La yihad que amenaza a África

Los reductos de Al Qaeda en Malí y las adhesiones de grupos al ISIS elevan la alerta por atentados en un continente plagado de terreno fértil al yihadismo


óscar gutiérrez
Madrid, El País
Aclaraba el pasado mes de mayo uno de los hombres más buscados en África, el argelino Mojtar Belmojtar, que el grupo terrorista que lideraba, Al Morabitún, que asumió este viernes la autoría del ataque en Bamako, no había dado su bay'ah (juramento de lealtad) al Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). Sí parece que lo había hecho otro de los hombres fuertes de la organización, Abu Waleed al Sahrawi, quien fuera responsable de MUYAO, grupo de yihadistas saharianos con un papel destacado en el levantamiento en el norte de Malí en 2012 --aún con presencia alrededor de Gao--. Un detalle siquiera en el inmenso mar yihadista que amenaza el norte y centro de África, pero que hizo saltar las alarmas ante la posibilidad de que los yihadistas más peligrosos del Sahel se unieran al grupo árabe más violento del momento.


Porque esa es la amenaza en las fronteras entre el Sáhara y el Sahel ante la que se puede tener que enfrentar cualquier contingente militar en la zona: grupos yihadistas nacidos y escindidos de la antigua Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) --como el propio Belmojtar--. AQMI es aún una de las ramas del grupo financiado antaño por Osama bin Laden que sobrevive en el norte de África con alrededor de un par de cientos de hombres aún en sus filas.

Pero la intervención francesa en 2012 para contener el frente tuareg-yihadista logró al menos dos cosas en el campo terrorista: empujar a muchos milicianos islamistas radicales al sur de Libia, campo fértil hoy para que sigan creciendo --aunque tienen que vérselas con tribus locales--, y dar un duro golpe a AQMI. De ahí la escisión de Jund al Khilafa (Soldados del Califato), principal grupo yihadista vinculado al ISIS en Argelia.

El embrollo de Malí, no obstante, pese a contar como principales amenazas la propia AQMI y la salafista Ansar Dine --poco amigas del acuerdo entre tuaregs y Gobierno del pasado junio-- también responde a la embestida de grupos armados de aparente nuevo cuño como el Frente para la Liberación de Macina, que ya asumió el asalto en un hotel de Sévaré en agosto. Este Frente, según explicaba recientemente el semanario Jeune Afrique (artículo Es el nuevo Boko Haram), estaría liderado por Amadou Koufa, un predicador conocido de Iyad Ag Ghaly, líder de Ansar Dine, uno de los hombres más odiados en Malí.
Las siete vidas del terrorista Belmojtar

Son muchas las veces que chadianos o libios han informado de la muerte del líder terrorista Mojtar Belmojtar, apodado Mr. Marlboro —por trapichear con tabaco en el pasado— o El Tuerto —perdió un ojo en la guerra de Afganistán—. La última vez se le dio por muerto fue el pasado 15 de junio. Según el Gobierno de Tobruk, reconocido por la comunidad internacional, el argelino había caído en un ataque aéreo de EE UU. Nunca apareció el cuerpo.

La Operación Serval, con la que Francia entró en Malí para frenar la rebelión tuareg, fue reemplazada por la Barkhane en agosto de 2014, con la que París pretende frenar la amenaza yihadista en colaboración con Malí, Níger, Burkina Faso, Mauritania y Chad. La operación pretende contener en el norte y, sobre todo, frenar desde el sur. Níger y Chad comparten frontera con Nigeria, el corazón hoy del yihadismo más salvaje de la mano de Boko Haram, secta islamista fundamentalista, con fuerte presencia en el noreste del país y al sur del lago Chad, que el pasado mes de marzo juró lealtad al ISIS. Según el Global Terrorism Index, Boko Haram, que reclama una suerte de emirato, fue el grupo más letal en 2014, con 6.644 muertos --muchos de ellos mujeres y niños--, por encima de los 6.073 del ISIS.

En la franja oriental africana, finalmente, los jóvenes terroristas somalíes--también extranjeros-- de Al Shabab mantienen, aunque debilitados el pulso contra las tropas de la AMISOM. Una pequeña facción de integrantes de este grupo encabezada por Abdul Qadir Mumin, leal hasta ahora a Al Qaeda Central, se adhirió el pasado mes al ISIS, un nuevo detalle de que la batalla por la yihad global pasa por controlar a los grandes grupos terroristas africanos.

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