La verdadera razón por la que Argentina echó de menos a Lionel Messi
Buenos Aires, Goal.com
La albiceleste cayó ante Ecuador sin su capitán, y lo que más echó de menos no fueron precisamente sus goles...
Ni siquiera el más pesimista de los analistas hubiera imaginado que la ausencia de Lionel Messi habría sido tan dramática para Argentina en los partidos de clasificación para el Mundial.
Con el capitán recuperándose de su lesión en Barcelona, la albiceleste cayó derrotada en casa ante Ecuador, y podría haber sido peor que el 0-2 encajado.
Ningún equipo de la Conmebol se ha clasificado jamás habiendo perdido el primer partido ante su afición. Los argentinos deben ahora derrotar a Paraguay en Asunción, una dura tarea. Pero el dilema más grande que tiene Gerardo Martino es cómo remplazar al mejor jugador del mundo y mantener al equipo en la carrera.
Además hubo otras circunstancias que llevaron a la derrota del pasado jueves. Sergio Agüero se lesionó a los pocos minutos y tuvo que ser sustituido, tras su salida el ataque de Argentina parecía pesado y predecible.
La defensa, por su parte, nunca ha sido el punto fuerte del equipo. La ausencia de los laterales titulares, Pablo Zabaleta y Marcos Rojo, fue una losa demasiado pesada. Emmanuel Mas completó un partido horroroso, mientras que en la otra banda Facundo Roncaglia se mostró como lo que es: un suplente que no tiene ni la capacidad defensiva ni la progresión atacante necesaria a este nivel.
Pero el problema más preocupante para Argentina estuvo en el centro del campo, exactamente en el lugar donde Messi suele ser decisivo. Sabíamos que iba a haber un impacto en la fluidez del juego del equipo, pero la magnitud del cortocircuito del conjunto fue peor de lo que se podía imaginar.
Durante años, el hecho de que Messi no consiguiera con la selección los números asombrosos que lograba en el Barcelona enfadaba a los aficionados de la albiceleste. Pero solo ahora se ha podido ver la verdadera importancia que tiene. El número 10 sabe que tiene que dar un paso atrás porque ve la debilidad de un centro del campo demasiado estático y que le impide desarrollar su papel más ofensivo en un sistema 4-3-3.
Durante la victoria en Liga del Barcelona la temporada pasada, el 60% de los toques de Messi fueron en el último tercio del campo. En el Mundial de Brasil, ese número desciende por debajo del 54%, y en la Copa América fue un poco mejor con el 55% de los toques realizados en ese espacio. El rosarino tocó uno de cada diez balones en campo propio, a pesar de ser atacante.
La separación del gol está reflejada en otras estadísticas clave. La precisión en el disparo baja casi 20 puntos en los últimos dos torneos internacionales comparada con la que tiene en la Liga, y mientras que en Barcelona participa en un gol cada 57 minutos, lo hizo casi cada dos horas y media en el Mundial y la Copa América.
Aun más revelador, mientras que en la Liga Messi promedia 8.8 regates por partido, durante la Copa intentó 12.5. ¿Por qué? Porque los que llevan la sala de máquinas no están teniendo peso.
En tal formación, los tres hombres del centro del campo son clave. Parte de los fracasos del Barcelona antes de la llegada de Ivan Rakitic fueron por la difícil tarea de renovar al triángulo Xavi-Iniesta-Busquets que tanto respeto había levantado. El Real Madrid también ha sufrido lo mismo, y después de un gran inicio de temporada, la pérdida de Luka Modric y los problemas en el centro del campo les hirieron de muerte. Si esta parte del campo no trabaja, esta formación no puede funcionar.
Esto es lo que se conoce en Argentina como la 'manta corta'. Si quieres taparte la cabeza, dejas tus pies sin tapar. Y si quieres tapar tus pies, dejas tu cuello al aire libre. Sin Messi, la manta no tapó ninguna de esas partes en el Monumental.
No hay nada malo con el ataque de Argentina, incluso sin Messi y Agüero. Jugadores como Carlos Tevez, Ángel Di María, Ángel Correa, Paulo Dybala y Ezequiel Lavezzi pueden jugar al máximo nivel. Pero, ¿quién está detrás de ellos?
Javier Mascherano actúa casi como un tercer centra, y con Lucas Biglia el jueves apenas llegaron balones a la parte ofensiva del equipo. Aquí es donde la posición de Messi ha sido tan importante, tomando el papel de mariscal del centro del campo tanto repartiendo asistencias como con sus carreras verticales. Sin él, ese papel lo tenía que hacer Javier Pastore, pero el jugador del PSG pareció perdido y confuso contra Ecuador.
Es necesario un centro del campo que se mueva más para dar el equilibrio exacto a la defensa y el ataque. Hay unos cuantos candidatos que podrían cumplir ese papel. Roberto Pereyra de la Juventus es uno, incluso Matias Kranevitter de River Plate. Aun así, ahora mismo el centro del campo de Argentina parece roto.
Argentina echó de menos a Messi el jueves, pero no por las razones que podrías imaginar. Sus goles y magia en el área son siempre bienvenidos, como lo serían en cualquier equipo. Pero es el mal papel del centro del campo lo que hace su ausencia tan notable.
La albiceleste cayó ante Ecuador sin su capitán, y lo que más echó de menos no fueron precisamente sus goles...
Ni siquiera el más pesimista de los analistas hubiera imaginado que la ausencia de Lionel Messi habría sido tan dramática para Argentina en los partidos de clasificación para el Mundial.
Con el capitán recuperándose de su lesión en Barcelona, la albiceleste cayó derrotada en casa ante Ecuador, y podría haber sido peor que el 0-2 encajado.
Ningún equipo de la Conmebol se ha clasificado jamás habiendo perdido el primer partido ante su afición. Los argentinos deben ahora derrotar a Paraguay en Asunción, una dura tarea. Pero el dilema más grande que tiene Gerardo Martino es cómo remplazar al mejor jugador del mundo y mantener al equipo en la carrera.
Además hubo otras circunstancias que llevaron a la derrota del pasado jueves. Sergio Agüero se lesionó a los pocos minutos y tuvo que ser sustituido, tras su salida el ataque de Argentina parecía pesado y predecible.
La defensa, por su parte, nunca ha sido el punto fuerte del equipo. La ausencia de los laterales titulares, Pablo Zabaleta y Marcos Rojo, fue una losa demasiado pesada. Emmanuel Mas completó un partido horroroso, mientras que en la otra banda Facundo Roncaglia se mostró como lo que es: un suplente que no tiene ni la capacidad defensiva ni la progresión atacante necesaria a este nivel.
Pero el problema más preocupante para Argentina estuvo en el centro del campo, exactamente en el lugar donde Messi suele ser decisivo. Sabíamos que iba a haber un impacto en la fluidez del juego del equipo, pero la magnitud del cortocircuito del conjunto fue peor de lo que se podía imaginar.
Durante años, el hecho de que Messi no consiguiera con la selección los números asombrosos que lograba en el Barcelona enfadaba a los aficionados de la albiceleste. Pero solo ahora se ha podido ver la verdadera importancia que tiene. El número 10 sabe que tiene que dar un paso atrás porque ve la debilidad de un centro del campo demasiado estático y que le impide desarrollar su papel más ofensivo en un sistema 4-3-3.
Durante la victoria en Liga del Barcelona la temporada pasada, el 60% de los toques de Messi fueron en el último tercio del campo. En el Mundial de Brasil, ese número desciende por debajo del 54%, y en la Copa América fue un poco mejor con el 55% de los toques realizados en ese espacio. El rosarino tocó uno de cada diez balones en campo propio, a pesar de ser atacante.
La separación del gol está reflejada en otras estadísticas clave. La precisión en el disparo baja casi 20 puntos en los últimos dos torneos internacionales comparada con la que tiene en la Liga, y mientras que en Barcelona participa en un gol cada 57 minutos, lo hizo casi cada dos horas y media en el Mundial y la Copa América.
Aun más revelador, mientras que en la Liga Messi promedia 8.8 regates por partido, durante la Copa intentó 12.5. ¿Por qué? Porque los que llevan la sala de máquinas no están teniendo peso.
En tal formación, los tres hombres del centro del campo son clave. Parte de los fracasos del Barcelona antes de la llegada de Ivan Rakitic fueron por la difícil tarea de renovar al triángulo Xavi-Iniesta-Busquets que tanto respeto había levantado. El Real Madrid también ha sufrido lo mismo, y después de un gran inicio de temporada, la pérdida de Luka Modric y los problemas en el centro del campo les hirieron de muerte. Si esta parte del campo no trabaja, esta formación no puede funcionar.
Esto es lo que se conoce en Argentina como la 'manta corta'. Si quieres taparte la cabeza, dejas tus pies sin tapar. Y si quieres tapar tus pies, dejas tu cuello al aire libre. Sin Messi, la manta no tapó ninguna de esas partes en el Monumental.
No hay nada malo con el ataque de Argentina, incluso sin Messi y Agüero. Jugadores como Carlos Tevez, Ángel Di María, Ángel Correa, Paulo Dybala y Ezequiel Lavezzi pueden jugar al máximo nivel. Pero, ¿quién está detrás de ellos?
Javier Mascherano actúa casi como un tercer centra, y con Lucas Biglia el jueves apenas llegaron balones a la parte ofensiva del equipo. Aquí es donde la posición de Messi ha sido tan importante, tomando el papel de mariscal del centro del campo tanto repartiendo asistencias como con sus carreras verticales. Sin él, ese papel lo tenía que hacer Javier Pastore, pero el jugador del PSG pareció perdido y confuso contra Ecuador.
Es necesario un centro del campo que se mueva más para dar el equilibrio exacto a la defensa y el ataque. Hay unos cuantos candidatos que podrían cumplir ese papel. Roberto Pereyra de la Juventus es uno, incluso Matias Kranevitter de River Plate. Aun así, ahora mismo el centro del campo de Argentina parece roto.
Argentina echó de menos a Messi el jueves, pero no por las razones que podrías imaginar. Sus goles y magia en el área son siempre bienvenidos, como lo serían en cualquier equipo. Pero es el mal papel del centro del campo lo que hace su ausencia tan notable.