Periodista gana el Nobel de Literatura 2015


Estocolmo, NP
Svetlana Alexiévich, periodista bielorrusa, conocida por su crónica del desastre de Chernobil, es la ganadora del Premio Nobel de Literatura de 2016. Su nombre es una sorpresa y, a la vez, no lo es. Alexiévich es una autora casi desconocida, con sólo un libro publicado (su crónica de Chernobil, precisamente, editado en 2006 por Siglo XXI y reeditado en enero por Debate), pero era también una de las favoritas desde hace años.


Hablamos por aproximación, por tanto. De aquella Voces de Chernóbil existe la noticia de un relato monumental en el que la voz narradora apenas se deja notar. Aparecen los físicos que llevaban la planta, diciendo que es estupendo el olor del ozono después de un pronto nuclerar. Aparecen los vecinos explicando el desamparo en el que fueron abandonados. Aparecen los políticos con sus corruptelas… Y al lado, aparece la investigación sobre las negligencias que se sucedieron antes y después.

Jaume Bonfill, su editor en Debate, explica que el valor de Alexiévich y de aquel libro está en el hallazgo de un método que siempre estuvo allí y que nadie había explotado en este tipo de temas: la historia oral. “Alexiévich”, explica Bonfill, “organiza las voces como si fuera el coro de una tragedia griega, pero consigue un efecto muy íntimo”.



Ahora falta prepararse para lo que nos espera: Wojna nie ma w sobie nic z kobiety(La guerra no tiene nombre de mujer) es el otro gran libro de Alexiévich. Las reseñas de su edición en inglés haban del gran libro que retrata el después de, lo que ocurrió en la Unión Soviética desde una óptica casi doméstica cuando terminó la Gran Guerra Patriótica, cuando los alemanes volvieron hacia el oeste y se acabó el cerco. La guerra no tiene nombre de mujer aparecerá este otoño en España con el sello de Debate.

La tercera gran obra de Alexiévich habla de Afganistán. Zinky boys, escrito en 1992, fue el primer gran libro escrito en Rusia sobre el desastre de aquella guerra. La estrategia era la misma: dar voz a los veteranos de los combates, a sus madres, a sus mandos…

Alexiévich fue acusada de “pacifista” y de “retratar a la Unión Soviética de una manera poco heroica” durante los tiempos la URSS. También se vio acosada por el régimen del anterior presidente ucraniano, Aleksander Lukashenko. Una primera lectura del fallo apunta al argumento geopolítico: el Nobel se dirige a una voz contracorriente y de mujer en un territorio en el que la libertad está en entredicho. La otra tentación es interpretar el fallo como la dignificación de un oficio, el periodismo, que siempre ha estado en las afueras de la literatura. Cómo no alegrarse.

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