Juliana Awada, una empresaria de la moda

La futura primera dama, de 41 años, 15 menos que Macri, es el centro de atención de la prensa rosa

Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
Juliana Awada, de 41 años, es la tercera esposa del futuro presidente de Argentina, Mauricio Macri, 15 años mayor que ella. Bella y elegante, de esporádicas apariciones en las portadas de la prensa rosa de su país, ha acompañado a su marido junto con su hija de cuatro años, Antonia, en casi todos los viajes de la campaña electoral, pero solo en las últimas semanas apareció en entrevistas de televisión para apoyarlo sin apenas hablar de política. Empresaria de la moda, fue sobreseída en causas por presunta contratación de talleres textiles clandestinos con explotación laboral.


Los padres de Awada se dedicaban al negocio de la ropa. Abraham Awada, ya fallecido, era un inmigrante libanés de religión musulmana, pero que no transmitió la religión a sus cinco hijos. Juliana es católica. Su madre, Elsa Baker, de 79 años, sigue al frente de la marca de ropa femenina Awada. La futura primera dama es accionista y diseñadora de esa empresa.

Juliana Awada fue a un colegio bilingüe, como su marido. Al terminarlo estudió inglés una temporada en Oxford y después se dedicó al negocio familiar. Con su madre viajaba por Europa y EE UU a la caza de colecciones. Suele usar un bolso Hermès de 12.000 dólares, como el que luce la actual presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.

Awada tuvo un breve matrimonio de joven. Después estuvo en pareja diez años con un conde belga con inversiones en tierras en Argentina, con el que tuvo a su primera hija, Valentina. En 2009, comenzó su relación con el exempresario, entonces alcalde de Buenos Aires y futuro presidente argentino cuando frecuentaban un gimnasio del aristocrático Barrio Parque, en donde tienen sus mansiones. Macri dejó entonces a su anterior novia.

La empresaria y el alcalde se casaron en 2010 y al año siguiente tuvieron a Antonia. En un país en el que los políticos suelen ir a programas televisivos de entretenimiento en los que hablan hasta de cuestiones íntimas, a Awada le preguntaron qué tal era Macri en la cama y ella contestó: "¿No me ves la cara de contenta que tengo?". “Mi mujer tiene demasiado sexo, es insaciable”, contó Macri en otra entrevista en 2013. Ese mismo año fueron los dos a Roma a ver al nuevo papa Francisco. Las imágenes de ambos besándose o jugando con su hija hacen las delicias de la prensa argentina.

En 2012, un político amigo del Papa, Gustavo Vera, denunció a Awada ante la justicia con un vídeo en el que mostraba un taller clandestino que fabricaba ropa para Cheeky, la marca de ropa infantil de un hermano de la futura primera dama. Vera, que también ha denunciado a otro centenar de compañías, decía que la empresaria dirigía Cheeky y diseñaba su ropa. Ella lo negó y fue sobreseída por la justicia. Su hermano Daniel fue finalmente imputado en 2014 en una causa que acumula denuncias desde hace ocho años.

El próximo 10 de diciembre, cuando Macri asuma el poder, Juliana Awada se mudará con su familia a la Quinta de Olivos (residencia presidencial de Argentina). Seguramente ella y su hija Antonia serán el centro de las miradas de la prensa del corazón. Pero la futura primera dama no tiene ambiciones políticas, como las tuvieron las esposas de otros recientes presidentes argentinos, Néstor Kirchner (2003-2007) y Eduardo Duhalde (2002-2003).

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