FAO: más 150 millones de personas han logrado salir de la pobreza extrema desde 2013
Roma, EFE
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) defendió hoy la eficacia de los programas de protección social para reducir la pobreza y el hambre, después de que en 2013 estos lograran sacar a 150 millones de personas de la extrema pobreza.
En su informe anual sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación, esa agencia de las Naciones Unidas, con sede en Roma, apuntó que esos programas son “eficaces” y pueden fomentar la inversión en actividades productivas.
Según se desprende de las conclusiones del informe, la protección social “no reduce el esfuerzo laboral”, sino que estimula la inversión en agricultura y otras actividades económicas.
Para que esos programas tengan éxito, resultan importantes la selección eficaz de los beneficiarios y las transferencias adecuadas, según la FAO, que destaca que la protección social (que incluye asistencia social, previsión social y protección del mercado laboral) no solo contribuye a aumentar el consumo, sino a incrementar los ingresos de los hogares y su capacidad para producir alimentos.
En todo el mundo se estima que unos 2.100 millones de personas -un tercio de la población- reciben alguna forma de protección social, aunque las diferencias son notables entre regiones.
“La mayoría de los países, incluso los más pobres, pueden permitirse programas de protección social potencialmente importantes en la lucha contra la pobreza”, dice el informe, que no descarta que en algunos países el apoyo de los donantes sea fundamental a corto o medio plazo para mantenerlos.
Con el objetivo de romper el círculo vicioso de la pobreza, la organización promueve los programas dirigidos a las mujeres para que estas dispongan de más tiempo y refuercen su control sobre los ingresos, teniendo en cuenta que “la malnutrición materna e infantil perpetúa la pobreza de una generación a otra”.
Además, insta a aumentar el poder adquisitivo de los hogares beneficiarios con transferencias de efectivo, aunque recalca que es posible que se necesiten programas complementarios para evitar otros obstáculos en la producción local como la inflación.
“La protección social por sí sola no es suficiente para sacar a las personas de la pobreza”, asegura el informe, que llama a coordinar esas medidas con el gasto público en programas agrícolas para mejorar el desarrollo rural y lograr un crecimiento económico inclusivo.
La movilización permanente de los recursos y el compromiso de los países son necesarios para respaldar una acción coordinada a nivel nacional y subnacional, según la FAO, que admite que ese tipo de intervenciones dependen del contexto y las dificultades.
Mil millones de personas continúan siendo muy pobres y hay otros mil millones de pobres en el mundo, sobre todo en las zonas rurales, a pesar de que la pobreza extrema ha disminuido en muchas regiones como Asia oriental y el Pacífico, mientras que en África subsahariana se ha avanzado muy poco.
Un total de 72 de los 129 países sobre los que la FAO lleva a cabo un seguimiento ha alcanzado la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio consistente en reducir a la mitad la prevalencia de la subalimentación para 2015.
Ahora que la nueva agenda del desarrollo pretende la erradicación total de la pobreza y el hambre, la ONU recomienda aumentar la protección social y las inversiones para los más pobres, lo que calcula que costaría 267.000 millones de dólares anuales hasta 2030, el equivalente al 0,3 % del producto interior bruto (PIB).
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) defendió hoy la eficacia de los programas de protección social para reducir la pobreza y el hambre, después de que en 2013 estos lograran sacar a 150 millones de personas de la extrema pobreza.
En su informe anual sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación, esa agencia de las Naciones Unidas, con sede en Roma, apuntó que esos programas son “eficaces” y pueden fomentar la inversión en actividades productivas.
Según se desprende de las conclusiones del informe, la protección social “no reduce el esfuerzo laboral”, sino que estimula la inversión en agricultura y otras actividades económicas.
Para que esos programas tengan éxito, resultan importantes la selección eficaz de los beneficiarios y las transferencias adecuadas, según la FAO, que destaca que la protección social (que incluye asistencia social, previsión social y protección del mercado laboral) no solo contribuye a aumentar el consumo, sino a incrementar los ingresos de los hogares y su capacidad para producir alimentos.
En todo el mundo se estima que unos 2.100 millones de personas -un tercio de la población- reciben alguna forma de protección social, aunque las diferencias son notables entre regiones.
“La mayoría de los países, incluso los más pobres, pueden permitirse programas de protección social potencialmente importantes en la lucha contra la pobreza”, dice el informe, que no descarta que en algunos países el apoyo de los donantes sea fundamental a corto o medio plazo para mantenerlos.
Con el objetivo de romper el círculo vicioso de la pobreza, la organización promueve los programas dirigidos a las mujeres para que estas dispongan de más tiempo y refuercen su control sobre los ingresos, teniendo en cuenta que “la malnutrición materna e infantil perpetúa la pobreza de una generación a otra”.
Además, insta a aumentar el poder adquisitivo de los hogares beneficiarios con transferencias de efectivo, aunque recalca que es posible que se necesiten programas complementarios para evitar otros obstáculos en la producción local como la inflación.
“La protección social por sí sola no es suficiente para sacar a las personas de la pobreza”, asegura el informe, que llama a coordinar esas medidas con el gasto público en programas agrícolas para mejorar el desarrollo rural y lograr un crecimiento económico inclusivo.
La movilización permanente de los recursos y el compromiso de los países son necesarios para respaldar una acción coordinada a nivel nacional y subnacional, según la FAO, que admite que ese tipo de intervenciones dependen del contexto y las dificultades.
Mil millones de personas continúan siendo muy pobres y hay otros mil millones de pobres en el mundo, sobre todo en las zonas rurales, a pesar de que la pobreza extrema ha disminuido en muchas regiones como Asia oriental y el Pacífico, mientras que en África subsahariana se ha avanzado muy poco.
Un total de 72 de los 129 países sobre los que la FAO lleva a cabo un seguimiento ha alcanzado la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio consistente en reducir a la mitad la prevalencia de la subalimentación para 2015.
Ahora que la nueva agenda del desarrollo pretende la erradicación total de la pobreza y el hambre, la ONU recomienda aumentar la protección social y las inversiones para los más pobres, lo que calcula que costaría 267.000 millones de dólares anuales hasta 2030, el equivalente al 0,3 % del producto interior bruto (PIB).