Turquía centra en el Estado Islámico su investigación del ataque
Manifestantes y oposición exigen dimisiones por la falta de medidas de seguridad
Andrés Mourenza
Estambul, El País
Turquía amanecía este domingo llorando a las víctimas —97, según el último balance oficial- del que ya es el mayor atentado de la historia del país—, mientras las primeras investigaciones sobre la masacre de Ankara apuntan a una autoría del Estado Islámico (conocido como ISIS por sus siglas en inglés), según fuentes policiales citadas por varios medios. Hasta el momento ninguna organización ha asumido la autoría del ataque –presuntamente cometido por dos suicidas- y el primer ministro, el islamista moderado Ahmet Davutoglu, señaló el sábado a cuatro organizaciones sospechosas: el Estado Islámico (ISIS), el grupo armado kurdo PKK, y las organizaciones de extrema izquierda DHKP-C y MLKP.
Sin embargo, fuentes del aparato de seguridad reconocen en privado que lo más plausible es que el atentado sea obra del yihadismo. “Todos los signos indican que el ataque fue llevado a cabo por el ISIS. Estamos enfocados en el EI”, aseguró una fuente de la seguridad turca a Reuters.
Es la misma dirección a la que apuntan los primeros indicios. Según la policía, el explosivo utilizado, TNT reforzado con bolas de acero, es muy similar al empleado en el ataque suicida del 20 de julio en Suruç, que provocó una treintena de muertos y que fue perpetrado supuestamente por un joven que formaba parte de una célula turca del Estados Islámico. El atentado de Ankara “fue del mismo estilo que el de Suruç y todas las pistas muestran que fue una copia de aquel ataque”, afirmó otra fuente policial en declaraciones a Reuters.
De hecho, el hermano mayor del suicida de Suruç –en busca y captura por su pertenencia a la organización yihadista- es uno de los posibles sospechosos, según fuentes policiales citadas por el diario Haber Türk. Informaciones filtradas por los servicios secretos a la prensa turca, hablan de cinco militantes del ISIS y presuntos suicidas que se habrían infiltrado en las últimas semanas en Turquía desde territorio sirio y el propio Davutoglu reconoció en su comparecencia del sábado que esta semana fueron detenidos dos presuntos terroristas suicidas, uno en Ankara y otro en Estambul. En agosto, un alto cargo del Gobierno explicaba a este periodista que las fuerzas de seguridad turcas se habían incautado de 35 chalecos explosivos listos para ser usados en atentados.
La sociedad turca se pregunta ahora si no se hizo lo suficiente por evitar el atentado, algo que contribuye a la ira de los miles de personas que durante el fin de semana han salido a las calles para condenar la masacre de Ankara y protestar contra el Gobierno islamista.
Uno de los manifestantes de la protesta que sufrió el atentado, y que desea permanecer en el anonimato, explicó desde Ankara que, frente a la estación central de ferrocarriles de la capital turca, donde se congregaron los asistentes, “no había policías”, cosa infrecuente en Turquía, donde cualquier acto político público, especialmente si es organizado por formaciones de izquierda o pro-kurdas, es vigilado estrechamente por los agentes. En declaraciones a CNN-Türk, el periodista Faruk Bildirici, que también se encontraba en el lugar de los hechos, confirmó que “no había medidas de seguridad”, algo que llamó mucho la atención de los asistentes
“Un día antes de este tipo de actos, el lugar del mitin se despeja, se rodea con vallas y se despliegan los equipos (de seguridad)”, explicó el antiguo subdirector de la policía de la provincia kurda de Diyarbakir, Ilyas Burunak, al diario Zaman: “La Dirección de Seguridad de Ankara y el MIT (servicios de inteligencia) han suspendido en sus deberes. Antes, en estos casos se destituía al delegado del Gobierno y al jefe de la Policía, pero ahora se les recompensa”.
El ministro de Interior, Selami Altinok, justificó la ausencia de policía en el lugar del atentado en que ése era “el punto de reunión” de los grupos que iban a participar en el acto “Por la Paz, el Trabajo y la Democracia” y que el mitin propiamente dicho iba a tener lugar en la plaza de Sihhiye, a dos kilómetros de la estación de tren. Preguntado en rueda de prensa sobre si tiene pensado dimitir por lo sucedido, lo descartó alegando que “no hubo ningún fallo de seguridad”.
“Que hubo fallos de inteligencia es algo obvio e incontestable, los mecanismos de control en el lugar (de los hechos) fueron débiles”, afirma el exvicesecretario de los servicios de inteligencia turcos, Cevat Önes, en una entrevista con el diario Cumhuriyet. Incluso el vicepresidente del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Mehmet Ali Sahin, exigió que se “lleve a cabo una investigación seria” pues considera que “deberían haberse tomado las medidas necesarias para que este tipo de acciones no hubiesen ocurrido”.
La principal formación opositora, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), ya ha exigido que “dimitan todos los responsables políticos” que fueron incapaces de prevenir la masacre de Ankara. Una exigencia también planteada en las manifestaciones de las últimas horas, que demandan que el Ejecutivo islamista asuma responsabilidades. Muchos de los manifestantes, de hecho, acusan al Gobierno de haber sido cómplice del atentado.
Andrés Mourenza
Estambul, El País
Turquía amanecía este domingo llorando a las víctimas —97, según el último balance oficial- del que ya es el mayor atentado de la historia del país—, mientras las primeras investigaciones sobre la masacre de Ankara apuntan a una autoría del Estado Islámico (conocido como ISIS por sus siglas en inglés), según fuentes policiales citadas por varios medios. Hasta el momento ninguna organización ha asumido la autoría del ataque –presuntamente cometido por dos suicidas- y el primer ministro, el islamista moderado Ahmet Davutoglu, señaló el sábado a cuatro organizaciones sospechosas: el Estado Islámico (ISIS), el grupo armado kurdo PKK, y las organizaciones de extrema izquierda DHKP-C y MLKP.
Sin embargo, fuentes del aparato de seguridad reconocen en privado que lo más plausible es que el atentado sea obra del yihadismo. “Todos los signos indican que el ataque fue llevado a cabo por el ISIS. Estamos enfocados en el EI”, aseguró una fuente de la seguridad turca a Reuters.
Es la misma dirección a la que apuntan los primeros indicios. Según la policía, el explosivo utilizado, TNT reforzado con bolas de acero, es muy similar al empleado en el ataque suicida del 20 de julio en Suruç, que provocó una treintena de muertos y que fue perpetrado supuestamente por un joven que formaba parte de una célula turca del Estados Islámico. El atentado de Ankara “fue del mismo estilo que el de Suruç y todas las pistas muestran que fue una copia de aquel ataque”, afirmó otra fuente policial en declaraciones a Reuters.
De hecho, el hermano mayor del suicida de Suruç –en busca y captura por su pertenencia a la organización yihadista- es uno de los posibles sospechosos, según fuentes policiales citadas por el diario Haber Türk. Informaciones filtradas por los servicios secretos a la prensa turca, hablan de cinco militantes del ISIS y presuntos suicidas que se habrían infiltrado en las últimas semanas en Turquía desde territorio sirio y el propio Davutoglu reconoció en su comparecencia del sábado que esta semana fueron detenidos dos presuntos terroristas suicidas, uno en Ankara y otro en Estambul. En agosto, un alto cargo del Gobierno explicaba a este periodista que las fuerzas de seguridad turcas se habían incautado de 35 chalecos explosivos listos para ser usados en atentados.
La sociedad turca se pregunta ahora si no se hizo lo suficiente por evitar el atentado, algo que contribuye a la ira de los miles de personas que durante el fin de semana han salido a las calles para condenar la masacre de Ankara y protestar contra el Gobierno islamista.
Uno de los manifestantes de la protesta que sufrió el atentado, y que desea permanecer en el anonimato, explicó desde Ankara que, frente a la estación central de ferrocarriles de la capital turca, donde se congregaron los asistentes, “no había policías”, cosa infrecuente en Turquía, donde cualquier acto político público, especialmente si es organizado por formaciones de izquierda o pro-kurdas, es vigilado estrechamente por los agentes. En declaraciones a CNN-Türk, el periodista Faruk Bildirici, que también se encontraba en el lugar de los hechos, confirmó que “no había medidas de seguridad”, algo que llamó mucho la atención de los asistentes
“Un día antes de este tipo de actos, el lugar del mitin se despeja, se rodea con vallas y se despliegan los equipos (de seguridad)”, explicó el antiguo subdirector de la policía de la provincia kurda de Diyarbakir, Ilyas Burunak, al diario Zaman: “La Dirección de Seguridad de Ankara y el MIT (servicios de inteligencia) han suspendido en sus deberes. Antes, en estos casos se destituía al delegado del Gobierno y al jefe de la Policía, pero ahora se les recompensa”.
El ministro de Interior, Selami Altinok, justificó la ausencia de policía en el lugar del atentado en que ése era “el punto de reunión” de los grupos que iban a participar en el acto “Por la Paz, el Trabajo y la Democracia” y que el mitin propiamente dicho iba a tener lugar en la plaza de Sihhiye, a dos kilómetros de la estación de tren. Preguntado en rueda de prensa sobre si tiene pensado dimitir por lo sucedido, lo descartó alegando que “no hubo ningún fallo de seguridad”.
“Que hubo fallos de inteligencia es algo obvio e incontestable, los mecanismos de control en el lugar (de los hechos) fueron débiles”, afirma el exvicesecretario de los servicios de inteligencia turcos, Cevat Önes, en una entrevista con el diario Cumhuriyet. Incluso el vicepresidente del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Mehmet Ali Sahin, exigió que se “lleve a cabo una investigación seria” pues considera que “deberían haberse tomado las medidas necesarias para que este tipo de acciones no hubiesen ocurrido”.
La principal formación opositora, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), ya ha exigido que “dimitan todos los responsables políticos” que fueron incapaces de prevenir la masacre de Ankara. Una exigencia también planteada en las manifestaciones de las últimas horas, que demandan que el Ejecutivo islamista asuma responsabilidades. Muchos de los manifestantes, de hecho, acusan al Gobierno de haber sido cómplice del atentado.