Mucha Premier ante una Inglaterra sin Wayne Rooney


Madrid, AS
El Rico Pérez estará lleno esta noche. En tres horas se agotaron la mayor parte de las entradas hace días y las que se pusieron a la venta ayer duraron un suspiro. Casi 30.000 gargantas animarán a España.
Vivió Inglaterra mejores tiempos, lejanos, y también España, cercanos, pero es fácil cogerle gusto al duelo. Quizá porque siempre apeteció perfeccionar la obra de la madre que parió al juego del gol de Zarra (o antes, que la Selección ya ganó el primer duelo, en 1929) a nuestros días, quizá porque siempre le vimos como un depredador natural.


En cualquier caso, el compromiso llega desvestido de dramatismo y en un escenario, Alicante, que no era el inicialmente previsto. La Federación regateó al Bernabéu para evitarle una tunda mayúscula a Piqué antes del Clásico. Hoy, visto el entrenamiento en el Rico Pérez (pitos moderados), se prevé sinfonía menor, que no paz definitiva, entre la afición y el central catalán.

Otra gracia del partido es que, por efecto de la globalización, siete futbolistas españoles disputan la Premier League (De Gea, Azpilicueta, Cesc, Cazorla, Mata, Diego Costa y Pedro), aunque sólo dos estarán en el once de salida. No cabe, pues, alegar sorpresa o desconocimiento ante un adversario que emprende su enésima reconstrucción. Perdida la generación de Gerrard y Lampard, que ofreció mejores futbolistas que resultados, parece cambiar el viento. Roy Hodgson, de 68 años, hábil para los idiomas (maneja cinco) y muy apreciado por el madridismo porque forzó la venta de Roberto Carlos al club blanco cuando dirigía al Inter por una ganga (600 millones de pesetas), fracasó en el Mundial, pero desde entonces no ha perdido un partido ni un punto en la fase de clasificación.

Rival renovado. Fue la primera selección en ingresar en la Eurocopa y sólo ha encajado tres goles en 2015 con un equipo joven y con aspiraciones de mejora: siete de los convocados son menores de 23 años y trece han disputado menos de diez partidos con el equipo nacional. Buenas sensaciones exageradas con la chulería de no alinear a Rooney (en horas bajas) y reservarle para el amistoso ante Francia, y de ahorrarse también al pichichi de la Premier, Vardy, goleador de explosión tardía al que su temporada en el Leicester da para un guión de Disney. En cualquier caso, jugarán Kane y Sterling, una pareja con hambre, velocidad, peligro y pólvora.

En la Selección despierta curiosidad el ensayo de Del Bosque, que juntará a Alcácer y Diego Costa. Un goleador sigiloso que mezcla bien con el grupo y otro ruidoso que le debe una (o varias) al seleccionador. Pinta que sólo son compatibles en caso de incendio y el técnico quiere probarlo en un simulacro.

También apetece ver cómo cuaja en el equipo de verdad (el que ganó en Ucrania estaba desfigurado por los remiendos) la magia de Thiago, un futbolista con imán para el público y el relevo natural de Xavi que España necesita encontrar. Sin Silva, el ex del Barça se antoja imprescindible esta noche en un centro del campo construido en La Masía, con Busquets, Cesc e Iniesta.

En cierto modo, el duelo viene a ser el arranque de la Eurocopa para España porque allí asomarán rivales del tamaño del Inglaterra y no de los que sometió en la fase de clasificación. Y se necesitará el punto de tensión que falta en los amistosos. Perdió los tres últimos ante Francia, Alemania y Holanda. Y esas derrotas nunca son indoloras.
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