Obama, tras los asesinatos en la clínica de abortos de Colorado: “Ya basta”
Las autoridades evitan especular con los motivos del hombre que mató a tres personas a tiros e hirió a otras nueve en un centro de la organización Planned Parenthood
Pablo Ximénez de Sandoval
Los Ángeles, El País
La matanza el viernes en un centro de planificación familiar en Colorado Springs, Estados Unidos, volvió a provocar este sábado la condena cargada de frustración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien en un comunicado dijo que el país tiene que “hacer algo sobre el fácil acceso a armas de guerra en nuestras calles de gente que no tiene ninguna razón para llevarlas”. “Ya basta”, añadió Obama, quien tras la matanza del pasado octubre en Oregón, visiblemente irritado, dijo que sus propias declaraciones sobre este asunto se habían convertido en “rutina”.
Tres personas, una de ellas agente de policía, murieron el viernes en el asalto a tiros contra un centro de planificación familiar en Colorado Springs, Estados Unidos. Un hombre identificado por la policía como Robert Lewis Dear, de 57 años, entró armado en el centro de planificación familiar tras disparar a los coches desde el exterior. Se mantuvo atrincherado más de cinco horas hasta que la policía logró entrar, hablar con él y conseguir que se rindiera. Nueve personas, cinco de ellas policías, resultaron heridas de bala aunque están fuera de peligro.
El único rastro biográfico del presunto homicida es que vivió en una cabaña sin luz ni agua en las montañas de Carolina del Norte, en la otra punta del país. Los investigadores han interrogado al detenido, pero el sábado por la mañana aún no había trascendido su declaración. Sus vecinos, citados por Associated Press, aseguran que era una persona reservada cuya escasa conversación era caótica. Al día siguiente del asalto se desconocía aún si tiene alguna conexión con esa clínica o con Colorado Springs. Dear se encuentra detenido sin fianza y comparecerá ante un juez el lunes.
Aunque los motivos del atacante no estaban aún definidos el sábado, el hecho de que sea una clínica de Planned Parenthood hizo saltar las alarmas sobre la seguridad de unos centros que son vilipendiados constantemente por la derecha fundamentalista cristiana que tiene una gran influencia en una parte del Partido Republicano. El presidente evitó en su declaración referirse a los motivos del asesino. Tampoco la policía ni la propia organización de planificación familiar quisieron en un primer momento especular con el móvil del asaltante.
El viernes no es uno más en un país donde alrededor de 10.000 personas al año mueren víctimas de las armas de fuego. El alcalde de Colorado Springs, John Suthers, dijo el sábado que el móvil de la matanza se podía “inferir del lugar donde ocurrió y la manera en la que ocurrió”. La policía de Nueva York, por ejemplo, reforzó la seguridad de los centros de Planned Parenthood en la ciudad el viernes en cuanto se tuvo noticia del asalto. Se trata del primer ataque a una clínica abortista en seis años, según Reuters.
El nombre de Planned Parenthood es citado sin excepción por todos los candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos en los debates, que compiten por mostrar su contundencia contra la organización y prometen retirar todos los fondos federales que recibe por prestar atención médica a mujeres con pocos recursos (unos 500 millones de dólares al año) en las 700 clínicas que tiene en todo el país. El pasado octubre, estos fondos estuvieron en el centro de la discusión pública sobre el presupuesto, hasta el punto de que los republicanos amenazaron con bloquear de nuevo la Administración federal. Los republicanos usan una controvertida investigación con cámara oculta en la que, según su interpretación, se revelan prácticas macabras de comercio de tejidos fetales.
Colorado Springs, unos 100 kilómetros al sur de Denver, Colorado, es un bastión de la derecha cristiana de Estados Unidos, tiene una gran población de militares y es sede de congregaciones religiosas muy influyentes. La clínica de Planned Parenthood en la ciudad es objeto de protestas regularmente y recientemente se mudó a su actual localización en las afueras.
Pablo Ximénez de Sandoval
Los Ángeles, El País
La matanza el viernes en un centro de planificación familiar en Colorado Springs, Estados Unidos, volvió a provocar este sábado la condena cargada de frustración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien en un comunicado dijo que el país tiene que “hacer algo sobre el fácil acceso a armas de guerra en nuestras calles de gente que no tiene ninguna razón para llevarlas”. “Ya basta”, añadió Obama, quien tras la matanza del pasado octubre en Oregón, visiblemente irritado, dijo que sus propias declaraciones sobre este asunto se habían convertido en “rutina”.
Tres personas, una de ellas agente de policía, murieron el viernes en el asalto a tiros contra un centro de planificación familiar en Colorado Springs, Estados Unidos. Un hombre identificado por la policía como Robert Lewis Dear, de 57 años, entró armado en el centro de planificación familiar tras disparar a los coches desde el exterior. Se mantuvo atrincherado más de cinco horas hasta que la policía logró entrar, hablar con él y conseguir que se rindiera. Nueve personas, cinco de ellas policías, resultaron heridas de bala aunque están fuera de peligro.
El único rastro biográfico del presunto homicida es que vivió en una cabaña sin luz ni agua en las montañas de Carolina del Norte, en la otra punta del país. Los investigadores han interrogado al detenido, pero el sábado por la mañana aún no había trascendido su declaración. Sus vecinos, citados por Associated Press, aseguran que era una persona reservada cuya escasa conversación era caótica. Al día siguiente del asalto se desconocía aún si tiene alguna conexión con esa clínica o con Colorado Springs. Dear se encuentra detenido sin fianza y comparecerá ante un juez el lunes.
Aunque los motivos del atacante no estaban aún definidos el sábado, el hecho de que sea una clínica de Planned Parenthood hizo saltar las alarmas sobre la seguridad de unos centros que son vilipendiados constantemente por la derecha fundamentalista cristiana que tiene una gran influencia en una parte del Partido Republicano. El presidente evitó en su declaración referirse a los motivos del asesino. Tampoco la policía ni la propia organización de planificación familiar quisieron en un primer momento especular con el móvil del asaltante.
El viernes no es uno más en un país donde alrededor de 10.000 personas al año mueren víctimas de las armas de fuego. El alcalde de Colorado Springs, John Suthers, dijo el sábado que el móvil de la matanza se podía “inferir del lugar donde ocurrió y la manera en la que ocurrió”. La policía de Nueva York, por ejemplo, reforzó la seguridad de los centros de Planned Parenthood en la ciudad el viernes en cuanto se tuvo noticia del asalto. Se trata del primer ataque a una clínica abortista en seis años, según Reuters.
El nombre de Planned Parenthood es citado sin excepción por todos los candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos en los debates, que compiten por mostrar su contundencia contra la organización y prometen retirar todos los fondos federales que recibe por prestar atención médica a mujeres con pocos recursos (unos 500 millones de dólares al año) en las 700 clínicas que tiene en todo el país. El pasado octubre, estos fondos estuvieron en el centro de la discusión pública sobre el presupuesto, hasta el punto de que los republicanos amenazaron con bloquear de nuevo la Administración federal. Los republicanos usan una controvertida investigación con cámara oculta en la que, según su interpretación, se revelan prácticas macabras de comercio de tejidos fetales.
Colorado Springs, unos 100 kilómetros al sur de Denver, Colorado, es un bastión de la derecha cristiana de Estados Unidos, tiene una gran población de militares y es sede de congregaciones religiosas muy influyentes. La clínica de Planned Parenthood en la ciudad es objeto de protestas regularmente y recientemente se mudó a su actual localización en las afueras.