Tribunal de Cuentas rechazó las finanzas entregadas por Dilma Rousseff

Brasil, Noticias24
Uno de los órganos de supervisión del Poder Ejecutivo de Brasil, llamado Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), rechazó este miércoles por unanimidad las finanzas entregadas recientemente por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, durante su gestión en 2014, cifras que han sido condenadas como “maniobras fiscales”, con el fin de maquillar las verdaderas cuentas, siendo esta la primera vez desdela época de los 80 que la TCU rechaza las cuentas ofrecidas por un presidente brasileño.

El TCU, cuyo organismo es de poco interés político en Brasil, ha levantado toda la atención debido a que el rechazo de las cuentas ofrecidas por Rousseff es catalogado como “una maniobra de la oposición”, para intentar dar un respaldo jurídico a una nueva petición hacia la mandataria para que sea destituida en medio de la grave crisis política que se vive en esa nación.

Durante toda la semana, el Gobierno ha basado la defensa jurídica del mandato de Rousseff en que las maniobras fiscales conocidas como pedaladas siempre se han practicado, pero nunca antes han sido castigadas. Rousseff también ha intentado detener en análisis del TCU en la más alta corte de Brasil, el Tribunal Supremo Federal, pero sin éxito.

El informe del TCU se lleva ahora a una Comisión Mixta del Presupuesto del Congreso Nacional y después al plenario. Para la oposición, si se consiguen los votos suficientes para rechazar las cuentas en el Legislativo, estaría abierto un camino para atribuir a la presidenta el crimen de falta de honradez administrativa. Esto puede dar lugar a una solicitud de destitución.

De todas maneras, el golpe a la gestión es más político que práctico, por ahora. Hay quienes entienden que no cabría la destitución de Rousseff por crímenes cometidos en el mandato anterior (ella fue reelecta en 2014 y empezó un nuevo mandato en enero). Sin embargo, se estudia si las maniobras no se produjeron hasta febrero de este año, en el actual mandato. Otros dicen incluso que, como es mandataria reelecta, sus decisiones del pasado sí afectan al actual Gobierno. Todo oscilará en función de los inestables apoyos de la presidenta, que cuenta con menos del 10% de aprobación y tiene aliados poco confiables en el Congreso.

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