Kirchner y Macri se reúnen 40 minutos sin acordar ni la transición
El presidente electo asegura molesto que la cita "no valió la pena" porque no se pactó nada
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
Todo en Argentina en estos días es una gran novedad. Después de años de enfrentamiento total entre el Gobierno y la oposición, la primera reunión entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri generó una enorme expectativa. Pero fue un rotundo fracaso, al menos según las primeras declaraciones del presidente electo en el canal de televisión TN. “La reunión no valió la pena, no habíamos planteado un temario”, aseguró Macri visiblemente molesto. “Fue cordial pero muy breve”, insistió. ¿Ni siquiera acordaron un grupo de ministros para que se pongan de acuerdo en la transición?, le preguntaron incrédulos los periodistas. “No, me dijo va a poner un ministro para el traspaso del 10 de diciembre pero no me dijo quién. No vale la pena seguir sobre este tema, si me quieren preguntar de otro”, contestó Macri casi indignado, descolocado ante el resultado de la primera reunión en la residencia presidencial de Olivos. "Este tema no da para más", llegó a decir.
La salida de la quinta de Olivos ya había sido complicada. El Gobierno no puso al servicio de Macri ni siquiera una sala de prensa, por lo que el presidente electo intentó hablar ante los periodistas a las puertas de la residencia. La aglomeración de cámaras y público fue de tal calibre que tuvo que suspender por seguridad esas declaraciones y se marchó por la puerta de atrás. El Gobierno de Fernández de Kirchner ni siquiera distribuyó una foto oficial del encuentro.
En un ambiente de tensión creciente que augura un traspaso de poderes muy complicado, Macri aseguró que lo único positivo que había sacado de la cita es que la presidenta va a participar “como corresponde” en la ceremonia de traspaso de poderes en el Congreso argentino. En Buenos Aires se rumoreaba la posibilidad de que la presidenta alegara una indisposición para mandar a su vicepresidente, el imputado Amado Boudou, a entregar la banda y el bastón presidencial a Macri. Él confirmó que ella estará allí y los argentinos podrán ver esa foto especialmente simbólica de la máxima representante del kichnerismo entregando el poder por primera vez en la historia reciente de Argentina a alguien que no es ni radical ni peronista.
Le preguntaron si no le había pedido a Fernández de Kirchner que forzara la salida de dos cargos clave como el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, y la fiscal general, Alejandra Gils Carbó. Ambos tienen mandato más allá del 10 de diciembre, cuando asume Macri, pero él exige que dimitan. “La reunión fue cordial, me había convocado para hacerme una felicitación personal, no valió la pena sacar esos temas”, insistió el presidente electo, muy preocupado por el poco tiempo que tiene para hacer la transición y la realidad económica que teme encontrarse, a lo que se añade que el kirchnerismo no parece dispuesto a colaborar para hacer una transición tranquila. “Es una locura, quedan apenas 8 días hábiles para conformar el equipo. Estamos abocados a trabajar 24 horas”, se quejó Macri.
Poco antes, en otra entrevista en el Canal 26, Macri había mostrado su preocupación por lo que se va a encontrar. “Parece ser que los dólares se acabaron. El banco central está pelado. El cepo cambiario tuvo un efecto mientras había dólares. Pero estamos en cero”. Aún así insistió en que en realidad no lo sabe. “Estamos volando sin instrumentales, no sabemos cuáles son los números”.
También habló de una de sus principales promesas, la de pedir la aplicación de la cláusula democrática en Mercosur para Venezuela por el encarcelamiento del opositor Leopoldo López. “Voy a llevarlo a la cumbre de Asunción el 21 de diciembre y espero que Brasil revea su posición”, aseguró en referencia al rechazo a esta idea que ya ha trasladado el Gobierno de Dilma Rousseff.
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
Todo en Argentina en estos días es una gran novedad. Después de años de enfrentamiento total entre el Gobierno y la oposición, la primera reunión entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri generó una enorme expectativa. Pero fue un rotundo fracaso, al menos según las primeras declaraciones del presidente electo en el canal de televisión TN. “La reunión no valió la pena, no habíamos planteado un temario”, aseguró Macri visiblemente molesto. “Fue cordial pero muy breve”, insistió. ¿Ni siquiera acordaron un grupo de ministros para que se pongan de acuerdo en la transición?, le preguntaron incrédulos los periodistas. “No, me dijo va a poner un ministro para el traspaso del 10 de diciembre pero no me dijo quién. No vale la pena seguir sobre este tema, si me quieren preguntar de otro”, contestó Macri casi indignado, descolocado ante el resultado de la primera reunión en la residencia presidencial de Olivos. "Este tema no da para más", llegó a decir.
La salida de la quinta de Olivos ya había sido complicada. El Gobierno no puso al servicio de Macri ni siquiera una sala de prensa, por lo que el presidente electo intentó hablar ante los periodistas a las puertas de la residencia. La aglomeración de cámaras y público fue de tal calibre que tuvo que suspender por seguridad esas declaraciones y se marchó por la puerta de atrás. El Gobierno de Fernández de Kirchner ni siquiera distribuyó una foto oficial del encuentro.
En un ambiente de tensión creciente que augura un traspaso de poderes muy complicado, Macri aseguró que lo único positivo que había sacado de la cita es que la presidenta va a participar “como corresponde” en la ceremonia de traspaso de poderes en el Congreso argentino. En Buenos Aires se rumoreaba la posibilidad de que la presidenta alegara una indisposición para mandar a su vicepresidente, el imputado Amado Boudou, a entregar la banda y el bastón presidencial a Macri. Él confirmó que ella estará allí y los argentinos podrán ver esa foto especialmente simbólica de la máxima representante del kichnerismo entregando el poder por primera vez en la historia reciente de Argentina a alguien que no es ni radical ni peronista.
Le preguntaron si no le había pedido a Fernández de Kirchner que forzara la salida de dos cargos clave como el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, y la fiscal general, Alejandra Gils Carbó. Ambos tienen mandato más allá del 10 de diciembre, cuando asume Macri, pero él exige que dimitan. “La reunión fue cordial, me había convocado para hacerme una felicitación personal, no valió la pena sacar esos temas”, insistió el presidente electo, muy preocupado por el poco tiempo que tiene para hacer la transición y la realidad económica que teme encontrarse, a lo que se añade que el kirchnerismo no parece dispuesto a colaborar para hacer una transición tranquila. “Es una locura, quedan apenas 8 días hábiles para conformar el equipo. Estamos abocados a trabajar 24 horas”, se quejó Macri.
Poco antes, en otra entrevista en el Canal 26, Macri había mostrado su preocupación por lo que se va a encontrar. “Parece ser que los dólares se acabaron. El banco central está pelado. El cepo cambiario tuvo un efecto mientras había dólares. Pero estamos en cero”. Aún así insistió en que en realidad no lo sabe. “Estamos volando sin instrumentales, no sabemos cuáles son los números”.
También habló de una de sus principales promesas, la de pedir la aplicación de la cláusula democrática en Mercosur para Venezuela por el encarcelamiento del opositor Leopoldo López. “Voy a llevarlo a la cumbre de Asunción el 21 de diciembre y espero que Brasil revea su posición”, aseguró en referencia al rechazo a esta idea que ya ha trasladado el Gobierno de Dilma Rousseff.