Xi defiende a la mujer en la ONU y acalla el feminismo en China
El jefe de Estado chino copreside un foro sobre igualdad de la mujer mientras las activistas del pais denuncian un estrechamiento de la vigilancia contra ellas
Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
Li Maizi, trabajadora de una ONG en Pekín, ha intentado llevar una vida discreta en los últimos meses. Pero esta semana sus aspiraciones han vuelto a venirse abajo. Según denuncia en un comunicado, su casera ha recibido sugerencias de la policía china para que le rescinda el alquiler porque, según los agentes, su caso implica “la seguridad del Estado”. El “peligro” de Li, a los ojos de las fuerzas de seguridad, es ser una de las feministas más activas en su país. Eso ya le costó un mes de prisión junto con cuatro compañeras a comienzos de este año.
La presión contra Li, y el resto del grupo de detenidas, arrecia al mismo tiempo que el presidente chino, Xi Jinping, copreside este domingo junto a Naciones Unidas una reunión de líderes mundiales en Nueva York sobre igualdad de género. El encuentro conmemora la Conferencia de la ONU sobre la Mujer que se celebró en Pekín en 1995 y que dio pie a un incipiente activismo femenino.
En su discurso, Xi defenderá los logros de su gobierno desde entonces para potenciar a las mujeres, “la otra mitad del cielo” que describiera Mao Zedong. Pero aunque se han logrado progresos, esos avances enmascaran una realidad mucho menos optimista.
Un buen número de activistas chinas se encuentran detenidas, encarceladas o desaparecidas. La defensora de los derechos humanos Cao Shunli murió el año pasado en prisión. La periodista Gao Yu, de 71 años, ha sido condenada a siete años de cárcel por pasar información a extranjeros. Liu Xia, la esposa del premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, se encuentra bajo arresto domiciliario por reclamar la libertad de su marido. La abogada especializada en derechos humanos Wang Yu se encuentra en paradero desconocido desde julio, cuando agentes de policía irrumpieron en su vivienda. Las medidas contra estas mujeres se incluyen dentro de una dura campaña de represión contra el activismo en China desde la llegada al poder de Xi Jinping.
“Es verdaderamente irónico que China copatrocine una reunión global de la ONU sobre igualdad de género al mismo tiempo que su Gobierno lleva a cabo una campaña sin precedentes contra las activistas en favor de los derechos de la mujer”, denuncia Leta Hong-Fincher, autora del libro Leftover Women: The Resurgence of Gender Inequality in China (Mujeres Sobrantes: El Resurgimiento de la Desigualdad de Género en China). "Las jóvenes feministas [detenidas] siguen etiquetadas como 'sospechosas de delitos' y las autoridades chinas las hostigan, al tiempo que se contrae seriamente el espacio para el activismo feminista en general".
En un libro blanco presentado esta semana, el Gobierno chino obvia esas denuncias y apunta, por contra, logros como el primer proyecto de ley contra la violencia doméstica. Maya Wang, de Human Rights Watch, subraya que el régimen “no ha hecho ninguna otra mejora significativa a los derechos de las mujeres. Los derechos reproductivos aún están gravemente limitados debido a las normas draconianas sobre planificación familiar, y quienes las incumplen a menudo reciben coerción y un trato cruel. Xi también ha sido hostil hacia la sociedad civil independiente, incluidas las mujeres activistas”.
El libro blanco menciona también que las mujeres tienen pleno acceso a la educación, y en las universidades su matriculación en estudios de grado es superior a la de los hombres. Pero en algunos centros la nota de corte es mayor para ellas.
Solteras "sobrantes"
Es cierto que la incorporación femenina al mundo laboral se encuentra muy por delante de países del área más desarrollados, como Japón, pero también que en los últimos años ha aumentado la brecha salarial entre hombres y mujeres. Es ilegal que las solteras tengan hijos. Aunque suavizada, sigue en pie la política del hijo único. Hong-Fincher ha denunciado en su libro una campaña orquestada desde el régimen desde 2007 para convencer a las jóvenes de que se casen pronto y no se conviertan en “sobrantes”. Medios oficiales como el Diario del Pueblo publican cada cierto tiempo galerías de fotos de mujeres periodistas, u otras profesionales, en el trabajo con titulares como “Belleza con Cabeza”.
La socióloga Jiang Yongping, de la Sociedad China de Investigación sobre las Mujeres, admite que “el machismo aún existe de manera general en la sociedad china” como consecuencia de la cultura tradicional y “afecta aún a todos, desde los cargos más altos a los ciudadanos de a pie”. Aunque sostiene que la situación “es mucho mejor que antes”, la idea de que la tarea principal de la mujer es cuidar de la familia ejerce aún una enorme influencia, aunque sea de manera “subconsciente”, explica.
En su discurso en la sesión de la ONU, Xi probablemente prometerá continuar adelante con la integración y promoción de la mujer en la sociedad china. Pero con toda seguridad no hará referencia a Li Maizi y sus compañeras, que desde su puesta en libertad en abril continúan bajo vigilancia. “No sé por qué la Policía se sigue preocupando por mí. Todo lo que hago es defender los derechos de las mujeres y la igualdad de género, y a veces trabajar en favor de los intereses de las minorías”, sostiene la joven feminista.
Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
Li Maizi, trabajadora de una ONG en Pekín, ha intentado llevar una vida discreta en los últimos meses. Pero esta semana sus aspiraciones han vuelto a venirse abajo. Según denuncia en un comunicado, su casera ha recibido sugerencias de la policía china para que le rescinda el alquiler porque, según los agentes, su caso implica “la seguridad del Estado”. El “peligro” de Li, a los ojos de las fuerzas de seguridad, es ser una de las feministas más activas en su país. Eso ya le costó un mes de prisión junto con cuatro compañeras a comienzos de este año.
La presión contra Li, y el resto del grupo de detenidas, arrecia al mismo tiempo que el presidente chino, Xi Jinping, copreside este domingo junto a Naciones Unidas una reunión de líderes mundiales en Nueva York sobre igualdad de género. El encuentro conmemora la Conferencia de la ONU sobre la Mujer que se celebró en Pekín en 1995 y que dio pie a un incipiente activismo femenino.
En su discurso, Xi defenderá los logros de su gobierno desde entonces para potenciar a las mujeres, “la otra mitad del cielo” que describiera Mao Zedong. Pero aunque se han logrado progresos, esos avances enmascaran una realidad mucho menos optimista.
Un buen número de activistas chinas se encuentran detenidas, encarceladas o desaparecidas. La defensora de los derechos humanos Cao Shunli murió el año pasado en prisión. La periodista Gao Yu, de 71 años, ha sido condenada a siete años de cárcel por pasar información a extranjeros. Liu Xia, la esposa del premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, se encuentra bajo arresto domiciliario por reclamar la libertad de su marido. La abogada especializada en derechos humanos Wang Yu se encuentra en paradero desconocido desde julio, cuando agentes de policía irrumpieron en su vivienda. Las medidas contra estas mujeres se incluyen dentro de una dura campaña de represión contra el activismo en China desde la llegada al poder de Xi Jinping.
“Es verdaderamente irónico que China copatrocine una reunión global de la ONU sobre igualdad de género al mismo tiempo que su Gobierno lleva a cabo una campaña sin precedentes contra las activistas en favor de los derechos de la mujer”, denuncia Leta Hong-Fincher, autora del libro Leftover Women: The Resurgence of Gender Inequality in China (Mujeres Sobrantes: El Resurgimiento de la Desigualdad de Género en China). "Las jóvenes feministas [detenidas] siguen etiquetadas como 'sospechosas de delitos' y las autoridades chinas las hostigan, al tiempo que se contrae seriamente el espacio para el activismo feminista en general".
En un libro blanco presentado esta semana, el Gobierno chino obvia esas denuncias y apunta, por contra, logros como el primer proyecto de ley contra la violencia doméstica. Maya Wang, de Human Rights Watch, subraya que el régimen “no ha hecho ninguna otra mejora significativa a los derechos de las mujeres. Los derechos reproductivos aún están gravemente limitados debido a las normas draconianas sobre planificación familiar, y quienes las incumplen a menudo reciben coerción y un trato cruel. Xi también ha sido hostil hacia la sociedad civil independiente, incluidas las mujeres activistas”.
El libro blanco menciona también que las mujeres tienen pleno acceso a la educación, y en las universidades su matriculación en estudios de grado es superior a la de los hombres. Pero en algunos centros la nota de corte es mayor para ellas.
Solteras "sobrantes"
Es cierto que la incorporación femenina al mundo laboral se encuentra muy por delante de países del área más desarrollados, como Japón, pero también que en los últimos años ha aumentado la brecha salarial entre hombres y mujeres. Es ilegal que las solteras tengan hijos. Aunque suavizada, sigue en pie la política del hijo único. Hong-Fincher ha denunciado en su libro una campaña orquestada desde el régimen desde 2007 para convencer a las jóvenes de que se casen pronto y no se conviertan en “sobrantes”. Medios oficiales como el Diario del Pueblo publican cada cierto tiempo galerías de fotos de mujeres periodistas, u otras profesionales, en el trabajo con titulares como “Belleza con Cabeza”.
La socióloga Jiang Yongping, de la Sociedad China de Investigación sobre las Mujeres, admite que “el machismo aún existe de manera general en la sociedad china” como consecuencia de la cultura tradicional y “afecta aún a todos, desde los cargos más altos a los ciudadanos de a pie”. Aunque sostiene que la situación “es mucho mejor que antes”, la idea de que la tarea principal de la mujer es cuidar de la familia ejerce aún una enorme influencia, aunque sea de manera “subconsciente”, explica.
En su discurso en la sesión de la ONU, Xi probablemente prometerá continuar adelante con la integración y promoción de la mujer en la sociedad china. Pero con toda seguridad no hará referencia a Li Maizi y sus compañeras, que desde su puesta en libertad en abril continúan bajo vigilancia. “No sé por qué la Policía se sigue preocupando por mí. Todo lo que hago es defender los derechos de las mujeres y la igualdad de género, y a veces trabajar en favor de los intereses de las minorías”, sostiene la joven feminista.