Argentina: El ingreso de los más pobres creció al doble que el de los más ricos
La tasa de crecimiento se mantuvo entre 2003 y 2008; ahora cayó a la mitad, frenando la reducción de la desigualdad en Latinoamérica
María Victoria Ojea
Buenos Aires, El País
Como las estrellas en el firmamento, los datos se nos presentan de manera a veces desordenada y confusa. Por día, leemos miles de titulares con datos sobre la incidencia del tabaquismo, el país más próspero o una comparativa sobre el “cachet” de Messi y el de Cristiano Ronaldo.
Pero estos destellos en un mar de información combinados de manera correcta pueden arrojar mucha más luz sobre numerosos problemas, entre ellos la pobreza y cómo combatirla.
“Una de las maneras que tenemos para reducir la pobreza es con políticas sociales focalizadas y eso requiere de buenos datos”, dice Óscar Calvo-González, gerente de la práctica de Pobreza y Equidad del Banco Mundial.
“Con buenos datos podemos saber dónde están los más pobres y vulnerables”, agrega el economista quien lidera el llamado Laboratorio de Equidad de la región, una plataforma para compartir información que contienen los más recientes microdatos, indicadores y análisis acerca de la pobreza, la desigualdad y cómo hacer para compartir la prosperidad.
A raíz de una combinación de datos de 17 países de la región surgen dos gráficas que demuestran cómo evolucionan los ingresos según el nivel socioeconómico en Latinoamérica. La primera:
Durante el auge de los 2000 el crecimiento de los ingresos de los más pobres fue dos veces más alto que el de los más ricos.
Un detalle interesante que surge de los datos es que entre 2003 y 2008, el ingreso de los latinoamericanos más pobres creció 7% por año mientras que el ingreso de los más ricos creció a un promedio de 3,2% anual en el mismo periodo.
Los ingresos laborales de los que menos tienen fueron los que más crecieron. En palabras de Calvo-González: “se beneficiaron los trabajadores menos calificados y vimos una exitosa reducción de la pobreza”. En esos mismos años (2003 a 2008) la cantidad de pobres se redujo de 40% a 30%.
El aumento en los ingresos laborales se dio justamente en países que disfrutaron del auge de las materias primas.
Pero los altos precios de los “commodities” llegaron a su fin, el panorama global se complicó, y los avances logrados en esta área se han estacando en los últimos años –tal y como lo muestra la siguiente gráfica:
Otro dato que surge es el siguiente:
Las familias más pobres de Latinoamérica han visto sus ingresos crecer a un ritmo más lento desde 2010
La desaceleración económica global afectó a todas las regiones del mundo y América Latina y el Caribe no fueron la excepción. Desde 2010, esto se traduce en un menor crecimiento de los ingresos de los latinoamericanos más pobres.
Entre 2010 y 2013, el crecimiento se mantuvo en alrededor del 4%, sin importar el nivel socio económico. En otras palabras, una caída de casi el 50% en el ingreso de los más pobres.
¿Qué implica esto?
Si la línea continúa estable, es decir, si la tasa de crecimiento se mantiene constante en todos los niveles de ingreso, esto significa que las ganancias para la región, en términos de reducción de la desigualdad, podrían haberse suspendido.
Para Calvo-González este momento es clave para aumentar la productividad laboral.
“Hay que mejorar el capital humano - por ejemplo, mejorar la preparación, las capacidades cognitivas de los trabajadores y también las llamadas habilidades no cognitivas”, afirma. “Y mejorar la productividad a través de mejor infraestructura, un mejor ambiente para hacer negocios – temas que aumenten el acceso a las oportunidades laborales”, concluye.
María Victoria Ojea
Buenos Aires, El País
Como las estrellas en el firmamento, los datos se nos presentan de manera a veces desordenada y confusa. Por día, leemos miles de titulares con datos sobre la incidencia del tabaquismo, el país más próspero o una comparativa sobre el “cachet” de Messi y el de Cristiano Ronaldo.
Pero estos destellos en un mar de información combinados de manera correcta pueden arrojar mucha más luz sobre numerosos problemas, entre ellos la pobreza y cómo combatirla.
“Una de las maneras que tenemos para reducir la pobreza es con políticas sociales focalizadas y eso requiere de buenos datos”, dice Óscar Calvo-González, gerente de la práctica de Pobreza y Equidad del Banco Mundial.
“Con buenos datos podemos saber dónde están los más pobres y vulnerables”, agrega el economista quien lidera el llamado Laboratorio de Equidad de la región, una plataforma para compartir información que contienen los más recientes microdatos, indicadores y análisis acerca de la pobreza, la desigualdad y cómo hacer para compartir la prosperidad.
A raíz de una combinación de datos de 17 países de la región surgen dos gráficas que demuestran cómo evolucionan los ingresos según el nivel socioeconómico en Latinoamérica. La primera:
Durante el auge de los 2000 el crecimiento de los ingresos de los más pobres fue dos veces más alto que el de los más ricos.
Un detalle interesante que surge de los datos es que entre 2003 y 2008, el ingreso de los latinoamericanos más pobres creció 7% por año mientras que el ingreso de los más ricos creció a un promedio de 3,2% anual en el mismo periodo.
Los ingresos laborales de los que menos tienen fueron los que más crecieron. En palabras de Calvo-González: “se beneficiaron los trabajadores menos calificados y vimos una exitosa reducción de la pobreza”. En esos mismos años (2003 a 2008) la cantidad de pobres se redujo de 40% a 30%.
El aumento en los ingresos laborales se dio justamente en países que disfrutaron del auge de las materias primas.
Pero los altos precios de los “commodities” llegaron a su fin, el panorama global se complicó, y los avances logrados en esta área se han estacando en los últimos años –tal y como lo muestra la siguiente gráfica:
Otro dato que surge es el siguiente:
Las familias más pobres de Latinoamérica han visto sus ingresos crecer a un ritmo más lento desde 2010
La desaceleración económica global afectó a todas las regiones del mundo y América Latina y el Caribe no fueron la excepción. Desde 2010, esto se traduce en un menor crecimiento de los ingresos de los latinoamericanos más pobres.
Entre 2010 y 2013, el crecimiento se mantuvo en alrededor del 4%, sin importar el nivel socio económico. En otras palabras, una caída de casi el 50% en el ingreso de los más pobres.
¿Qué implica esto?
Si la línea continúa estable, es decir, si la tasa de crecimiento se mantiene constante en todos los niveles de ingreso, esto significa que las ganancias para la región, en términos de reducción de la desigualdad, podrían haberse suspendido.
Para Calvo-González este momento es clave para aumentar la productividad laboral.
“Hay que mejorar el capital humano - por ejemplo, mejorar la preparación, las capacidades cognitivas de los trabajadores y también las llamadas habilidades no cognitivas”, afirma. “Y mejorar la productividad a través de mejor infraestructura, un mejor ambiente para hacer negocios – temas que aumenten el acceso a las oportunidades laborales”, concluye.