Irán condena a un periodista de EEUU, sin aclarar a cuántos años
Jason Rezaian, que trabajaba para 'The Washington Post', está detenido desde 2014
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Un portavoz judicial iraní ha reconocido este domingo que el periodista irano-estadounidense Jason Rezaian está condenado a prisión, según ha informado la agencia de noticias estatal IRNA. El responsable no ha revelado sin embargo la duración de la condena, que se le impuso el pasado octubre por “espionaje y propaganda contra la República Islámica de Irán” en un juicio secreto y de cuyo resultado Rezaian se enteró por la televisión. El caso pone de relieve las tensiones políticas internas dentro de Irán y constituye un punto de fricción para las nacientes relaciones entre ese país y EE UU.
“La sentencia de Jason Rezaian incluye pena de cárcel, pero no puedo dar detalles”, ha declarado el portavoz de la Judicatura, Gholamhosein Mohseni Ejei, durante una conferencia de prensa. A mediados de octubre, Ejei dijo que se le había declarado culpable y que tenía 20 días para apelar. Ahora ha confirmado que se le condenó por las acusaciones de espionaje y dado a entender que los detalles se darán a conocer en el futuro.
La noticia ha sorprendido a la propia abogada del periodista, Leila Ahsan, quien ha declarado no tener noticias ni del veredicto ni de sus detalles. Ahsan, a quien no se ha permitido acceder a las pruebas contra su cliente, tiene prohibido hablar del caso.
Rezaian, de 39 años y que desde 2012 era el corresponsal de The Washington Post en Teherán, fue detenido en julio de 2014 junto a su mujer, Yeganeh Salehi, también periodista, y a un matrimonio de fotógrafos amigos de la pareja. Todos excepto él quedaron posteriormente en libertad bajo fianza. Solo nueve meses después, las autoridades iraníes dieron a entender que afrontaba cuatro cargos, entre ellos espionaje y propaganda contra la República Islámica de Irán.
Tanto su familia como The Washington Post han negado enérgicamente esas acusaciones, que se produjeron durante el proceso de negociación del pacto nuclear que ha enfrentado a los sectores más inmovilistas con el Gobierno del pragmático Hasan Rohani.
“Estamos al tanto de las noticias en los medios iraníes, pero por ahora no tenemos más información. Cada día que Jason permanece en prisión es una injusticia”, ha declarado Douglas Jehl, jefe de internacional del Post. “Después de tener a Jason encarcelado durante 487 días, Irán no ha mostrado ninguna prueba de que haya actuado mal. Su juicio y su sentencia son una vergüenza y debiera ser liberado inmediatamente”.
La situación del periodista constituye además un punto de fricción añadido en las relaciones de Teherán con Washington. Las autoridades estadounidenses han pedido su puesta en libertad y la de otros dos norteamericanos encarcelados. Tanto Rohani como el presidente del Parlamento iraní, Ali Lariyani, han sugerido la posibilidad de un intercambio de estos por iraníes presos en EE UU, aunque no se ha concretado. Tal podría haber sido el objetivo inicial de los ultras que controlan el poder judicial, ya que hay varios iraníes condenados por haber violado la prohibición de transferencia de tecnología militar, el último Mozaffar Khazaee.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha denunciado el uso político del caso de Rezaian. Según esta organización, en Irán hay al menos 65 periodistas y blogueros encarcelados por delitos de carácter político como “hacer propaganda contra el Estado” o “atenta contra la seguridad nacional”. En el último mes, ese número ha superado los 70, ya que al menos otros siete periodistas han sido detenidos.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Un portavoz judicial iraní ha reconocido este domingo que el periodista irano-estadounidense Jason Rezaian está condenado a prisión, según ha informado la agencia de noticias estatal IRNA. El responsable no ha revelado sin embargo la duración de la condena, que se le impuso el pasado octubre por “espionaje y propaganda contra la República Islámica de Irán” en un juicio secreto y de cuyo resultado Rezaian se enteró por la televisión. El caso pone de relieve las tensiones políticas internas dentro de Irán y constituye un punto de fricción para las nacientes relaciones entre ese país y EE UU.
“La sentencia de Jason Rezaian incluye pena de cárcel, pero no puedo dar detalles”, ha declarado el portavoz de la Judicatura, Gholamhosein Mohseni Ejei, durante una conferencia de prensa. A mediados de octubre, Ejei dijo que se le había declarado culpable y que tenía 20 días para apelar. Ahora ha confirmado que se le condenó por las acusaciones de espionaje y dado a entender que los detalles se darán a conocer en el futuro.
La noticia ha sorprendido a la propia abogada del periodista, Leila Ahsan, quien ha declarado no tener noticias ni del veredicto ni de sus detalles. Ahsan, a quien no se ha permitido acceder a las pruebas contra su cliente, tiene prohibido hablar del caso.
Rezaian, de 39 años y que desde 2012 era el corresponsal de The Washington Post en Teherán, fue detenido en julio de 2014 junto a su mujer, Yeganeh Salehi, también periodista, y a un matrimonio de fotógrafos amigos de la pareja. Todos excepto él quedaron posteriormente en libertad bajo fianza. Solo nueve meses después, las autoridades iraníes dieron a entender que afrontaba cuatro cargos, entre ellos espionaje y propaganda contra la República Islámica de Irán.
Tanto su familia como The Washington Post han negado enérgicamente esas acusaciones, que se produjeron durante el proceso de negociación del pacto nuclear que ha enfrentado a los sectores más inmovilistas con el Gobierno del pragmático Hasan Rohani.
“Estamos al tanto de las noticias en los medios iraníes, pero por ahora no tenemos más información. Cada día que Jason permanece en prisión es una injusticia”, ha declarado Douglas Jehl, jefe de internacional del Post. “Después de tener a Jason encarcelado durante 487 días, Irán no ha mostrado ninguna prueba de que haya actuado mal. Su juicio y su sentencia son una vergüenza y debiera ser liberado inmediatamente”.
La situación del periodista constituye además un punto de fricción añadido en las relaciones de Teherán con Washington. Las autoridades estadounidenses han pedido su puesta en libertad y la de otros dos norteamericanos encarcelados. Tanto Rohani como el presidente del Parlamento iraní, Ali Lariyani, han sugerido la posibilidad de un intercambio de estos por iraníes presos en EE UU, aunque no se ha concretado. Tal podría haber sido el objetivo inicial de los ultras que controlan el poder judicial, ya que hay varios iraníes condenados por haber violado la prohibición de transferencia de tecnología militar, el último Mozaffar Khazaee.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha denunciado el uso político del caso de Rezaian. Según esta organización, en Irán hay al menos 65 periodistas y blogueros encarcelados por delitos de carácter político como “hacer propaganda contra el Estado” o “atenta contra la seguridad nacional”. En el último mes, ese número ha superado los 70, ya que al menos otros siete periodistas han sido detenidos.