El Chelsea se deja otros dos puntos y ya no puede fallar más
Kiev, As
El Chelsea se dejó otros dos puntos en Ucrania y sigue a la estela de Oporto y Dinamo de Kiev en su grupo, lo que enciende las alarmas también en la Champions cuando el ecuador del grupo ya se ha cubierto. No ha ganado en Portugal ni en Kiev el conjunto de Mourinho, que deberá resolver el embrollo en las próximas jornadas en el Bridge. Cualquier mínimo tropiezo puede ser fatal. Esta vez no fue por falta de juego y de oportunidades.
El conjunto blue se pareció al del año pasado y desde luego mejoró la versión habitual de este primer tramo de temporada. Sin embargo, le faltó la puntería que un grande debe tener en Europa si quiere conquistarla Champions. Mourinho puso a Zouma en el puesto de lateral derecho del lesionado Ivanovic y volvió a apostar por Ramires en vez de Oscar como hace en los partidos exigentes fuera de casa, incluso pese a que Pedro estaba lesionado en esta ocasión.
Lo de Ramires no deja de tener gracia. Apenas tiene protagonismo con Mou, pero cuando la cosa se pone seria es la primera opción del portugués para taponar el juego de sus rivales. Lo hizo de nuevo en Kiev y la realidad es que el Dinamo estuvo más incómodo de lo que acostumbra, con Yarmolenko bien sujetado por Azpilicueta en la banda y la zona de creación ucraniana empantanada ante Matic, Ramires y Fàbregas. Estuvo bien el español y eso es otro de los aspectos a destacar, pues no ha sido el mejor arranque de temporada que se le recuerda. Fue él quien surtió de balones a sus compañeros, como aquel que regala caramelos en la puerta de un colegio.
Hazard lanzó al palo en una de sus clásicas jugadas en diagonal desde la izquierda y el propio Fàbregas fue objeto de un penalti claro de Rybalka que el árbitro no señaló. Un motivo más de enfado, este con razón, para el malhumorado carácter de Mourinho. El Chelsea también era superior a balón parado. Willian puso un balón al área y Diego Costa no llegó por esos centímetros que antes devoraba y ahora le devoran a él.
Parecía que el Chelsea encontraría premio a uno de sus mejores primeros tiempos de lo que va de curso, también cuando Matic penetró en el área y cruzó demasiado con el exterior de la derecha, pero el partido se fue alargando hasta dar vueltas en la cabeza de los blues, que precisamente andan débiles de un carácter mental del que los equipos de Mourinho siempre hacen gala. Buyalsky avisó desde fuera del área en el único acercamiento local, pero si hubo algún dueño del partido y el marcador no lo corroboró fue el Chelsea.
El dominio fue a más y las ocasiones, también. Willian se topó con el palo en un lanzamiento de falta magistral y también Fàbregas pudo marcar si hubiera cruzado con mayor éxito una contra rápida de los londinenses, otra suerte que esta temporada parecía olvidada. El Dinamo se defendía con el ímpetu que da el paso de los minutos cuando uno se ve inferior y sacó balones decisivos como el que repelió un remate de Hazard que también olía a gol.
Mourinho hizo su único cambio y metió a Oscar por Fàbregas, desfondado, con el riesgo que suponía encajar un gol al contragolpe que de verdad hiciera añicos sus esperanzas en el grupo. Derlis lo tuvo en un tiro demasiado manso y también Moraes en unos últimos minutos de acoso con los que hacer todavía mejor el resultado. Los ucranianos, pese a ello, dieron por bueno un empate que les permite viajar a Londres por delante de su rival y mantiene vivas sus opciones de clasificación. La imagen fue entonces la de Falcao calentando en la banda durante media hora y sin ni siquiera salir, resumen de un inicio de temporada revuelto en el Chelsea y que también en la Champions amenaza en forma de negros nubarrones.
El Chelsea se dejó otros dos puntos en Ucrania y sigue a la estela de Oporto y Dinamo de Kiev en su grupo, lo que enciende las alarmas también en la Champions cuando el ecuador del grupo ya se ha cubierto. No ha ganado en Portugal ni en Kiev el conjunto de Mourinho, que deberá resolver el embrollo en las próximas jornadas en el Bridge. Cualquier mínimo tropiezo puede ser fatal. Esta vez no fue por falta de juego y de oportunidades.
El conjunto blue se pareció al del año pasado y desde luego mejoró la versión habitual de este primer tramo de temporada. Sin embargo, le faltó la puntería que un grande debe tener en Europa si quiere conquistarla Champions. Mourinho puso a Zouma en el puesto de lateral derecho del lesionado Ivanovic y volvió a apostar por Ramires en vez de Oscar como hace en los partidos exigentes fuera de casa, incluso pese a que Pedro estaba lesionado en esta ocasión.
Lo de Ramires no deja de tener gracia. Apenas tiene protagonismo con Mou, pero cuando la cosa se pone seria es la primera opción del portugués para taponar el juego de sus rivales. Lo hizo de nuevo en Kiev y la realidad es que el Dinamo estuvo más incómodo de lo que acostumbra, con Yarmolenko bien sujetado por Azpilicueta en la banda y la zona de creación ucraniana empantanada ante Matic, Ramires y Fàbregas. Estuvo bien el español y eso es otro de los aspectos a destacar, pues no ha sido el mejor arranque de temporada que se le recuerda. Fue él quien surtió de balones a sus compañeros, como aquel que regala caramelos en la puerta de un colegio.
Hazard lanzó al palo en una de sus clásicas jugadas en diagonal desde la izquierda y el propio Fàbregas fue objeto de un penalti claro de Rybalka que el árbitro no señaló. Un motivo más de enfado, este con razón, para el malhumorado carácter de Mourinho. El Chelsea también era superior a balón parado. Willian puso un balón al área y Diego Costa no llegó por esos centímetros que antes devoraba y ahora le devoran a él.
Parecía que el Chelsea encontraría premio a uno de sus mejores primeros tiempos de lo que va de curso, también cuando Matic penetró en el área y cruzó demasiado con el exterior de la derecha, pero el partido se fue alargando hasta dar vueltas en la cabeza de los blues, que precisamente andan débiles de un carácter mental del que los equipos de Mourinho siempre hacen gala. Buyalsky avisó desde fuera del área en el único acercamiento local, pero si hubo algún dueño del partido y el marcador no lo corroboró fue el Chelsea.
El dominio fue a más y las ocasiones, también. Willian se topó con el palo en un lanzamiento de falta magistral y también Fàbregas pudo marcar si hubiera cruzado con mayor éxito una contra rápida de los londinenses, otra suerte que esta temporada parecía olvidada. El Dinamo se defendía con el ímpetu que da el paso de los minutos cuando uno se ve inferior y sacó balones decisivos como el que repelió un remate de Hazard que también olía a gol.
Mourinho hizo su único cambio y metió a Oscar por Fàbregas, desfondado, con el riesgo que suponía encajar un gol al contragolpe que de verdad hiciera añicos sus esperanzas en el grupo. Derlis lo tuvo en un tiro demasiado manso y también Moraes en unos últimos minutos de acoso con los que hacer todavía mejor el resultado. Los ucranianos, pese a ello, dieron por bueno un empate que les permite viajar a Londres por delante de su rival y mantiene vivas sus opciones de clasificación. La imagen fue entonces la de Falcao calentando en la banda durante media hora y sin ni siquiera salir, resumen de un inicio de temporada revuelto en el Chelsea y que también en la Champions amenaza en forma de negros nubarrones.