El Bayern arrolla en Wolfsburgo gracias a 45’ de ensueño

Wolfsburgo, As
El Bayern se dio un baño de sales y espuma en su visita copera a Wolfsburgo para sellar la clasificación a octavos y corroborar que a su mejor nivel no hay quien le tosa. No al menos en Alemania. Los de Guardiola se quitaron de un plumazo a su más directo rival germano ahora mismo, si es que se puede decir eso ante la diferencia habitual entre bávaros y el resto, con un primer tiempo sencillamente magistral. Pocos conjuntos en Europa pueden rendir a tal altura.


Guardiola sorprendió metiendo a Douglas Costa por dentro y ofreciendo los extremos a Coman y Müller, con Lewandowski como punta de lanza. Cualquier variación táctica que imagine Pep tiende a ensalzarse, pero es que lo de esta vez merece esto y más. El brasileño, que venía de maravillar en el arranque de temporada pegado a la cal, canalizó el juego interior y recordó al primer Douglas Costa, el que impactó en Gremio y en las selecciones inferiores brasileñas. Por si fuera poco, marcó el primer tanto en una jugada personal culminada con un disparo en forma de dardo envenado.

Costa y todo el que quisiera participar del tráfico interior del Bayern podía hacerlo por la amplitud que desde los costados hacían posible Coman y Müller. El francés y Alaba convirtieron su banda izquierda en una autopista por la que acribillar sin perdón al lateral Trasch, que fue sustituido en busca de soluciones y de clemencia. Por ahí vinieron los otros dos tantos antes del descanso, ambos de Müller y ambos originados en jugadas por la izquierda y centros envenenados que él aprovechó con su habitual olfato.

No quedó ahí el festival. Thiago y Müller pudieron marcar ante la gigante bandera blanca que el Wolfsburgo sacó a relucir ante semejante baño. Sólo con el paso de los minutos y la lógica imperiosa de ver el pase y el partido resueltos llegaron las opciones para los locales, abochornados por cómo estaban defendiendo el título conquistado el año pasado.

Caligiuri vio por primera vez la figura de Neuer, pero mandó la pelota fuera por poco. El portero alemán también sacó una buena mano en su única parada de mérito de todo el choque. Así hasta que en los últimos instantes Schurrle hizo el gol del honor ante un Bayern que para entonces ya descansaba plácidamente. Sólo la digestión tras semejante festín hizo posible que se relajara el conjunto de Guardiola, punzante y ácido en Wolfsburgo como en sus mejores noches. Noches en las que es inalcanzable, casi único.

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