Merkel no logra consenso entre sus aliados ante la crisis de refugiados

Los cristianodemócratas pactan crear en las fronteras de Alemania “zonas de tránsito” que los socialdemócratas rechazan


Enrique Müller
Berlín, El País
La canciller alemana, Angela Merkel, no logró poner fin este domingo a las profundas diferencias que envenenan las relaciones en el seno del Gobierno de gran coalición a causa de la llegada masiva de refugiados y la forma de afrontar la crisis. Merkel invitó a la sede del Gobierno alemán a los jefes de los otros dos partidos que integran la gran coalición, su aliado bávaro Horst Seehofer (CSU) y el socialdemócrata Sigmar Gabriel (SPD), para buscar un consenso en la acogida de refugiados y, al mismo tiempo, acabar con la peligrosa rebelión en su propio partido y en las filas de la CSU de Baviera.


El encuentro entre los tres líderes políticos en la cancillería solo duró dos horas y llegó a su fin cuando Sigmar Gabriel abandonó la reunión, supuestamente en protesta por la insistencia de los dos partidos democratacristianos en crear “zonas de tránsito” para los refugiados en la frontera alemana.

“Existe un gran número de posiciones comunes y algunas aún necesitan ser aclaradas”, señaló el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert. “Entre ellas se encuentra el tema de las zonas de tránsito”, añadió Seibert, quien señaló que los tres líderes volverán a reunirse el jueves.

Sin embargo, horas después de la declaración del portavoz, Merkel accedió a apoyar la propuesta de la CSU de establecer “zonas de tránsito”, por la que se crearían centros en la frontera alemana donde las autoridades podrán analizar prioritariamente las solicitudes de asilo y facilitar la repatriación de las personas que provienen de los considerados países seguros.

Pero el Gobierno necesita del apoyo del SPD para implementar las zonas de tránsito. Los líderes socialdemócratas rechazan la medida porque consideran que terminarán convirtiéndose en enormes zonas de detención en tierra de nadie. El SPD plantea como alternativa crear centros de registro de peticionarios de asilo por toda Alemania, en los que se coordinarían los procesos de evaluación de solicitudes y se procedería, cuando sea necesario, a la expulsión ordenada de aquellos cuya petición se rechace.

El silencio que mantuvieron Merkel, Seehofer y Gabriel tras la reunión dejó al desnudo que las discrepancias son grandes y varios comentaristas han sugerido que la crisis de los refugiados puede poner en peligro la gran coalición e incluso la permanencia en el poder de la canciller.

La ronda de reuniones que tuvieron lugar este fin de semana en Berlín se inició el sábado por la noche, cuando Merkel recibió en la cancillería a su aliado bávaro Horst Seehofer, quien se ha convertido en el peor enemigo de su aliada y que amenazó con retirar a los tres ministros de su partido del Gabinete federal si Merkel no cambia su política de asilo.

El encuentro entre Merkel y Seehofer duró cinco horas y la ausencia de declaraciones dejó patente que las diferencias persisten. Merkel se niega a cerrar las fronteras de su país, mientras que Seehofer sigue insistiendo en que es la única solución.

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