El Barça, subido a la ola de Neymar y Suárez, imparable
Barcelona, As
El Barça ha decretado el estado de felicidad y siguiendo las órdenes de su entrenador alarga la excelencia futbolística y sigue contando por recitales los partidos en los que exhibe ante los rivales un dominio y una superioridad que le hacen estar en otro plano futbolístico. Ante la Real Sociedad (4-0) no fue una excepción y descontando los tres primeros minutos de partido, el encuentro fue un monólogo blaugrana en todos los registros de juego.
Si ante el Madrid en el Bernabéu se pudo ver la versión más tocadora del Barcelona, que dominó la pelota hasta marear al rival y así crear ocasiones, ante la Real los de Luis Enrique aplicaron otro concepto que también dominan a la perfección. Sin dejar de adueñarse del cuero, los barcelonistas lanzaron a sus laterales como diablos para marcar sus tres primeros goles en rápidas internadas. De hecho, el primer aviso para Rulli llegó a los dos minutos, cuando el Barça aún no había tocado bola. A la primera ocasión, Neymar habilitó a Suárez que falló un mano a mano ante Rulli; ocho minutos después era Neymar el que perdía la partida ante el meta argentino y en el 12' era el poste el que salvaba a la Real ante un cabezazo de Iniesta. Si señores, Iniesta casi marca de cabeza.
Había transcurrido el primer cuarto de partido y la Real ya había agotado su suerte. Más veces, la lotería ya no les podía tocar a los donostiarras. La baraka de los visitantes se agotó en cuanto Messi se puso a dibujar. La Pulga, que sigue a un 65 por ciento máximo de su capacidad, pero que va sobrado, bajó al centro del campo, le hizo un sombrerito a su marcador para habilitar una subida sensacional de Alves por la derecha que culminó con un centro tenso y fuerte al centro del área donde apareció Neymar para marcar el primer gol de la tarde.
Con el marcador en ventaja, el Barcelona se dedicó a los arabescos, a las triangulaciones, a sentirse dueño de cada tepe del césped, a recuperar la pelota cuando quería y a dominar un partido que todo el mundo, desde el portero del Barça hasta el utillero de la Real, sabía que iba a ganar los locales.
Un cambio de juego estupendo e Iniesta volvió a levantar las vallas del carril derecho de la autopista para que Alves volviera colocar otro centro fabuloso que Suárez envió a la red con otra no menos fabulosa volea.
En la segunda mitad, la Real estuvo más pendiente de que no le cayera un saco y el Barcelona bajó su ritmo de producción ofensiva, especialmente después de que a los siete minutos de partido Neymar marcara su segundo tanto esta vez a pase de Mathieu, que volvió a aprovechar una autopista asfaltada por Iniesta para asistir al brasileño.
A partir de entonces el objetivo de los jugadores barcelonistas fue que Messi consiguiera su gol y tanto Suárez como Neymar buscaron descaradamente a su amigo renunciando a finalizar ellos algunas acciones claras ante Rulli. Leo, que completó los 90 minutos por primera vez en Liga desde su lesión (ya había jugado el partido completo ante la Roma) apareció con cuentagotas, pero cada vez que lo hacía temblaba el misterio. Sus pases, sus diagonales y un disparo al larguero y un gol en el último minuto de partido atestiguan que el Gran Leo está muy cerca. Y cuando pase eso, ya me dirán quien es capaz de toserle a este equipo que es la felicidad.