Europa urge a Grecia a resolver el problema bancario para recibir dinero
El Eurogrupo reclama una recapitalización urgente y otras medidas para liberar 2.000 millones para pagar facturas e inyectar 10.000 millones de fondos europeos en el sector financiero
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Vuelve la habitual sobreabundancia de adversativas con respecto a Grecia. El Eurogrupo —la seudoinstitución en la que se reúnen los ministros de Economía del euro— felicitó este lunes a Atenas por los ajustes realizados desde el verano. Aplaudió la cooperación entre el Gobierno y las instituciones anteriormente conocidas como troika. Alabó la estabilidad política, que ha suavizado la caída del PIB esperada tras la parálisis de los últimos meses y ha reducido el tamaño del agujero jupiterino que se preveía en los bancos. Y, sin embargo, los ministros del euro se negaron la noche de este lunes a liberar los 2.000 millones de euros que esperaba Grecia para pagar las facturas que se acumulan en los cajones, e impuso condiciones para liberar los 10.000 millones que necesitan los bancos. Tras una catarata de buenas palabras, Europa pidió lo de siempre: “Un esfuerzo adicional”, según dijo el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem.
Agujero de 14.400 millones en los bancos
El BCE detectó un agujero de 14.400 millones en los cuatro grandes bancos del país: Alpha,Eurobank, NBG y Banco del Pireo. Los bancos, según fuentes financieras, necesitan obtener de los mercados 1.200 millones; conseguirán unos 3.200 millones con el intercambio de deuda por acciones. El resto del agujero se cubrirá con fondos europeos.
El quid de la cuestión es ahora el sector financiero. Grecia tiene que acelerar la recapitalización de su maltrecho sistema bancario, que ha sufrido por los controles de capital y la recaída en la recesión. El BCE cifró hace unos días las necesidades de las grandes entidades en 14.400 millones, por debajo de los 25.000 que se esperaban. La banca tiene que levantar fondos en los mercados durante las próximas dos semanas —en torno a 5.000 millones—, y Europa tiene listos 10.000 millones adicionales, que solo desembolsará cuando Grecia cumpla a rajatabla todas y cada una de las medidas acordadas. Eso incluye una ley sobre la gobernanza bancaria que reduzca los vínculos entre el sector público y la gestión de los grandes bancos. Y sobre todo un tratamiento menos laxo de los créditos morosos y una normativa más dura sobre desahucios.
Las exigencias de los acreedores de Grecia se topan, una vez más, con la vocación social del Gobierno de Alexis Tsipras, que no quiere retirar la protección a los propietarios de primeras viviendas para no dejar a la gente en la calle, y cuenta con su rol crucial en la crisis de refugiados para que la UE afloje esta vez la presión. El comisario europeo Pierre Moscovici explicó tras el Eurogrupo que Grecia tiene que encontrar una fórmula “que permita proteger a los más vulnerables y a la vez evitar los abusos”. La troika quiere que solo los propietarios de pisos con un valor inferior a 120.000 euros se beneficien de esa protección contra los desahucios. Atenas pretende dejar ese umbral en 200.000 euros, lo que permitiría que el 70% de la población protegida actualmente siguiera bajo el paraguas de esa legislación.
Grecia cumple ya el 80% de las medidas pactadas, y esperaba que el Eurogrupo liberara este lunes 2.000 millones y pusiera puente de plata para elevar los colchones de capital en la banca. Dijsselbloem y Moscovici subrayaron los progresos, pero después afirmaron que el dinero no llegará hasta que Grecia haga todos los deberes. “Hay ciertos retrasos”, se limitó a explicar Dijsselbloem; “hay que acelerar”. Atenas debe cerrar el capítulo bancario antes de fin de año: de lo contrario se aplicaría una nueva normativa que obliga a que el sector privado pague parte de la factura si se inyecta dinero público. Aun así, eso sucederá: los deudores de menor calidad e incluso la deuda senior pasarán por caja, aunque menos de lo que lo harían si Grecia se retrasa hasta el 1 de enero.
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Vuelve la habitual sobreabundancia de adversativas con respecto a Grecia. El Eurogrupo —la seudoinstitución en la que se reúnen los ministros de Economía del euro— felicitó este lunes a Atenas por los ajustes realizados desde el verano. Aplaudió la cooperación entre el Gobierno y las instituciones anteriormente conocidas como troika. Alabó la estabilidad política, que ha suavizado la caída del PIB esperada tras la parálisis de los últimos meses y ha reducido el tamaño del agujero jupiterino que se preveía en los bancos. Y, sin embargo, los ministros del euro se negaron la noche de este lunes a liberar los 2.000 millones de euros que esperaba Grecia para pagar las facturas que se acumulan en los cajones, e impuso condiciones para liberar los 10.000 millones que necesitan los bancos. Tras una catarata de buenas palabras, Europa pidió lo de siempre: “Un esfuerzo adicional”, según dijo el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem.
Agujero de 14.400 millones en los bancos
El BCE detectó un agujero de 14.400 millones en los cuatro grandes bancos del país: Alpha,Eurobank, NBG y Banco del Pireo. Los bancos, según fuentes financieras, necesitan obtener de los mercados 1.200 millones; conseguirán unos 3.200 millones con el intercambio de deuda por acciones. El resto del agujero se cubrirá con fondos europeos.
El quid de la cuestión es ahora el sector financiero. Grecia tiene que acelerar la recapitalización de su maltrecho sistema bancario, que ha sufrido por los controles de capital y la recaída en la recesión. El BCE cifró hace unos días las necesidades de las grandes entidades en 14.400 millones, por debajo de los 25.000 que se esperaban. La banca tiene que levantar fondos en los mercados durante las próximas dos semanas —en torno a 5.000 millones—, y Europa tiene listos 10.000 millones adicionales, que solo desembolsará cuando Grecia cumpla a rajatabla todas y cada una de las medidas acordadas. Eso incluye una ley sobre la gobernanza bancaria que reduzca los vínculos entre el sector público y la gestión de los grandes bancos. Y sobre todo un tratamiento menos laxo de los créditos morosos y una normativa más dura sobre desahucios.
Las exigencias de los acreedores de Grecia se topan, una vez más, con la vocación social del Gobierno de Alexis Tsipras, que no quiere retirar la protección a los propietarios de primeras viviendas para no dejar a la gente en la calle, y cuenta con su rol crucial en la crisis de refugiados para que la UE afloje esta vez la presión. El comisario europeo Pierre Moscovici explicó tras el Eurogrupo que Grecia tiene que encontrar una fórmula “que permita proteger a los más vulnerables y a la vez evitar los abusos”. La troika quiere que solo los propietarios de pisos con un valor inferior a 120.000 euros se beneficien de esa protección contra los desahucios. Atenas pretende dejar ese umbral en 200.000 euros, lo que permitiría que el 70% de la población protegida actualmente siguiera bajo el paraguas de esa legislación.
Grecia cumple ya el 80% de las medidas pactadas, y esperaba que el Eurogrupo liberara este lunes 2.000 millones y pusiera puente de plata para elevar los colchones de capital en la banca. Dijsselbloem y Moscovici subrayaron los progresos, pero después afirmaron que el dinero no llegará hasta que Grecia haga todos los deberes. “Hay ciertos retrasos”, se limitó a explicar Dijsselbloem; “hay que acelerar”. Atenas debe cerrar el capítulo bancario antes de fin de año: de lo contrario se aplicaría una nueva normativa que obliga a que el sector privado pague parte de la factura si se inyecta dinero público. Aun así, eso sucederá: los deudores de menor calidad e incluso la deuda senior pasarán por caja, aunque menos de lo que lo harían si Grecia se retrasa hasta el 1 de enero.