La huida del turismo golpea a la frágil economía de Egipto

La ocupación hotelera se derrumba en el Sinaí tras el desastre aéreo

Juan Carlos Sanz
Sharm el Sheij, El País
Sharm el Sheij, la perla turística del mar Rojo con más de 200 hoteles y decenas de kilómetros de playas, va camino de convertirse en una ciudad fantasma. La fuga de visitantes internacionales tras la caída de un avión ruso con 224 ocupantes ha vaciado en los últimos 12 días los establecimientos, que rondan un 25% de ocupación, tres veces por debajo de lo habitual en plena temporada alta. Las repercusiones del hundimiento del sector turístico, que representa un 12% del PIB y la mayor fuente de divisas para la economía, no se harán esperar en Egipto, especialmente dada su elevada tasa de paro, mayor entre los jóvenes.


Una recuperación bajo amenaza

La economía egipcia se disponía a crecer este año un 4,2% y un 4,3% en 2016, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), previsiones que ahora están en cuestión.

Aunque la economía había experimentado cierta mejora, el país mantiene un serio problema de desempleo, con una tasa de paro que ronda del 12,7% y del 26% en el caso de los jóvenes.

“De momento no vamos a cerrar, ahora estamos al 36% de ocupación, mientras que hace dos semanas nos encontrábamos al 82%. Dentro de 15 días veremos qué hacemos”, reconocía este martes Mohamed Salem, subdirector del hotel Sharm Meliá, un complejo de cinco estrellas con 468 habitaciones en primera línea de playa. La cadena española cuenta con otro establecimiento de la misma categoría, el Meliá Sinaí. Osama Ibrahim, jefe de recepción, asegura que tampoco va a haber recorte de plantillas por ahora.

Los hoteles visitados por EL PAÍS languidecen en medio de la presencia aburrida de un ejército de camareros, a la vista de policías y guardas de seguridad en sus accesos. El turismo da empleo a un 14% de la población activa egipcia, con sueldos medios de 2.000 libras egipcias mensuales (unos 230 euros) para un camarero. “Tal vez los sueldos puedan ser superiores en El Cairo, y alcanzar las 3.000 libras mensuales, pero en la capital casi nadie encuentra trabajo”, explica el cairota Mustafa Sumi, guía turístico.

Rebaja de las tarifas

El grupo Meliá Hotels International no se plantea cerrar sus hoteles en Egipto, aseguró a Europa Press el consejero delegado de la cadena, Gabriel Escarrer, quien explicó que se está intentado minimizar pérdidas gracias a la flexibilidad de costes y salarial.

“Antes de la Revolución [la revuelta que condujo al derrocamiento del presidente Hosni Mubarak en 2011] facturábamos a los operadores turísticos internacionales 88 dólares (82 euros) por persona y noche, tuvimos que reducir las tarifas hasta los 52 dólares actuales para reactivar el sector, pero ahora tendremos que plantearnos ofrecer nuevos incentivos”, argumenta Mohamed Salem en el vestíbulo con vistas a la bahía y a la isla Tirán.

Al otro extremo de la ensenada, Amro Antas, director del hotel Barceló Tirán Sharm, admite que cuenta con un nivel de ocupación del 25% en sus 345 habitaciones de cinco estrellas. “Hemos puesto en marcha planes de contingencia. Ya hemos cerrado parte del edificio y hemos dado vacaciones a parte de la plantilla. Ahora habrá que esperar para ver cómo evoluciona la situación antes de empezar a hablar de despidos”, detalla el responsable del establecimiento que gestiona desde 2014 la cadena hotelera española. “Somos optimistas, ya hemos superado otras crisis turísticas”, precisa Antar, “estamos situados justo donde comienza una reserva natural, en una zona óptima para la práctica del submarinismo”.

“Sharm el Sheij es la universidad del buceo. Gracias a la barrera de coral se puede explorar el fondo submarino en condiciones excepcionales para observar todos los colores de la vida bajo el mar Rojo”, ratifica Vincenzo Casella, de 47 años, que dejó Roma hace más de dos décadas por la inmersión y ahora dirige una escuela para buceo aledaña al hotel Barceló.

Al otro lado del edificio, Ahmed, de 27 años, mantiene abierta su tienda de artesanía. “Aún no ha venido ningún cliente”, reconocía este martes, “el fin de semana solo entró uno a curiosear”. Seguiré abriendo todos los días hasta que se termine esta crisis, con la ayuda de Dios, Alhamdulilá!”.

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