El chavismo maniobra para frenar el ascenso de la oposición
Los partidos contrarios al régimen de Maduro tienen una clara ventaja, según las encuestas
Alfredo Meza
Caracas, El País
Por primera vez en 16 años, la oposición al proceso bolivariano en Venezuela tiene verdaderas posibilidades de conquistar la mayoría en uno de los poderes públicos del país. La campaña para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre ha empezado este viernes y las encuestas señalan una distancia de más 30 de puntos de ventaja para los adversarios del Gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, el chavismo tiene en el campo su gran fortaleza y su sistema electoral está construido para elegir más diputados en las zonas donde el voto les favorece.
La campaña electoral para renovar al Parlamento venezolano el próximo 6 de diciembre ya está en marcha. El Gobierno, representado por su principal estandarte, el Partido Socialista de Venezuela, y la oposición, agrupada en buena parte en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), llegan a esta fecha encarnando el rol que solía desempeñar su adversario. Es la primera vez en 16 años que los adversarios del proceso bolivariano tienen claras posibilidades de ser mayoría en uno de los poderes públicos.
Las encuestas muestran una brecha en el voto nacional de más de 30 puntos a favor de la oposición, como lo sugiere el más reciente informe de la firma Datincorp, de este mes, que da hasta un 32% de ventaja. Pero estos no serán comicios nacionales. El chavismo aún tiene fortaleza en la Venezuela rural. Esa razón, sumada a un sistema electoral diseñado para entregar más diputados en aquellas zonas donde el voto todavía les favorece, debería disminuir el impacto de la caída en barrena en los centros urbanos. Si se conserva la misma tendencia del estudio, vaticina Jesús Seguías, director de la encuestadora, es probable que la oposición no obtenga mayoría absoluta, sino una mayoría simple.
En las últimas semanas el régimen ha tratado de acortar distancias apelando al poder de su maquinaria y a los recursos del Estado, ya que el Consejo Nacional Electoral (CNE) está sometido a sus designios. El número dos, Diosdado Cabello, ha viajado por todo el país presentando en su programa de televisión a los aspirantes a escaños de las regiones. El presidente, Nicolás Maduro, mientras tanto, se hace acompañar del exministro de Transporte Terrestre y Obras Públicas y actual candidato Haiman El Troudi, cuando inaugura obras de infraestructura concluidas a toda carrera.
Sin transparencia
Son apenas dos de los varios ejemplos denunciados por la oposición como pruebas de ventajismo electoral. A mediados de esta semana, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, no pasó por alto esa situación en un duro comunicado enviado a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena. “Existen razones para creer que en este momento no hay transparencia ni justicia electoral para ir a votar el próximo 6 de diciembre”, afirma Almagro en su misiva.
Uno de los ejemplos citados por el secretario general remite a la controvertida decisión de la autoridad electoral de colocar la tarjeta de Min Unidad, un partido expulsado de la coalición opositora y que ha inscrito candidatos chavistas, al lado de la insignia de la Mesa de la Unidad. Ambas tarjetas tienen colores similares y la palabra Unidad resaltada como principal elemento distintivo. La oposición cree que esa maniobra podría restarle sufragios.
El organismo electoral ha tratado de mandar un mensaje en el sentido contrario al sugerido por Almagro. Este jueves firmó un acuerdo de “acompañamiento electoral” con Unasur un día después de que también aceptara como observadores a los enviados de Consejo de Expertos Electorales Latinoamericanos.
Sin embargo, este caso apenas se limita a una visita de cortesía y simbólica, cuando se requiere un trabajo mucho más profundo y técnico, como el de la OEA o la Unión Europea, cuyos enviados se instalan con semanas de antelación a verificar aspectos técnicos de la preparación de los comicios. El Gobierno no acepta observadores internacionales desde las elecciones presidenciales de diciembre de 2006, cuando el entonces presidente Hugo Chávez doblegó a su contrincante Manuel Rosales, con el argumento de que la organización es un asunto que solo compete a los venezolanos.
Alfredo Meza
Caracas, El País
Por primera vez en 16 años, la oposición al proceso bolivariano en Venezuela tiene verdaderas posibilidades de conquistar la mayoría en uno de los poderes públicos del país. La campaña para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre ha empezado este viernes y las encuestas señalan una distancia de más 30 de puntos de ventaja para los adversarios del Gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, el chavismo tiene en el campo su gran fortaleza y su sistema electoral está construido para elegir más diputados en las zonas donde el voto les favorece.
La campaña electoral para renovar al Parlamento venezolano el próximo 6 de diciembre ya está en marcha. El Gobierno, representado por su principal estandarte, el Partido Socialista de Venezuela, y la oposición, agrupada en buena parte en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), llegan a esta fecha encarnando el rol que solía desempeñar su adversario. Es la primera vez en 16 años que los adversarios del proceso bolivariano tienen claras posibilidades de ser mayoría en uno de los poderes públicos.
Las encuestas muestran una brecha en el voto nacional de más de 30 puntos a favor de la oposición, como lo sugiere el más reciente informe de la firma Datincorp, de este mes, que da hasta un 32% de ventaja. Pero estos no serán comicios nacionales. El chavismo aún tiene fortaleza en la Venezuela rural. Esa razón, sumada a un sistema electoral diseñado para entregar más diputados en aquellas zonas donde el voto todavía les favorece, debería disminuir el impacto de la caída en barrena en los centros urbanos. Si se conserva la misma tendencia del estudio, vaticina Jesús Seguías, director de la encuestadora, es probable que la oposición no obtenga mayoría absoluta, sino una mayoría simple.
En las últimas semanas el régimen ha tratado de acortar distancias apelando al poder de su maquinaria y a los recursos del Estado, ya que el Consejo Nacional Electoral (CNE) está sometido a sus designios. El número dos, Diosdado Cabello, ha viajado por todo el país presentando en su programa de televisión a los aspirantes a escaños de las regiones. El presidente, Nicolás Maduro, mientras tanto, se hace acompañar del exministro de Transporte Terrestre y Obras Públicas y actual candidato Haiman El Troudi, cuando inaugura obras de infraestructura concluidas a toda carrera.
Sin transparencia
Son apenas dos de los varios ejemplos denunciados por la oposición como pruebas de ventajismo electoral. A mediados de esta semana, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, no pasó por alto esa situación en un duro comunicado enviado a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena. “Existen razones para creer que en este momento no hay transparencia ni justicia electoral para ir a votar el próximo 6 de diciembre”, afirma Almagro en su misiva.
Uno de los ejemplos citados por el secretario general remite a la controvertida decisión de la autoridad electoral de colocar la tarjeta de Min Unidad, un partido expulsado de la coalición opositora y que ha inscrito candidatos chavistas, al lado de la insignia de la Mesa de la Unidad. Ambas tarjetas tienen colores similares y la palabra Unidad resaltada como principal elemento distintivo. La oposición cree que esa maniobra podría restarle sufragios.
El organismo electoral ha tratado de mandar un mensaje en el sentido contrario al sugerido por Almagro. Este jueves firmó un acuerdo de “acompañamiento electoral” con Unasur un día después de que también aceptara como observadores a los enviados de Consejo de Expertos Electorales Latinoamericanos.
Sin embargo, este caso apenas se limita a una visita de cortesía y simbólica, cuando se requiere un trabajo mucho más profundo y técnico, como el de la OEA o la Unión Europea, cuyos enviados se instalan con semanas de antelación a verificar aspectos técnicos de la preparación de los comicios. El Gobierno no acepta observadores internacionales desde las elecciones presidenciales de diciembre de 2006, cuando el entonces presidente Hugo Chávez doblegó a su contrincante Manuel Rosales, con el argumento de que la organización es un asunto que solo compete a los venezolanos.