Koke pone segundo al Atlético

Madrid, As
Primer minuto y el aire del Atlético ya era otro. Y no sólo por el cambio de traje, con Koke en el centro, por delante de Gabi y Tiago, Griezmann a la derecha, Carrasco a la izquierda y Torres arriba, ese 4-3-3 que parece que le sienta mejor a su talento. Eran las sensaciones. Dominaba y quería querer el balón. Primera jugada y trenza una jugada larga, con pases y triangulaciones a los pies de Adán. Minuto 5 y Bruno le quita como puede un balón a Torres en la frontal cuando éste ya tenía la pierna cargada para disparar. Minuto 7 y Carrasco le roba el balón a Xavi Torres, dispara Torres desde la derecha, rechaza Adán y el balón regresa a los pies de Koke. Gol. Ni que decir tiene que se venía venir.


Se intuía, por mucho cemento que Mel pusiera en su centro del campo porque en realidad su trivote era sólo uno: N’Diaye, porque Digard ni la olía y a Xavi Torres cada vez que tocaba el balón la grada le pitaba. Así estaba el chaval. Y el Atlético, mientras, a lo suyo. . Con las líneas muy juntas, presionando muy bien y con la ideas muy clara. Las sombras de los últimos partidos (léase Deportivo, Astana y Sporting) habían desaparecido. Un detalle: marcó y se fue a por el segundo. Nada de recular y esconderse atrás. Y lo hacía, además, jugando muy bien afútbol.

Y mucha culpa la tuvo Carrasco, ahora mismo el mejor rojiblanco. Fuerte en la izquierda con Filipe (estupendo ayer) y con Koke cerca, como interior, el juego del Atlético iba por ahí. Combinaban, triangulaban y se multiplicaban. Las ocasiones se sucedían. Las rojiblancas, con un Tiago (otra vez) inmenso y un Torres fresco, jugando siempre al primer toque. Perdonó Griezmann el segundo tras una buena pared con Torres en el 23’. Y perdonó Carrasco al filo del descanso, al lanzar el balón al lateral de la red tras una asistencia estupenda de Koke. Oblak, mientras, podía haber estado tomando un café. En la primera parte sólo tuvo que parar un chut de Cejudo que le fue manso a las manos y mirar hacia arriba para ver como se iba a la grada un disparo de N’Diaye.

El Betis salió de la caseta en la segunda parte con un cambio obvio (Ceballos por Xavi Torres). Y, en los primeros minutos, el guión parecía el mismo pero una jugada lo cambió todo: Godín saltó en el área para rematar de cabeza una falta y Adán, que llegaba tarde, chocó frente con frente con él. Los dos cayeron al suelo fulminados. Uno (Godín) con sangre en la frente. Y el otro (Adán) comprobando si tenía todos los dientes en su sitio y el pie derecho maltrecho al caer. El partido se detuvo unos minutos y la magia rojiblanca se esfumó. El Betis tuvo su primera ocasión de verdad cinco minutos después, un disparo de Cejudo desde la frontal que se iba a la escuadra. Pero Oblak no estaba tomando café. Estaba. Y tuvo la suya de cada partido.

Los minutos que sucedieron sirvieron para ver que Godín está hecho de titanio porque al choque con Adán, sumó un cabezazo de N’Diaye que a otro lo envía al hospital. A Godín no, claro: tres minutos después remataba de cabeza un saque de falta de Koke. Simeone quitó a Torres, que estaba siendo de lo mejor del Atlético sobre el césped. Aquí un apunte: para juzgarle como futbolista y no como ídolo debe darle más confianza. Y, de momento, El Niño no ha jugado un partido completo. Así es difícil marcar el gol cien o marcar, a secas. Y renovar, aún más complicado.

Vietto salió en su lugar, pero no le mejoró. Ceballos le había dado otro aire al Betis en la segunda parte, que buscaba hacer daño a la contra. Y mientras, el Atlético se perdía en lo de siempre. Igual que juegue al 4-3-3, al 4-4-2 (como hizo desde el 60’) o al corre, corre que te pillo, que no sabe rematar los partidos y siempre acaba sufriendo. Ayudó el árbitro, que no pitó un posible penalti de Westermann a Griezmann. Y ayudó también la madera, adonde se fue un disparo cruzado del francés tras una jugada de Vietto que lo hizo todo bien menos lo último: rematar. El Betis, que terminó jugando con 10 porque Digard le lesionó cuando Mel ya había hecho todos los cambios, se volcó sobre la portería de Oblak y el partido se convirtió en un correcalles, con Óliver perdido y Griezmann fallando ocasiones que rara vez falla. Acabó el Atlético pidiendo la hora y haciendo barrera ante la portería de Oblak. Un sufrimiento innecesario después de los primeros 60’ minutos. Pero así es el Atleti. Todo gusta más cuando cuesta y hoy mirará la clasificación y será segundo. Por encima del Madrid. Y, al final, eso es lo que cuenta.

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