El FMI da un espaldarazo a la política económica de Peña Nieto
El fondo destaca que México logra un crecimiento moderado (2,25%) y una inflación baja y estable en un entorno desfavorable
Jan Martínez Ahrens
México, El País
El idilio entre el FMI y México no conoce la adversidad. La última revisión de la economía mexicana a cargo del fondo da un espaldarazo a la política del presidente Enrique Peña Nieto y traza un escenario que, sin ser boyante, proyecta resultados mucho más tranquilizadores que los de sus competidores latinoamericanos. Frente al “complejo entorno internacional”, el “colapso del precio del petróleo” y la “volatilidad financiera”, el país norteamericano ofrece para el FMI un balance caracterizado por un crecimiento moderado y una inflación baja y estable. Un escenario que nada tiene que ver con la recesión del gigante brasileño o el infarto múltiple venezolano, pero donde asoman algunos “riesgos externos”, entre ellos, la lentitud de la recuperación de Estados Unidos, que anestesia las expectativas de crecimiento rápido mexicanas, y el peligro de salidas de capital masivas, sobre todo, por la eventual subida de tipos de interés en el vecino del norte.
La evaluación del FMI, elaborada tras la visita de sus funcionarios a tierras mexicanas, establece una previsión de incremento del PIB para este año del 2,25%. El porcentaje queda muy por encima de la media latinoamericana (-0,3%), pero se sitúa por debajo de las necesidades estructurales mexicanas, fijadas por el Ejecutivo en un 5%. Entre los frenos que han impedido alcanzar un rendimiento pleno, el fondo destaca tres factores: el enfriamiento de la construcción, la menor demanda de Estados Unidos, destino del 80% de las exportaciones mexicanas, y la caída de la producción del petróleo.
Para 2016, el horizonte registra pocos cambios. Aunque se espera que el descenso de los precios de la electricidad y depreciación del peso impulsen la salida de manufacturas, el crecimiento se quedará en el 2,5%. Escaso para un país con 53 millones de pobres, pero firme y tranquilizador en una zona barrida por todo tipo de huracanes.
En esta solidez juega un papel fundamental el control de la inflación. Situada en torno al 2,8%, la más baja desde que se tienen registros, el FMI prevé que a medio plazo permanecerá anclada en esa posición y que seguirá inmune a la depreciación del peso. En este contexto, los directivos del organismo aplauden la política fiscal de Peña Nieto, embarcada en un fuerte recorte del gasto público (1,5% del PIB), y presentan como un logro haber compensado el desplome de los ingresos petroleros mediante un aumento de la recogida de impuestos.
También las reformas estructurales emprendidas por el Gobierno reciben los parabienes del fondo, que las considera un incentivo para el crecimiento. “Su implementación avanza conforme a lo planeado. La reforma del sector de las telecomunicaciones ha conducido a una bajada en los precios de servicios, y esta apertura ya ha atraído inversión extranjera directa. La última ronda de subastas de campos petrolíferos, como parte de la reforma energética, fue muy exitosa. Y la reforma financiera ha fortalecido la protección al consumidor y ha conducido a mayor competencia en el sector bancario”, señala el informe.
El resultado de esta política económica, dirigida por Luis Videgaray, es que México, a juicio del FMI, ha crecido “a buen ritmo” y ha preservado su estabilidad financiera pese a las “condiciones externas desfavorables”. Bajo estas premisas, el futuro se ve con tranquilidad. Aunque la fatigosa mejora de Estados Unidos y la depresión latinoamericana afectan a su potencial, México escapará de la tormenta. “Los directores del FMI consideraron que sus sólidos fundamentos y su política económica creíble ayudará a enfrentar choques. A su vez, la implementación decisiva de la agenda de reformas estructurales, acompañada de avances en la seguridad y el estado de derecho, ayudarán a elevar el crecimiento potencial en el medio plazo”, concluye el informe.
Jan Martínez Ahrens
México, El País
El idilio entre el FMI y México no conoce la adversidad. La última revisión de la economía mexicana a cargo del fondo da un espaldarazo a la política del presidente Enrique Peña Nieto y traza un escenario que, sin ser boyante, proyecta resultados mucho más tranquilizadores que los de sus competidores latinoamericanos. Frente al “complejo entorno internacional”, el “colapso del precio del petróleo” y la “volatilidad financiera”, el país norteamericano ofrece para el FMI un balance caracterizado por un crecimiento moderado y una inflación baja y estable. Un escenario que nada tiene que ver con la recesión del gigante brasileño o el infarto múltiple venezolano, pero donde asoman algunos “riesgos externos”, entre ellos, la lentitud de la recuperación de Estados Unidos, que anestesia las expectativas de crecimiento rápido mexicanas, y el peligro de salidas de capital masivas, sobre todo, por la eventual subida de tipos de interés en el vecino del norte.
La evaluación del FMI, elaborada tras la visita de sus funcionarios a tierras mexicanas, establece una previsión de incremento del PIB para este año del 2,25%. El porcentaje queda muy por encima de la media latinoamericana (-0,3%), pero se sitúa por debajo de las necesidades estructurales mexicanas, fijadas por el Ejecutivo en un 5%. Entre los frenos que han impedido alcanzar un rendimiento pleno, el fondo destaca tres factores: el enfriamiento de la construcción, la menor demanda de Estados Unidos, destino del 80% de las exportaciones mexicanas, y la caída de la producción del petróleo.
Para 2016, el horizonte registra pocos cambios. Aunque se espera que el descenso de los precios de la electricidad y depreciación del peso impulsen la salida de manufacturas, el crecimiento se quedará en el 2,5%. Escaso para un país con 53 millones de pobres, pero firme y tranquilizador en una zona barrida por todo tipo de huracanes.
En esta solidez juega un papel fundamental el control de la inflación. Situada en torno al 2,8%, la más baja desde que se tienen registros, el FMI prevé que a medio plazo permanecerá anclada en esa posición y que seguirá inmune a la depreciación del peso. En este contexto, los directivos del organismo aplauden la política fiscal de Peña Nieto, embarcada en un fuerte recorte del gasto público (1,5% del PIB), y presentan como un logro haber compensado el desplome de los ingresos petroleros mediante un aumento de la recogida de impuestos.
También las reformas estructurales emprendidas por el Gobierno reciben los parabienes del fondo, que las considera un incentivo para el crecimiento. “Su implementación avanza conforme a lo planeado. La reforma del sector de las telecomunicaciones ha conducido a una bajada en los precios de servicios, y esta apertura ya ha atraído inversión extranjera directa. La última ronda de subastas de campos petrolíferos, como parte de la reforma energética, fue muy exitosa. Y la reforma financiera ha fortalecido la protección al consumidor y ha conducido a mayor competencia en el sector bancario”, señala el informe.
El resultado de esta política económica, dirigida por Luis Videgaray, es que México, a juicio del FMI, ha crecido “a buen ritmo” y ha preservado su estabilidad financiera pese a las “condiciones externas desfavorables”. Bajo estas premisas, el futuro se ve con tranquilidad. Aunque la fatigosa mejora de Estados Unidos y la depresión latinoamericana afectan a su potencial, México escapará de la tormenta. “Los directores del FMI consideraron que sus sólidos fundamentos y su política económica creíble ayudará a enfrentar choques. A su vez, la implementación decisiva de la agenda de reformas estructurales, acompañada de avances en la seguridad y el estado de derecho, ayudarán a elevar el crecimiento potencial en el medio plazo”, concluye el informe.