El Vaticano abre juicio contra dos periodistas y un cura por filtración
Un sacerdote español y dos periodistas italianos son acusados tras divulgar el caos en las finanzas de la Santa Sede
Pablo Ordaz, El País
Una vez concluida la investigación sobre la sustracción y difusión de documentos reservados, la magistratura del Vaticano ha decidido enviar a juicio a cinco acusados, el monseñor español Lucio Vallejo Valda, la relaciones públicas italiana Francesca Chaouqui, los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, y el secretario particular de Vallejo, Nicola Maio, de quien hasta ahora no se conocía su supuesta implicación. De todos ellos, el sacerdote español, exsecretario de la ya disuelta comisión instituida por el papa Francisco para sanear las finanzas de la Santa Sede, es el único que continúa detenido.
Vallejo y Chaouqui fueron detenidos el último fin de semana de octubre acusados de sustraer y filtrar numerosos documentos a los que habían tenido acceso dada su pertenencia a la Cosea, la comisión de ocho miembros creada por Jorge Mario Bergoglio en julio de 2013. Vallejo era el único religioso y Chaoqui, la única mujer. Tras prestar declaración ante la gendarmería vaticana, el sacerdote español, perteneciente al Opus Dei, quedó detenido, y la relaciones públicas italiana, puesta en libertad. Chaouqui alegó que estaba embarazada y que el único responsable de las filtraciones era Vallejo Valda. Aun con las investigaciones aún en marcha y antes incluso que la fiscalía del Vaticano emitiese una acusación concreta, el papa Francisco emitió un duro juicio el domingo 8 de noviembre, tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro.
“Sé que muchos de vosotros”, dijo Francisco ante miles de fieles, “estáis turbados por las noticias que han circulado en los últimos días a propósito de documentos reservados de la Santa Sede que han sido sustraídos y publicados. Quiero decir, antes que nada, que robar estos documentos es un delito. Es un acto deplorable y que no ayuda”. Una gran cantidad de información recogida por la Cosea aparece en los libros Via Crucis y Avarizia, escritos respectivamente por los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, puestos a la venta solo unas horas después de la detención de Vallejo y Chaouqui. Los libros demuestran la resistencia de parte de la curia ante los esfuerzos de Bergoglio por terminar con el despilfarro y la mala gestión de las finanzas de la Iglesia.
Hace solo unos días, el Vaticano anunció que, además de a los dos miembros de la Cosea detenidos, la fiscalía también había decidido acusar a los periodistas Nuzzi y Fittipaldi por su posible “complicidad en el delito de difusión de noticias y documentos reservados”. Los autores de los libros respondieron que en su ánimo nunca estuvo ir contra el Vaticano o contra el Papa, sino hacer “lo que cualquier periodista haría, poner a disposición de los lectores una serie de documentación de indudable interés”. La fiscalía vaticana los llamó a declarar. Fittipaldi decidió acudir al Vaticano y Nuzzi, no.
La primera audiencia se celebrará a finales de noviembre, coincidiendo con el primer viaje del papa Francisco a África. Según el artículo 116 bis del Código Penal del Vaticano, se considera delito la divulgación de noticias reservadas. De resultar condenados, las penas pueden oscilar entre los cuatro y los ocho de reclusión. El periodista Gianluigi Nuzzi, que ya provocó el primer caso Vatileaks con la publicación de la correspondencia secreta de Benedicto XVI, ha publicado en su cuenta de Twitter: “Estoy orgulloso de la investigación. Podéis hacer lo que queráis, pero hasta el fin del mundo habrá periodistas que de noticias como #viacrucis [el título de su libro]. #noinquisición”.
Pablo Ordaz, El País
Una vez concluida la investigación sobre la sustracción y difusión de documentos reservados, la magistratura del Vaticano ha decidido enviar a juicio a cinco acusados, el monseñor español Lucio Vallejo Valda, la relaciones públicas italiana Francesca Chaouqui, los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, y el secretario particular de Vallejo, Nicola Maio, de quien hasta ahora no se conocía su supuesta implicación. De todos ellos, el sacerdote español, exsecretario de la ya disuelta comisión instituida por el papa Francisco para sanear las finanzas de la Santa Sede, es el único que continúa detenido.
Vallejo y Chaouqui fueron detenidos el último fin de semana de octubre acusados de sustraer y filtrar numerosos documentos a los que habían tenido acceso dada su pertenencia a la Cosea, la comisión de ocho miembros creada por Jorge Mario Bergoglio en julio de 2013. Vallejo era el único religioso y Chaoqui, la única mujer. Tras prestar declaración ante la gendarmería vaticana, el sacerdote español, perteneciente al Opus Dei, quedó detenido, y la relaciones públicas italiana, puesta en libertad. Chaouqui alegó que estaba embarazada y que el único responsable de las filtraciones era Vallejo Valda. Aun con las investigaciones aún en marcha y antes incluso que la fiscalía del Vaticano emitiese una acusación concreta, el papa Francisco emitió un duro juicio el domingo 8 de noviembre, tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro.
“Sé que muchos de vosotros”, dijo Francisco ante miles de fieles, “estáis turbados por las noticias que han circulado en los últimos días a propósito de documentos reservados de la Santa Sede que han sido sustraídos y publicados. Quiero decir, antes que nada, que robar estos documentos es un delito. Es un acto deplorable y que no ayuda”. Una gran cantidad de información recogida por la Cosea aparece en los libros Via Crucis y Avarizia, escritos respectivamente por los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, puestos a la venta solo unas horas después de la detención de Vallejo y Chaouqui. Los libros demuestran la resistencia de parte de la curia ante los esfuerzos de Bergoglio por terminar con el despilfarro y la mala gestión de las finanzas de la Iglesia.
Hace solo unos días, el Vaticano anunció que, además de a los dos miembros de la Cosea detenidos, la fiscalía también había decidido acusar a los periodistas Nuzzi y Fittipaldi por su posible “complicidad en el delito de difusión de noticias y documentos reservados”. Los autores de los libros respondieron que en su ánimo nunca estuvo ir contra el Vaticano o contra el Papa, sino hacer “lo que cualquier periodista haría, poner a disposición de los lectores una serie de documentación de indudable interés”. La fiscalía vaticana los llamó a declarar. Fittipaldi decidió acudir al Vaticano y Nuzzi, no.
La primera audiencia se celebrará a finales de noviembre, coincidiendo con el primer viaje del papa Francisco a África. Según el artículo 116 bis del Código Penal del Vaticano, se considera delito la divulgación de noticias reservadas. De resultar condenados, las penas pueden oscilar entre los cuatro y los ocho de reclusión. El periodista Gianluigi Nuzzi, que ya provocó el primer caso Vatileaks con la publicación de la correspondencia secreta de Benedicto XVI, ha publicado en su cuenta de Twitter: “Estoy orgulloso de la investigación. Podéis hacer lo que queráis, pero hasta el fin del mundo habrá periodistas que de noticias como #viacrucis [el título de su libro]. #noinquisición”.