El Oporto cae con fallo de Iker y se la jugarán en Londres
Porto, As
Lentos, desconectados, sin ritmo, sin alma y sin magia, hasta empatar era imposible. El Oporto perdió en casa ante el Dinamo de Kiev y se complica la clasificación. Deberá empatar en el campo de Chelsea si quiere seguir en la Champions, pero si repiten el partido de ayer hasta Mourinho les puede golear.
En toda la primera parte, el Oporto no supo desentrañar la presión adelantada del Dinamo. El centro del campo era de los ucranianos que en un momento se ponían en el área con cuatro o cinco hombres. Yarmolenko llevaba de calle al mexicano Layún; de él partía el peligro ucraniano; el primer aviso serio fue un cabezazo al poste de Casillas obra de Garmash y cuatro minutos después Imbula cometió un penalti absurdo, algo riguroso, que Yarmolenko convirtió en gol. Aún tuvieron dos ocasiones más, pero Casillas las evitó con buenos despejes.
Mientras el Dinamo se movía como un conjunto, el equipo de Lopetegui estuvo totalmente desmadejado, sin hilazón entre las líneas y con unos delanteros absolutamente inéditos. A Ibrahimi no le llegaba el balón para sus caracoleos y Abubakar aparecía siempre solo entre tres y cuatro defensas. No estuvo mejor Tello, falto de espacios para sus carreras.
Lopetegui dio entrada a la locomotora André André, que había dejado fuera por rotación, pero que se vio imprescindible tras los 45 minutos lamentables del equipo. Su entrada obligó a cambiar cuatro posiciones en el conjunto, aunque siguió en el campo Imbula, un desastre en cada una de sus opciones de juego. Mejoró algo el equipo, pero la defensa, con Martins Indi en el lateral, era un puro coladero, como se demostró a los 63 minutos. González se plantó ante Casillas, disparó y Casillas quiso despejar la pelota por encima de la portería pero se le quedó corto el balón entró en su meta, sin tiempo para reaccionar.
Lopetegui quitó a Ibrahimi, inoperante, y a Imbula, un desastre total, pero ni Corona ni Oswaldo mejoraron la situación. El Dinamo dominaba los tempus del partido.
Un día negro de todo el equipo portugués, absolutamente desarmado por el Dinamo de Kiev, bien plantado, profundo y solidario en cada metro cuadrado del césped, siempre con superioridad numérica. Uno de esos partidos donde el entrenador se pasa el partido contando los jugadores del equipo contrario porque cree que juegan tres más. Ayer en el Oporto todos parecían cojos, ciegos y mancos, cada cual haciendo la guerra por su cuenta. La única ocasión de gol del Oporto fue un disparo al poste de un defensa ucraniano a su propia portería.
El Oporto está a un partido de ser eliminado. El punto que necesitaba para para a octavos lo deberá conseguir en Stamford Bridge, y aún así, en función de un triple empate, quedar eliminado. Mourinho tiene la eliminatoria donde quería.
Lentos, desconectados, sin ritmo, sin alma y sin magia, hasta empatar era imposible. El Oporto perdió en casa ante el Dinamo de Kiev y se complica la clasificación. Deberá empatar en el campo de Chelsea si quiere seguir en la Champions, pero si repiten el partido de ayer hasta Mourinho les puede golear.
En toda la primera parte, el Oporto no supo desentrañar la presión adelantada del Dinamo. El centro del campo era de los ucranianos que en un momento se ponían en el área con cuatro o cinco hombres. Yarmolenko llevaba de calle al mexicano Layún; de él partía el peligro ucraniano; el primer aviso serio fue un cabezazo al poste de Casillas obra de Garmash y cuatro minutos después Imbula cometió un penalti absurdo, algo riguroso, que Yarmolenko convirtió en gol. Aún tuvieron dos ocasiones más, pero Casillas las evitó con buenos despejes.
Mientras el Dinamo se movía como un conjunto, el equipo de Lopetegui estuvo totalmente desmadejado, sin hilazón entre las líneas y con unos delanteros absolutamente inéditos. A Ibrahimi no le llegaba el balón para sus caracoleos y Abubakar aparecía siempre solo entre tres y cuatro defensas. No estuvo mejor Tello, falto de espacios para sus carreras.
Lopetegui dio entrada a la locomotora André André, que había dejado fuera por rotación, pero que se vio imprescindible tras los 45 minutos lamentables del equipo. Su entrada obligó a cambiar cuatro posiciones en el conjunto, aunque siguió en el campo Imbula, un desastre en cada una de sus opciones de juego. Mejoró algo el equipo, pero la defensa, con Martins Indi en el lateral, era un puro coladero, como se demostró a los 63 minutos. González se plantó ante Casillas, disparó y Casillas quiso despejar la pelota por encima de la portería pero se le quedó corto el balón entró en su meta, sin tiempo para reaccionar.
Lopetegui quitó a Ibrahimi, inoperante, y a Imbula, un desastre total, pero ni Corona ni Oswaldo mejoraron la situación. El Dinamo dominaba los tempus del partido.
Un día negro de todo el equipo portugués, absolutamente desarmado por el Dinamo de Kiev, bien plantado, profundo y solidario en cada metro cuadrado del césped, siempre con superioridad numérica. Uno de esos partidos donde el entrenador se pasa el partido contando los jugadores del equipo contrario porque cree que juegan tres más. Ayer en el Oporto todos parecían cojos, ciegos y mancos, cada cual haciendo la guerra por su cuenta. La única ocasión de gol del Oporto fue un disparo al poste de un defensa ucraniano a su propia portería.
El Oporto está a un partido de ser eliminado. El punto que necesitaba para para a octavos lo deberá conseguir en Stamford Bridge, y aún así, en función de un triple empate, quedar eliminado. Mourinho tiene la eliminatoria donde quería.