Keylor es el líder
El primer puesto del Madrid en la Liga es obra de un hombre de determinación mística, compañero afable y tenaz organizador de concursos de baile
Diego Torres, El País
Keylor Navas y su padre Freddy recuerdan la epifanía con las mismas palabras. Cierto día fueron juntos al estadio a ver jugar a la selección de Costa Rica. El chico tenía seis años y se sintió sobrecogido al ver la impresión que causó en el público una parada acrobática de Lester Morgan, el portero del equipo nacional. Fascinado, Keylor se volvió a Freddy: “Yo quiero ser como él”.
Dieciocho años más tarde, en el verano de 2010, fichó por el Albacete. El entrenador de porteros del equipo manchego, que entonces luchaba por no bajar a Segunda B, se asombró. “Nos sorprendió su ambición”, dice Carlos Cano. “Cuando llegó, lo primero que me dijo fue que él iba a trabajar para llegar a ser un portero de primer nivel. Que él no venía a pasar el tiempo”.
En el verano de 2011 fichó por el Levante. Allí permaneció dos temporadas a la sombra de Gustavo Munúa. En 2014, en el vestuario del Levante recuerdan a Luis Llopis, el preparador de porteros, retándole. “Este es un tema mental”, le decía; “tú vas a demostrar que eres el portero del Levante”. Cuando empezó a jugar como titular, Llopis elevó el escalón: “Ahora vas a demostrar que eres el mejor portero de la Liga”. Cuando el sorteo del Mundial de Brasil emparejó a Costa Rica con Inglaterra, Italia y Uruguay, las apuestas de Llopis rompieron la banca: “Ahora vas a demostrar que eres el mejor del Mundial”.
“El grupo de Costa Rica era complicadísimo”, rememora Joaquín Caparrós. “Pero cuando se enteró del sorteo le gustó. ¡Pensó que así le iban a ver!”.
Joaquín Caparrós fue el primer entrenador que le dio la titularidad en la Liga. “Decidió no ir con su selección en la pretemporada. Su afán era jugar muchos partidos para poder ser titular en el Mundial. Era espectacular ver cómo entrenaba diariamente y a partir de ahí se fue ganando la credibilidad de todos sus compañeros”, rememora. Acabó la Liga 2013-14 con 160 paradas y una efectividad en la relación de remates y atajadas del 80%. Ningún portero reunía semejante estadística. Mejoró el ratio en el Mundial de Brasil, en donde paró 21 de los 23 remates que le hicieron entre los tres palos. La FIFA le concedió el Guante de Oro.
Ni el día de su boda con Andrea le vieron beber alcohol. Sus amigos vinculan la convicción de Keylor a su religiosidad y al sentido de misión. Él suele expresarlo abiertamente. La portería es un vehículo: “Dios me ha dado un don por algo; y yo debo ofrecer lo mejor de mí mismo en retribución”. Los evangelistas se molestaron cuando se casó por el rito católico. A Keylor le resultó indiferente. “Yo solo creo en Dios”, dice. Como los místicos, pone la liturgia en segundo plano. Es un lector fervoroso de la Biblia y recita sus pasajes de memoria.
El único vicio que se le presume es el baile. En el Levante se hicieron célebres las sesiones de bachata en su casa de Valterra. Organizaba concursos de danzas tropicales en el garaje. Contrataba una pareja profesional de maestros e invitaba a toda la plantilla a acudir. Los más habituales eran Pape Diop, Juanfran, Ángel Rodríguez y Rodas. “Tiene sangre caliente y se mueve muy bien. Aprendíamos de él y de Andrea”, dice Ángel, ahora en el Zaragoza.
“No puedes estar mucho tiempo con Keylor sin reírte”, señala Ángel. Cuando no compite, fuera del campo de entrenamiento, donde exhibe una seriedad casi lúgubre, el costarricense es un tipo cariñoso y aglutinador. En el Madrid ha hecho amistad con Marcelo, Pepe, James, Modric y Benzema. Dicen sus colegas que la extraña certeza que muestra respecto a su condición de futbolista predestinado jamás se ha confundido con arrogancia. Respeta e intimida a partes iguales. Pero ahora se lo toman muy en serio. Después de 10 jornadas disputadas se puede afirmar que junto con Messi y Neymar ha sido el jugador más influyente en la clasificación de la Liga.
Balaídos es el aro de fuego. El Celta remató cinco veces contra portería del Barça y marcó cuatro goles. Resultado final: 4-1. Luego remató siete veces contra la portería del Madrid y metió uno. Resultado final: 1-3.
El Madrid es líder gracias al guardameta que estuvo a punto de traspasar. Keylor nunca podrá olvidar que en la tarde del pasado 31 de agosto firmó su contrato con el Manchester United. Esa noche, cuando la operación se frustró, no pudo reprimir las lágrimas. Algo tan extraño en un tipo duro como él que los amigos que compartieron esos momentos nunca pensaron que le verían llorar. “Mentalmente ha demostrado que es muy fuerte”, asegura Carlos Cano. “De otro modo no se habría sobrepuesto así”.
Diego Torres, El País
Keylor Navas y su padre Freddy recuerdan la epifanía con las mismas palabras. Cierto día fueron juntos al estadio a ver jugar a la selección de Costa Rica. El chico tenía seis años y se sintió sobrecogido al ver la impresión que causó en el público una parada acrobática de Lester Morgan, el portero del equipo nacional. Fascinado, Keylor se volvió a Freddy: “Yo quiero ser como él”.
Dieciocho años más tarde, en el verano de 2010, fichó por el Albacete. El entrenador de porteros del equipo manchego, que entonces luchaba por no bajar a Segunda B, se asombró. “Nos sorprendió su ambición”, dice Carlos Cano. “Cuando llegó, lo primero que me dijo fue que él iba a trabajar para llegar a ser un portero de primer nivel. Que él no venía a pasar el tiempo”.
En el verano de 2011 fichó por el Levante. Allí permaneció dos temporadas a la sombra de Gustavo Munúa. En 2014, en el vestuario del Levante recuerdan a Luis Llopis, el preparador de porteros, retándole. “Este es un tema mental”, le decía; “tú vas a demostrar que eres el portero del Levante”. Cuando empezó a jugar como titular, Llopis elevó el escalón: “Ahora vas a demostrar que eres el mejor portero de la Liga”. Cuando el sorteo del Mundial de Brasil emparejó a Costa Rica con Inglaterra, Italia y Uruguay, las apuestas de Llopis rompieron la banca: “Ahora vas a demostrar que eres el mejor del Mundial”.
“El grupo de Costa Rica era complicadísimo”, rememora Joaquín Caparrós. “Pero cuando se enteró del sorteo le gustó. ¡Pensó que así le iban a ver!”.
Joaquín Caparrós fue el primer entrenador que le dio la titularidad en la Liga. “Decidió no ir con su selección en la pretemporada. Su afán era jugar muchos partidos para poder ser titular en el Mundial. Era espectacular ver cómo entrenaba diariamente y a partir de ahí se fue ganando la credibilidad de todos sus compañeros”, rememora. Acabó la Liga 2013-14 con 160 paradas y una efectividad en la relación de remates y atajadas del 80%. Ningún portero reunía semejante estadística. Mejoró el ratio en el Mundial de Brasil, en donde paró 21 de los 23 remates que le hicieron entre los tres palos. La FIFA le concedió el Guante de Oro.
Ni el día de su boda con Andrea le vieron beber alcohol. Sus amigos vinculan la convicción de Keylor a su religiosidad y al sentido de misión. Él suele expresarlo abiertamente. La portería es un vehículo: “Dios me ha dado un don por algo; y yo debo ofrecer lo mejor de mí mismo en retribución”. Los evangelistas se molestaron cuando se casó por el rito católico. A Keylor le resultó indiferente. “Yo solo creo en Dios”, dice. Como los místicos, pone la liturgia en segundo plano. Es un lector fervoroso de la Biblia y recita sus pasajes de memoria.
El único vicio que se le presume es el baile. En el Levante se hicieron célebres las sesiones de bachata en su casa de Valterra. Organizaba concursos de danzas tropicales en el garaje. Contrataba una pareja profesional de maestros e invitaba a toda la plantilla a acudir. Los más habituales eran Pape Diop, Juanfran, Ángel Rodríguez y Rodas. “Tiene sangre caliente y se mueve muy bien. Aprendíamos de él y de Andrea”, dice Ángel, ahora en el Zaragoza.
“No puedes estar mucho tiempo con Keylor sin reírte”, señala Ángel. Cuando no compite, fuera del campo de entrenamiento, donde exhibe una seriedad casi lúgubre, el costarricense es un tipo cariñoso y aglutinador. En el Madrid ha hecho amistad con Marcelo, Pepe, James, Modric y Benzema. Dicen sus colegas que la extraña certeza que muestra respecto a su condición de futbolista predestinado jamás se ha confundido con arrogancia. Respeta e intimida a partes iguales. Pero ahora se lo toman muy en serio. Después de 10 jornadas disputadas se puede afirmar que junto con Messi y Neymar ha sido el jugador más influyente en la clasificación de la Liga.
Balaídos es el aro de fuego. El Celta remató cinco veces contra portería del Barça y marcó cuatro goles. Resultado final: 4-1. Luego remató siete veces contra la portería del Madrid y metió uno. Resultado final: 1-3.
El Madrid es líder gracias al guardameta que estuvo a punto de traspasar. Keylor nunca podrá olvidar que en la tarde del pasado 31 de agosto firmó su contrato con el Manchester United. Esa noche, cuando la operación se frustró, no pudo reprimir las lágrimas. Algo tan extraño en un tipo duro como él que los amigos que compartieron esos momentos nunca pensaron que le verían llorar. “Mentalmente ha demostrado que es muy fuerte”, asegura Carlos Cano. “De otro modo no se habría sobrepuesto así”.