La oposición argentina lucha para evitar perder en primera vuelta
Macri, el opositor con más opciones, apela al "voto útil" para arrebatar apoyos a los demás. La división de las opciones antikirchneristas permite tomar el poder solo con el 40%
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
La realidad política argentina es muy compleja. La mayoría de los analistas cree que va a ganar en primera vuelta el oficialista Daniel Scioli, elegido como heredero del kirchnerismo, aunque tiene claras diferencias con el estilo de los Kirchner. Y sin embargo, Scioli tiene enfrente al 60% de los argentinos, que no quieren que gane. Pero la incapacidad de la oposición para unirse hace que el peronismo oficial, con una concentración del voto del 40% en bloque hacia Scioli, pueda lograr todo el poder. En estas últimas horas antes de las elecciones del domingo, Mauricio Macri, el candidato de la oposición con más posibilidades, se desgañita para intentar convencer a los electores de otros partidos de oposición de que él representa el “voto útil” porque es el único que puede pasar a la segunda vuelta e impedir que el kirchnerismo, o al menos esa nueva mutación del peronismo que será el sciolismo, gane las elecciones.
Macri ha logrado una posición muy superior a la esperada hace unos años. De miembro de la jet set pasó a presidente de Boca y después a alcalde de Buenos Aires. Nadie pensaba que podría ser un aspirante real a la presidencia por la imagen de millonario neoliberal que le había colocado el kirchnerismo. Y sin embargo ha logrado ser el líder de la oposición. Pero Macri tiene límites para un determinado tipo de votantes, sobre todo la izquierda y los peronistas, que lo ven demasiado a la derecha, rico y alejado de los pobres. Toda su campaña ha consistido en suavizar esa imagen e incluso ha llegado a inaugurar una estatua de Perón, la única que hay en Buenos Aires. Y ahora está apretando para convencer a los que no quieren que gane Scioli, sobre todo al 20% que mantiene su apoyo a Sergio Massa, peronista disidente, de que apoyar a otros es darle la victoria al oficialismo.
En las elecciones del domingo hay un solo candidato oficialista y cinco de la oposición. Tres tienen expectativas de voto pequeñas: la progresista Margarita Stolbizer, el izquierdista Nicolás del Caño y el peronista Adolfo Rodríguez Saa, que llegó a ser presidente de Argentina durante siete días en las convulsas navidades de 2001. El problema real para Macri es Massa. Pero cada voto cuenta. La diferencia entre ir a una segunda vuelta o no puede depender de unos millares de papeletas. Macri necesita cada voto para tratar de que Scioli no le saque los 10 puntos que, según la ley, necesita para ganar directamente, sin segunda vuelta.
La ofensiva va con todo. El macrismo está echando toda la carne en el asador para convencer a los indecisos e incluso ha presentado en las últimas horas una impactante denuncia sobre un supuesto espionaje masivo a políticos de la oposición, jueces y periodistas por parte de los servicios secretos argentinos. La denuncia, presentada por dos diputadas macristas, afecta a los principales periodistas del país y parece pensada para animar el voto contra el kirchnerismo. Mientras, Massa trata de aferrar sus apoyos señalando que él es el verdadero voto útil porque solo él podría ganarle en una segunda vuelta a Scioli, ya que puede competir por el voto peronista.
Mientras, la mayoría de los personajes más populares van decantando sus opciones políticas y mientras la conocida actriz Susana Jiménez ha mostrado su apoyo a Macri, Diego Maradona, desde su mansión en Dubai, lanzó en Facebook un mensaje para apoyar a Scioli, Cristina e incluso La Cámpora, el núcleo duro kirchnerista. Mientras Maradona apoyaba al Gobierno desde Dubai, Macri organizaba anoche un gran acto en Lanús, donde nació el futbolista, un municipio del corazón del conurbano de Buenos Aires, precisamente con la intención de arrebatarle votos a Massa en el terreno que mejor domina, los alderedores de la capital.
Carlos E. Cué
Buenos Aires, El País
La realidad política argentina es muy compleja. La mayoría de los analistas cree que va a ganar en primera vuelta el oficialista Daniel Scioli, elegido como heredero del kirchnerismo, aunque tiene claras diferencias con el estilo de los Kirchner. Y sin embargo, Scioli tiene enfrente al 60% de los argentinos, que no quieren que gane. Pero la incapacidad de la oposición para unirse hace que el peronismo oficial, con una concentración del voto del 40% en bloque hacia Scioli, pueda lograr todo el poder. En estas últimas horas antes de las elecciones del domingo, Mauricio Macri, el candidato de la oposición con más posibilidades, se desgañita para intentar convencer a los electores de otros partidos de oposición de que él representa el “voto útil” porque es el único que puede pasar a la segunda vuelta e impedir que el kirchnerismo, o al menos esa nueva mutación del peronismo que será el sciolismo, gane las elecciones.
Macri ha logrado una posición muy superior a la esperada hace unos años. De miembro de la jet set pasó a presidente de Boca y después a alcalde de Buenos Aires. Nadie pensaba que podría ser un aspirante real a la presidencia por la imagen de millonario neoliberal que le había colocado el kirchnerismo. Y sin embargo ha logrado ser el líder de la oposición. Pero Macri tiene límites para un determinado tipo de votantes, sobre todo la izquierda y los peronistas, que lo ven demasiado a la derecha, rico y alejado de los pobres. Toda su campaña ha consistido en suavizar esa imagen e incluso ha llegado a inaugurar una estatua de Perón, la única que hay en Buenos Aires. Y ahora está apretando para convencer a los que no quieren que gane Scioli, sobre todo al 20% que mantiene su apoyo a Sergio Massa, peronista disidente, de que apoyar a otros es darle la victoria al oficialismo.
En las elecciones del domingo hay un solo candidato oficialista y cinco de la oposición. Tres tienen expectativas de voto pequeñas: la progresista Margarita Stolbizer, el izquierdista Nicolás del Caño y el peronista Adolfo Rodríguez Saa, que llegó a ser presidente de Argentina durante siete días en las convulsas navidades de 2001. El problema real para Macri es Massa. Pero cada voto cuenta. La diferencia entre ir a una segunda vuelta o no puede depender de unos millares de papeletas. Macri necesita cada voto para tratar de que Scioli no le saque los 10 puntos que, según la ley, necesita para ganar directamente, sin segunda vuelta.
La ofensiva va con todo. El macrismo está echando toda la carne en el asador para convencer a los indecisos e incluso ha presentado en las últimas horas una impactante denuncia sobre un supuesto espionaje masivo a políticos de la oposición, jueces y periodistas por parte de los servicios secretos argentinos. La denuncia, presentada por dos diputadas macristas, afecta a los principales periodistas del país y parece pensada para animar el voto contra el kirchnerismo. Mientras, Massa trata de aferrar sus apoyos señalando que él es el verdadero voto útil porque solo él podría ganarle en una segunda vuelta a Scioli, ya que puede competir por el voto peronista.
Mientras, la mayoría de los personajes más populares van decantando sus opciones políticas y mientras la conocida actriz Susana Jiménez ha mostrado su apoyo a Macri, Diego Maradona, desde su mansión en Dubai, lanzó en Facebook un mensaje para apoyar a Scioli, Cristina e incluso La Cámpora, el núcleo duro kirchnerista. Mientras Maradona apoyaba al Gobierno desde Dubai, Macri organizaba anoche un gran acto en Lanús, donde nació el futbolista, un municipio del corazón del conurbano de Buenos Aires, precisamente con la intención de arrebatarle votos a Massa en el terreno que mejor domina, los alderedores de la capital.