No se puede jugar sin centrocampistas

Enrique Ortego, Marca
Este juego llamado fútbol tiene sus reglas y una de ellas pasa por utilizar todas las piezas que un entrenador tiene a su disposición. Y si existe en este deporte una línea que no se puede obviar ni despreciar esta es la del centro del campo. Al fútbol no se puede jugar sin centrocampistas y es conveniente tener casi siempre los mismos que el contrario, nunca menos. De lo contrario te ganaran la batalla que termina ganando casi todas las guerras balompédicas.


Valga este preámbulo para resumir lo que el sábado ocurrió en el Santiago Bernabéu. Un fantástico y equilibrado Barça reivindicó como nunca su estilo de juego con una victoria que ya forma parte de la historia. Sin Messi y con Messi.

Enfrente, un Real Madrid impotente y decepcionante de principio a fin, que pretendió jugarle de tú a tú, con un once plagado de jugones, pero incapaz de encontrar el balón. Y sin la posesión es casi imposible que esos jugadores, por muy buenos que sean y mucho nombre que tengan, puedan desarrollar sus condiciones futbolísticas y menos cuando enfrente está el mejor equipo del mundo en juego posicional.

No era la primera vez que Benítez alineaba ese once tan pintón, sin Casemiro y con James y la BBC, como el pueblo madridista pedía. Fue ante el Betis en la segunda jornada de Liga. Goleada (5-0). Entonces estos mismos jugadores atravesaban otro estado de forma y no tenían el mismo rival enfrente.

Lo que sorprende realmente, más que los nombres propios en sí, es la pésima ocupación de los espacios del equipo. Lo mal colocado que estaba sobre el campo desde la foto inicial. ¿Cuál era el dibujo táctico? Imposible de descifrar. Quería ser un 4-4-2 en defensa y un 4-2-4 en ataque. A la hora de la verdad, ni una cosa ni otra. Para jugar con esos futbolistas es imprescindible tener el balón o al menos disputárselo al enemigo, y el Madrid no lo tuvo nunca.

La posición que más chirriaba era la de James, aunque él no se escondió. Ni extremo, ni volante. En tierra de nadie. Ni superaba a Alba por su banda, ni le perseguía cuando tenía que hacerlo. Ni conectaba con la BBC ni echaba una mano a Modric y Kroos, que corrían detrás del balón como pollos sin cabeza. Con todo ello fue el mejor rematador y de su zurda salieron los únicos avisos a Bravo. Tampoco el posicionamiento de Bale estuvo nunca claro. En teoría, mediapunta por detrás de Benzema -también desaparecido-, pero sin continuidad, sin aparecer, sin mostrarse para que sus compañeros le vieran.

La consecuencia de este desaguisado táctico fue un equipo partido en dos mitades desde que cayó el primer gol de Suárez y que no fue capaz de recomponerse en el resto de la tarde.

El Barça comenzó a ganar el partido en la pizarra. Meridiana superioridad numérica y posicional en la zona ancha. Cuatro centrocampistas. Sergi Roberto hacía de Messi en ataque y trabajaba tanto como Rakitic en defensa. Él y Neymar se abrían mucho en busca de la amplitud mientras, por dentro, Iniesta y Rakitic además de llegar desde la segunda línea libres de persecución, les filtraban una y otra vez balones a la espalda de los dos únicos centrocampistas del rival. El desequilibrio era brutal.

Pocas discusiones puede haber en el sentido de que Iniesta fue el mejor futbolista sobre el campo. Ofreció una lección de lo que debe ser un centrocampista total. Defendió, casi siempre con el balón, presionó a los centrales blancos y atacó hasta marcar un gol extraordinario.

En el Barça, otro jugador merece salir encumbrado: Sergi Roberto. Entendió el partido como nadie. Desde el principio, cuando tenía que tapar su banda e incorporarse al ataque con constantes diagonales, al final, que acabó de segundo mediocentro al lado de Busquets.

Es un volante natural y como tal actuó. Atacaba, defendía y aparecía en los espacios libres, sobre todo la espalda de los dos mediocentros blancos (Kroos y Modric). Una y otra vez caía en esa zona por la que él mismo fabricó la jugada del primer gol. Además consiguió alejar a Marcelo de Cristiano. De hecho lo desconectó ofensivamente con todo lo que ello lleva consigo.

Entradas populares