Argentina-Brasil, suspendido por lluvia: se juega este viernes
Buenos Aires, Clarín
La lluvia llegó con furia y para quedarse; y la postergación era inevitable. La confirmación oficial recién llegó a 45 minutos del inicio del partido entre Argentina y Brasil en el Monumental, tras la recorrida por el campo de juego del árbitro paraguayo Antonio Arias. El Monumental estaba inundado y ni argentinos ni brasileños querían jugar el partido. Por reglamento de la Conmebol deben pasar por lo menos 24 horas, por lo que el partido se jugará este viernes a las 20. ¿Qué pasará si la lluvia continúa cayendo sobre la Ciudad de Buenos Aires?
Por el anillo del estadio de River el rumor de la postergación empezó a correr dos horas antes del inicio del clásico sudamericano por la tercera fecha de las Eliminatorias Sudamericanas. El campo de juego estaba bajo el agua. Parecía imposible que una pelota puediera rodar por el césped de la cancha de River. Y tanto argentinos como brasileños empezaron a presionar para postergar el partido por 24 horas. Ni Gerardo Martino, ni tampoco Dunga se convencían de jugar un partido de fútbol en esas condiciones. Porque se iba a atentar contra la calidad del espectáculo y contra el físico de los futbolistas.
A las 19.36 la Selección Argentina arribó al estadio y las caras de los jugadores eran elocuentes. También la del entrenador argentino. Nadie quería salir a jugar con la cancha inundada. Y finalmente la postergación llegó. Rápidamente, Martino diagramó junto a su cuerpo técnico una práctica liviana en el microestadio de básquetbol de River, para mover las piernas, para eliminar tensiones. Después, a concentrar a Ezeiza y a contener la ansiedad.
No es la primera vez que el Monumental sufre por el clima en un clásico. La última vez había sido en un Superclásico que terminó 1-1 con goles de Germán Pezzella para el local y Lisandro Magallán para la visita. Fue el recordado River-Boca en el que Mauro Vigliano cobró un penal para el local por una supuesta mano de Fernando Gago, que además vio la roja y dejó a su equipo con diez jugadores durante todo el segundo tiempo. Rodrigo Mora falló aquel remate y Boca mantuvo la ventaja hasta que Pezzella capturó un rebote de Orion y selló la igualdad.
Ese partido se jugó el 5 de octubre de 2014 en un campo de juego imposible para el fútbol. Y a poco más de un año una fuerte lluvia vuelve a azotar el césped del Monumental y a poner en duda el sistema de drenaje del escenario donde juega la Selección Argentina.
La lluvia llegó con furia y para quedarse; y la postergación era inevitable. La confirmación oficial recién llegó a 45 minutos del inicio del partido entre Argentina y Brasil en el Monumental, tras la recorrida por el campo de juego del árbitro paraguayo Antonio Arias. El Monumental estaba inundado y ni argentinos ni brasileños querían jugar el partido. Por reglamento de la Conmebol deben pasar por lo menos 24 horas, por lo que el partido se jugará este viernes a las 20. ¿Qué pasará si la lluvia continúa cayendo sobre la Ciudad de Buenos Aires?
Por el anillo del estadio de River el rumor de la postergación empezó a correr dos horas antes del inicio del clásico sudamericano por la tercera fecha de las Eliminatorias Sudamericanas. El campo de juego estaba bajo el agua. Parecía imposible que una pelota puediera rodar por el césped de la cancha de River. Y tanto argentinos como brasileños empezaron a presionar para postergar el partido por 24 horas. Ni Gerardo Martino, ni tampoco Dunga se convencían de jugar un partido de fútbol en esas condiciones. Porque se iba a atentar contra la calidad del espectáculo y contra el físico de los futbolistas.
A las 19.36 la Selección Argentina arribó al estadio y las caras de los jugadores eran elocuentes. También la del entrenador argentino. Nadie quería salir a jugar con la cancha inundada. Y finalmente la postergación llegó. Rápidamente, Martino diagramó junto a su cuerpo técnico una práctica liviana en el microestadio de básquetbol de River, para mover las piernas, para eliminar tensiones. Después, a concentrar a Ezeiza y a contener la ansiedad.
No es la primera vez que el Monumental sufre por el clima en un clásico. La última vez había sido en un Superclásico que terminó 1-1 con goles de Germán Pezzella para el local y Lisandro Magallán para la visita. Fue el recordado River-Boca en el que Mauro Vigliano cobró un penal para el local por una supuesta mano de Fernando Gago, que además vio la roja y dejó a su equipo con diez jugadores durante todo el segundo tiempo. Rodrigo Mora falló aquel remate y Boca mantuvo la ventaja hasta que Pezzella capturó un rebote de Orion y selló la igualdad.
Ese partido se jugó el 5 de octubre de 2014 en un campo de juego imposible para el fútbol. Y a poco más de un año una fuerte lluvia vuelve a azotar el césped del Monumental y a poner en duda el sistema de drenaje del escenario donde juega la Selección Argentina.