Ni brillantez ni sufrimiento

El Madrid hizo de la sobriedad virtud y acabó con un Eibar indesmayable. Marcaron Bale y Cristiano Ronaldo de penalti. Carvajal, decimosexta lesión muscular del curso. James volvió a ser el primer cambio de Benítez.


Madrid, As
Eibar acabó teniendo un efecto tranquilizante para el Madrid, pese al espíritu indesmayable del equipo de Mendilibar y pese a que Cristiano aún anda en paradero desconocido. El Madrid se protegió bien con la pelota, se presentó ante el gol en los momentos precisos e hizo de la sobriedad virtud para ganar con solvencia sin alegrar la vista de su afición.


Al Madrid le está costando cambiar la piel tras despeñarse en el Clásico. Todo en el equipo de Benítez tiene un aire de aburrida ortodoxia y de preocupante falta de emoción. En Eibar le sostuvo un dominio indiscutido pero con cierta sosería y un gol de Bale en el momento oportuno, para él y para el equipo.

Esta vez sí jugo James, lo que evitó otro incendio y hasta que Colombia llamase a consultas a su embajador, aunque volvió a ser el primer relevado, hecho que enturbia el alto el fuego. Pero el Madrid sólo quedo legitimado por el juego de Modric, un centrocampista crucial, capaz de armar el equipo y de saltarse dos líneas con un pase. Bueno en el juego estático y magnífico también en carrera. Conviene que no se resfríe. Agarrado a él mandó el Madrid, con Kovacic como escudero, ante un Eibar esforzado, inteligente y con actitud. Fue un rival con espinas y bien adiestrado, que fue dejando balizas de valor en el encuentro. Puso arriba su defensa para no verse empujado frente a Riesgo y dejó que el resto fuera robar y correr. Con eso se mantuvo en pie durante muchos minutos.

El empeño de sus dos mediocentros, Escalante y Dani García, dos futbolistas de gran interés táctico, dificultó la maniobrabilidad del Madrid, que espació mucho su brillantez y sus llegadas. Danilo atacó mejor por la izquierda que por la derecha, aunque su último pase resultase de poco provecho. No es Marcelo, el himno de la alegría de este Madrid.

Bale se escurrió de la izquierda en cuanto pudo. Le fue peor cuanto más se alejaba de esa banda, donde su estancia debe parecerle una renuncia a lo que de verdad quiere ser y no es. Kroos perdió iluminación con el paso de los minutos y Cristiano Ronaldo no acaba de volver. El cambio de papel, con Benzema enterrado en su proceso judicial, ha coincidido con un cierto desvanecimiento físico. Lo uno y lo otro le han quitado un buen puñado de goles. Erró dos mano a mano con Riesgo, le privaron de un penalti, marcó otro que le hicieron a Lucas Vázquez y le puso demasiadas malas caras al partido.

Hubo, en cualquier caso, un antes y un después del gol de Bale, en centro preciso y difícilmente defendible de Modric. Con el 0-1, cuarto gol del galés en 17 partidos con Benítez, el Eibar abandonó el sometimiento a ese juego de pocos toques del Madrid y se alborotó. Por momentos el equipo blanco se vio en los mismos aprietos finales de Sevilla o de Lviv, pero el entrañable Eibar tiene poca potencia de fuego, más sin el lesionado Bastón. Probó tres veces de lejos el japonés Inui, pero cuando se vio abandonado por las fuerzas ya no tuvo respuesta ante un adversario reconfortado de nuevo con la pelota y también con las ocasiones. En ese apacible final colaboró Lucas Vázquez, que ha respondido siempre a cualquier llamada, por breve que haya sido. Acabó de lateral derecho cuando Carvajal sufrió la decimosexta lesión muscular del curso sin que hayamos llegado a diciembre. Eso sí que merece una comisión de investigación.

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