Este es el avión supersónico que quiere sustituir al Concorde
Aerion y Airbus aspiran a entregar en ocho años su jet para pasajeros capaz de superar la velocidad del sonido. En su desarrollo participa la división española de defensa de Airbus
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
El avión privado que viajará más rápido que el sonido empieza a tomar forma sobre el papel tras siete años de letargo. Aerion tiene ya definido el plan para echar a volar el primer prototipo de su avión supersónico en 2021 y así empezar a cubrir el hueco que dejó el Concorde en 2013. En los tiempos que maneja la industria aeroespacial es como decir que está ahí al lado. Pero mientras que el Concorde lo operaban Air France y British Airways, el nuevo modelo supersónico estará solo al alcance de muy pocos bolsillos entre los multimillonarios, y se venderá como jet privado. En el desarrollo de esta aeronave participa la división española de defensa de Airbus, y según un comunicado de Aerion, se va a ampliar ahora esa colaboración.
Detrás de la ambiciosa idea de Aerion está el empresario texano y filántropo Robert Bass. Su fortuna, valorada en 2.700 millones de dólares, que le coloca entre los 200 más ricos de Estados Unidos, la debe en parte a las inversiones que hizo con su conglomerado en la industria del petróleo. Aerion es su última aventura empresarial, que inició en 2004 y que tiene sede en Reno (Nevada). No muy lejos de ahí, en Las Vegas, anunció este lunes que el proyecto sigue vivo y a las pocas horas firmó el primer pedido que le aportará la liquidez para empreder el vuelo.
El futuro avión privado supersónico, que costará unos 120 millones de dólares por unidad (113 millones de euros al cambio actual) tiene como socio principal al consorcio europeo Airbus. Las primeras ideas empezaron a florecer en 2002, antes de que el Concorde fuera retirado de servicio. La posterior crisis financiera lo dejó en letargo. Ahora, sin embargo, el viento sopla de cola para que pueda seguir adelante. “Contamos ya con la solución técnica para hacerlo realidad”, afirma Ken McKenzie, ejecutivo de Airbus.
El proyecto Aerion, que conectará las dos costas del Atlántico en cuatro horas, renace justo en un momento en el que se da ya casi por muerto el mítico Jumbo. El B747 de Boeing abrió los vuelos intercontinentales a las masas. Airbus trató de replicar su éxito con el A380. Pero el desarrollo tecnológico permitió que las aeronaves más pequeñas puedan volar más lejos y más rápido, y gastando mucho menos combustible que estos gigantes que surcan el cielo sobre los océanos con cuatro motores colgados de las alas.
Cessna acaba de presentar en esa misma feria aeronáutica que se celebra en Las Vegas el Citation Hemisphere, un avión privado capaz de volar 4.500 millas náuticas sin repostar. Es su mayor aeronave para negocios, que compite con modelos similares de Bombardier. Como señala Scott Ernest, presidente del grupo industrial Textron, es hora de transformar este segmento de la industria aeroespacial ofreciendo a los clientes la última tecnología disponible y cabinas más grandes.
El futuro avión privado supersónico cuenta ya con un pedido inicial de 20 unidades por parte del operador FlexJet. Pero para que sea un negocio viable de atraer la atención de otras compañías como NetJets o de incluso DeerJet en China. Su diseño tiene un perfil que recuerda al Concorde. El primer modelo en fibra de carbono de sus alas, el fuselaje, tren de aterrizaje y otros componentes están ya listos. La cabina tendrá capacidad para transportar entre ocho y 12 personas a una velocidad de Mach 1,5, es decir, 1,5 veces la velocidad del sonido.
Hasta ahora este tipo de tecnología está confinada a los cazas bombarderos militares. El ensamblaje final del avión supersónico será cosa de Aerion. Se realizará en un complejo de unas 40 hectáreas que empezará a construirse en 2018. La idea es que esté situado en un aeropuerto que tenga próxima una zona reservada para poder realizar vuelos supersónicos, preferiblemente en altamar, porque eso además permitirá traer los componentes por barco.
Participación española
Airbus le facilitará los grandes componentes, donde participará España con el equipo de ingenieros de su división de defensa, de acuerdo con la nota sobre el plan publicada ahora. Además del fuselaje, se encargará del desarrollo de los sistemas de control del vuelo y de combustible. El entusiasmo por este proyecto es grande en el consorcio aeroespacial europeo, como señala su presidente Allan McArtor, que de esta manera se meterá en el negocio de los aviones privados.
El primer prototipo estará terminado para el 2021. Las entregas empezarán en 2023 si se cumplen los plazos del proceso de certificación, dos décadas después desde que el Concorde dejara de surcar la ruta que unía Londres y París con Nueva York. El gran reto de Bass y de Airbus será demostrar que este tipo de aviones supersónicos pueden ser una solución realmente rentable para sus dueños, y no solo un capricho para gastar sus ingentes fortunas.
Aerion debe dar aún, de hecho, con la tecnología que pondrá en sus reactores, algo que espera concretar a comienzos de 2016. La cabina correrá a cargo de un consorcio integrado por la alemana Lufthansa Technik y F. List, que han bautizado como Inairvation. Los responsables del proyecto consideran que la fase de concepto ya está concluida y que pueden pasar a comercializar la tecnología. Es un reto significativo, admiten desde la compañía de Robert Bass, pero las soluciones tecnológicas están al alcance de la mano.
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
El avión privado que viajará más rápido que el sonido empieza a tomar forma sobre el papel tras siete años de letargo. Aerion tiene ya definido el plan para echar a volar el primer prototipo de su avión supersónico en 2021 y así empezar a cubrir el hueco que dejó el Concorde en 2013. En los tiempos que maneja la industria aeroespacial es como decir que está ahí al lado. Pero mientras que el Concorde lo operaban Air France y British Airways, el nuevo modelo supersónico estará solo al alcance de muy pocos bolsillos entre los multimillonarios, y se venderá como jet privado. En el desarrollo de esta aeronave participa la división española de defensa de Airbus, y según un comunicado de Aerion, se va a ampliar ahora esa colaboración.
Detrás de la ambiciosa idea de Aerion está el empresario texano y filántropo Robert Bass. Su fortuna, valorada en 2.700 millones de dólares, que le coloca entre los 200 más ricos de Estados Unidos, la debe en parte a las inversiones que hizo con su conglomerado en la industria del petróleo. Aerion es su última aventura empresarial, que inició en 2004 y que tiene sede en Reno (Nevada). No muy lejos de ahí, en Las Vegas, anunció este lunes que el proyecto sigue vivo y a las pocas horas firmó el primer pedido que le aportará la liquidez para empreder el vuelo.
El futuro avión privado supersónico, que costará unos 120 millones de dólares por unidad (113 millones de euros al cambio actual) tiene como socio principal al consorcio europeo Airbus. Las primeras ideas empezaron a florecer en 2002, antes de que el Concorde fuera retirado de servicio. La posterior crisis financiera lo dejó en letargo. Ahora, sin embargo, el viento sopla de cola para que pueda seguir adelante. “Contamos ya con la solución técnica para hacerlo realidad”, afirma Ken McKenzie, ejecutivo de Airbus.
El proyecto Aerion, que conectará las dos costas del Atlántico en cuatro horas, renace justo en un momento en el que se da ya casi por muerto el mítico Jumbo. El B747 de Boeing abrió los vuelos intercontinentales a las masas. Airbus trató de replicar su éxito con el A380. Pero el desarrollo tecnológico permitió que las aeronaves más pequeñas puedan volar más lejos y más rápido, y gastando mucho menos combustible que estos gigantes que surcan el cielo sobre los océanos con cuatro motores colgados de las alas.
Cessna acaba de presentar en esa misma feria aeronáutica que se celebra en Las Vegas el Citation Hemisphere, un avión privado capaz de volar 4.500 millas náuticas sin repostar. Es su mayor aeronave para negocios, que compite con modelos similares de Bombardier. Como señala Scott Ernest, presidente del grupo industrial Textron, es hora de transformar este segmento de la industria aeroespacial ofreciendo a los clientes la última tecnología disponible y cabinas más grandes.
El futuro avión privado supersónico cuenta ya con un pedido inicial de 20 unidades por parte del operador FlexJet. Pero para que sea un negocio viable de atraer la atención de otras compañías como NetJets o de incluso DeerJet en China. Su diseño tiene un perfil que recuerda al Concorde. El primer modelo en fibra de carbono de sus alas, el fuselaje, tren de aterrizaje y otros componentes están ya listos. La cabina tendrá capacidad para transportar entre ocho y 12 personas a una velocidad de Mach 1,5, es decir, 1,5 veces la velocidad del sonido.
Hasta ahora este tipo de tecnología está confinada a los cazas bombarderos militares. El ensamblaje final del avión supersónico será cosa de Aerion. Se realizará en un complejo de unas 40 hectáreas que empezará a construirse en 2018. La idea es que esté situado en un aeropuerto que tenga próxima una zona reservada para poder realizar vuelos supersónicos, preferiblemente en altamar, porque eso además permitirá traer los componentes por barco.
Participación española
Airbus le facilitará los grandes componentes, donde participará España con el equipo de ingenieros de su división de defensa, de acuerdo con la nota sobre el plan publicada ahora. Además del fuselaje, se encargará del desarrollo de los sistemas de control del vuelo y de combustible. El entusiasmo por este proyecto es grande en el consorcio aeroespacial europeo, como señala su presidente Allan McArtor, que de esta manera se meterá en el negocio de los aviones privados.
El primer prototipo estará terminado para el 2021. Las entregas empezarán en 2023 si se cumplen los plazos del proceso de certificación, dos décadas después desde que el Concorde dejara de surcar la ruta que unía Londres y París con Nueva York. El gran reto de Bass y de Airbus será demostrar que este tipo de aviones supersónicos pueden ser una solución realmente rentable para sus dueños, y no solo un capricho para gastar sus ingentes fortunas.
Aerion debe dar aún, de hecho, con la tecnología que pondrá en sus reactores, algo que espera concretar a comienzos de 2016. La cabina correrá a cargo de un consorcio integrado por la alemana Lufthansa Technik y F. List, que han bautizado como Inairvation. Los responsables del proyecto consideran que la fase de concepto ya está concluida y que pueden pasar a comercializar la tecnología. Es un reto significativo, admiten desde la compañía de Robert Bass, pero las soluciones tecnológicas están al alcance de la mano.