El Chelsea de Mou golea y le vale un empate con el Oporto
Tel Aviv, As
El Chelsea ganó al tran tran en Israel, pero las cuentas se le descolocaron desde Portugal, no se sabe si para mejor o para peor. Los tres puntos le ponen primero, por lo que si gana en la última jornada al Oporto acabará líder; no obstante, si pierde, podría quedarse fuera porque se ha unido a la fiesta el Dinamo de Kiev. Eso sí, el empate le vale para pasar. Tiempo habrá para hacer cábalas, porque en Haifa el equipo de Mourinho ganó con suficiencia a un Maccabi que no se defendió mal con once, pero al que controló durante todo el partido.
El Maccabi quiso jugar con los nervios del Chelsea y con el reloj. Bien armados atrás y buscando a Zahavi, plan éste último que apenas le funcionó. Peretz echó fuera un cabezazo en el primer minuto y a partir de ahí ya fue dominio blue. Y ante las dificultades de saltar el muro, salió bien el balón parado: Willian botó un córner que cabeceó Cahill. Entre Rajkovic y el palo salvaron el gol, pero el propio central fusiló al rechace: 0-1.
El Chelsea dejó entonces las mejores jugadas, combinaciones a un toque a las que sólo le faltaba que alguien chutase: Hazard, Costa, Oscar, Fàbregas... El equipo estaba cómodo y se gustaba y aún se le pondría más de cara el partido. Ben Haim, ex del Chelsea, se desquició y buscó a Costa una vez y otra, hasta que a la tercera lo tumbó de una fea patada: roja en el 40'.
Contra diez, el Chelsea sí que inclinó el partido hacia Rajkovic, con algún susto. En el 50' Dasa tuvo una buena para empatar que salvó un segurísimo Begovic y en el 62' Zahavi chutó cruzado en una contra después de que Rajkovic se luciese ante Hazard y Azpilicueta.
En el 72', al Maccabi se le ocurrió hacer una falta en la frontal, sin ser consciente de lo que eso significa. Willian había marcado tres de los cuatro libres directos que había lanzado en Champions. El quinto, ajustado al palo, también entró. Muchos futbolistas no tienen esa efectividad ni en los penaltis, pero el brasileño tiene un guante que está empujando al Chelsea hacia los octavos. De cabeza haría Oscar el tercero, a centro de Baba, autor en el añadido del cuarto, en otro córner.
El Chelsea tiene los octavos en su mano: si gana al Oporto, será primero; si empata, probablemente segundo; y si pierde, seguramente eliminado. La primera final para Mourinho y los suyos llega en dos semanas.
El Chelsea ganó al tran tran en Israel, pero las cuentas se le descolocaron desde Portugal, no se sabe si para mejor o para peor. Los tres puntos le ponen primero, por lo que si gana en la última jornada al Oporto acabará líder; no obstante, si pierde, podría quedarse fuera porque se ha unido a la fiesta el Dinamo de Kiev. Eso sí, el empate le vale para pasar. Tiempo habrá para hacer cábalas, porque en Haifa el equipo de Mourinho ganó con suficiencia a un Maccabi que no se defendió mal con once, pero al que controló durante todo el partido.
El Maccabi quiso jugar con los nervios del Chelsea y con el reloj. Bien armados atrás y buscando a Zahavi, plan éste último que apenas le funcionó. Peretz echó fuera un cabezazo en el primer minuto y a partir de ahí ya fue dominio blue. Y ante las dificultades de saltar el muro, salió bien el balón parado: Willian botó un córner que cabeceó Cahill. Entre Rajkovic y el palo salvaron el gol, pero el propio central fusiló al rechace: 0-1.
El Chelsea dejó entonces las mejores jugadas, combinaciones a un toque a las que sólo le faltaba que alguien chutase: Hazard, Costa, Oscar, Fàbregas... El equipo estaba cómodo y se gustaba y aún se le pondría más de cara el partido. Ben Haim, ex del Chelsea, se desquició y buscó a Costa una vez y otra, hasta que a la tercera lo tumbó de una fea patada: roja en el 40'.
Contra diez, el Chelsea sí que inclinó el partido hacia Rajkovic, con algún susto. En el 50' Dasa tuvo una buena para empatar que salvó un segurísimo Begovic y en el 62' Zahavi chutó cruzado en una contra después de que Rajkovic se luciese ante Hazard y Azpilicueta.
En el 72', al Maccabi se le ocurrió hacer una falta en la frontal, sin ser consciente de lo que eso significa. Willian había marcado tres de los cuatro libres directos que había lanzado en Champions. El quinto, ajustado al palo, también entró. Muchos futbolistas no tienen esa efectividad ni en los penaltis, pero el brasileño tiene un guante que está empujando al Chelsea hacia los octavos. De cabeza haría Oscar el tercero, a centro de Baba, autor en el añadido del cuarto, en otro córner.
El Chelsea tiene los octavos en su mano: si gana al Oporto, será primero; si empata, probablemente segundo; y si pierde, seguramente eliminado. La primera final para Mourinho y los suyos llega en dos semanas.