La capital de la UE, ‘atrincherada’

Bruselas atraviesa su tercer día de alerta máxima con colegios y universidades cerrados
El primer ministro anuncia que mantiene la alerta 4 y refuerza la presencia policial y militar

Belén Domínguez Cebrián
Bruselas, El País
Sólo el frío marca la diferencia entre este lunes 23 de noviembre y un domingo de mediados de agosto en Bruselas. El tercer día de alerta máxima por ataques terroristas "inminentes", según las autoridades belgas, ha dejado la ciudad vacía. Los niños —con las escuelas cerradas— juegan en casa mientras los adultos han convertido las salas de estar de sus hogares en improvisadas oficinas. EL primer ministro belga, Charles Michel, ha anunciado que se mantiene la máxima alerta en la capital belga y que reforzará la presencia policial y militar en las calles. Estas medidas, podrán permanecer hasta el lunes aunque habrá una evaluación de la situación diaria. Los colegios y el metro comenzarán a funcionar de manera progresiva a partir de este miércoles.


"Mi empresa envió el domingo por la noche un correo electrónico diciendo que trabajara desde casa", señala Berta Matas Güell, de 33 años y empleada en el centro de investigación noruego SINTEF, cuyas oficinas están a dos paradas de metro de las instituciones europeas. Las clases en la Universidad Libre de Bruselas (ULB) han sido canceladas y hay una treintena de guardias de seguridad —no militares— patrullando el mayor campus de la capital. "No hay ni un despacho abierto. Ni la biblioteca", dice uno de ellos que hace la ronda en la solitaria entrada principal, que está cercada con un cordón rojo y blanco.

Lo mismo ocurre con los colegios. El griterío habitual del centro de secundaria de Ma Champagne, en la noble zona de Chatelain, en la comuna de Ixelles, se convertía esta mañana en un extraño silencio atronador. "Yo pienso que esto es una exageración", explica Sonia, húngara de 28 años y regente de una tienda en la misma calle del centro educativo que no ha cerrado ni un solo día desde el pasado viernes. Sonia, que es antropóloga, estuvo la semana pasada en París, justo después de la masacre yihadista en la que 130 personas fueron asesinadas y 350 aún permanecen heridas. "Aquí [en Bélgica] hay mucha psicosis. Pero es interesante la diferencia de actitud entre barrios y zonas", analiza. Ella asegura que "la vida sigue normal" en los barrios, como este, más acomodados. "El centro es una locura", compara.

Lo cierto es que la concentración de fuerzas de seguridad es más evidente en el centro, donde ayer se llevó a cabo una operación policial a pocos metros de la emblemática Grand Place, entre otros puntos de la capital. El resultado: 16 detenidos y el mayor prófugo buscado en toda Europa, Salah Abdeslam, de 26 años, aún en paradero desconocido. La Fiscalía ha comunicado esta tarde que 15 de los 16 detenidos el domingo han sido liberados. Y el operativo continúa, de momento, sin los frutos esperados. Este lunes, la Fiscalía ha confirmado que se han llevado a cabo otras cinco detenciones más, dos de ellas en Lieja, ciudad al este del país.

Las autoridades han comunicado que dos de los arrestados también han ido puestas en libertad. En un principio los medios locales difundieron el rumor de que Abdeslam se podría haber saltado un control policial a bordo de un BMW en esa localidad valona mientras se dirigía a la vecina Alemania. Las autoridades lo han desmentido rápidamente. Hasta ahora, por tanto, los datos son los siguientes: tres días de alerta máxima y el Ejército en la calle, 4 detenidos y ninguno de ellos Salah Abdeslam.

Las grandes arterias, tradicionalmente congestionadas y más aún en un día sin metro, están desiertas. Los tranvías, que sí están operativos por circular sobre la superficie, están vacíos. A medio día, STIB, la empresa de movilidad de la capital, ha informado del cierre de 15 líneas también de autobús, hasta ahora operativas, lo que hace de la ciudad un lugar cada vez más fantasmal. Los comercios hoy sí han abierto sus puertas a la espera de clientes. Las cafeterías de comida rápida notan la menor afluencia de clientela. "Si los empleados del banco están en casa, hoy ya no vienen aquí a tomar el café", explica una dependienta a media mañana.

¿Hasta cuándo? Esta es la pregunta ahora que sobrevuela la mente de muchos ciudadanos. Como de Karin Oliver, asesora del Gobierno balear en Bruselas. Confiesa estar "asustada" pero entiende, como muchos otros, que la situación no se puede alargar para siempre porque, entre otras cosas, "genera inseguridad". El titular belga de Interior, Jan Jambon, ha declarado a la cadena pública francófona RTBL, sin embargo, que la alerta se extenderá "hasta que sea necesario". Theofanis Kakarnias, consultor de APCO, lo tiene claro: "mientras mi empresa me dé la posibilidad de trabajar desde casa y la situación siga así, lo haré".

La vida comunitaria continúa

B. D. C, Bruselas

A pesar de la máxima alerta, la maquinaria comunitaria continúa. Las instituciones —Consejo, Parlamento y Comisión— permanecen abiertas aunque con una mayor presencia policial y militar. Los funcionarios, sin embargo, tienen la opción de trabajar desde casa si así lo desean hasta que El Centro de Crisis belga informe sobre una nueva evaluación.

El Consejo de Educación de los 28 y el Eurogrupo —la reunión de los 19 ministros de Economía y Finanzas de la zona euro— continúan programados y si modificación alguna.

Los funcionarios de la OTAN, cuyo secretariado general se encuentra a las afueras de la capital, han sido informados también de la posibilidad, hoy, de trabajar desde casa.

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