Armas, Dios y resentimiento, sustento de "base" islamista en Bélgica

Bruselas, Reuters
"Un semillero de violencia". Así se refirió la alcaldesa de Molenbeek a su distrito, hablando de desempleo y hacinamiento entre familias árabes inmigrantes y de una juventud desesperada que halla refugio en el islamismo radical.


Pero en momentos en que el distrito se convierte en blanco de la policía que busca a sospechosos detrás de los ataques en París, las autoridades belgas se preguntan qué diferencia a las estrechas calles de Molenbeek de los miles de barrios similares en toda Europa.

Tres temas surgen mientras Molenbeek es otra vez un reflector de la violencia islamista, donde residen no solo milicianos entre el más de medio millón de musulmanes en Bélgica sino también, al parecer, radicales franceses que buscan una base conveniente y discreta para pasar desapercibidos, planear y armarse antes de atacar su tierra natal del otro lado de la frontera.

Los servicios de seguridad enfrentan dificultades debido a las competencias locales belgas y las tensiones entre las partes que hablan francés y las que hablan neerlandés; el país ha estado siempre abierto a predicadores fundamentalistas del Golfo; y tiene un próspero mercado negro de rifles automáticos del tipo usado en París.

"Con 500-1.000 euros uno puede comprar un arma militar en media hora", dijo Bilal Benyaich, del grupo de expertos con sede en Bruselas Itinera Institute, quien ha estudiado la propagación del islamismo radical en Bélgica.

Dos de los atacantes que mataron al menos a 129 personas el viernes en París eran franceses residentes en Bélgica. La policía belga llevó a cabo redadas en viviendas de Molenbeek y arrestó a varias personas después de los ataques en la capital gala.

"Casi todas las veces hay un vínculo con Molenbeek", dijo el primer ministro Charles Michel, cuya coalición lucha contra reclutadores radicales que han tentado a más de 350 belgas para combatir en Siria.

Pero las "medidas preventivas" de los pasados meses no fueron suficiente, dijo Michel, que describió a Molenbeek como un "problema gigantesco".

RADICALISMO

Dada la dificultad de reunir información de inteligencia en lugares como Molenbeek, un distrito de 90.000 personas con algunos barrios con una población hasta de un 80 por ciento musulmana, cualquier brecha en la cadena de datos es problemática, dijo Edwin Bakker, profesor del centro de estudios de terrorismo y contraterrorismo de la Universidad de Leiden en Holanda.

"En partes de Bruselas hay áreas en las que la policía tiene poco control, áreas muy segregadas que no sienten que son parte del estado belga. En esos casos, es muy difícil lograr información de la comunidad", dijo Bakker.

Las complicaciones políticas también son culpables de frenar la aprobación de nuevas leyes, por ejemplo para controlar el discurso de odio en mezquitas o el reclutamiento y viajes para la guerra en Siria.

Aunque algunas antiguas fábricas de Molenbeek le han dado a la comuna un popular ambiente bohemio para viviendas residenciales, las áreas más alejadas del canal con carnicerías halal, mercados callejeros y mezquitas clandestinas figuran entre las más pobres del noroeste de Europa.

Una tasa de desempleo del 25 por ciento, que aumenta a un 37 por ciento entre los jóvenes, es significativamente más alta que en otras partes de Bruselas, donde también existe una próspera y cosmopolita clase media atraída por las instituciones de la Unión Europea del otro lado de la ciudad.

Otra de las preocupaciones crecientes de los funcionarios belgas es la influencia de las versiones radicales del islam, aunque continúan siendo una minoría. El grupo Ejecutivo Musulmán de Bélgica expresó su apoyo a los valores democráticos y condenó el "barbarismo".

Molenbeek, lugar de protestas callejeras en 2012 contra el cumplimiento de una ley belga sobre el velo facial, sin embargo, es una de las áreas donde los predicadores fundamentalistas han aumentado.

"Molenbeek es una parada para los radicales y criminales de todo tipo", dijo Benyaich, del Itinera Institute. "Es un lugar donde se puede desaparecer", agregó.

Dallemagne añadió: "Los terroristas son radicalizados en Francia, se van a Siria a luchar y cuando vuelven encuentran en Molenbeek el apoyo logístico y las redes que necesitan para llevar a cabo ataques terroristas, sea en Bélgica o en el exterior".

"Es como una base para yihadistas", agregó.

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