazonas’. O una religiosa que dice: ‘No, yo trabajo desde hace 30 años en un hospital en África’. O cuando encuentro a la hermana que desde hace 30 o 40 años está en la sala del hospital con los discapacitados, siempre sonriente. Esto se llama servir, esta es la alegría de la Iglesia: ir a los demás, siempre; ir a los demás y dar la vida. Esto es lo que ha hecho Pablo: servir”.
Al terminar, el Papa pidió “que el Señor nos de la gracia que le ha dado a Pablo, ese punto de honor de ir siempre adelante, siempre, renunciando a las propias comodidades tantas veces, y que os salve de las tentaciones, de estas tentaciones que en el fondo son tentaciones de una doble vida: me hago ver como un ministro, es decir, como el que sirve, pero en el fondo me sirvo de los otros”.