Un misil de Konoplyanka sella el primer triunfo del Sevilla
Sevilla, As
Al igual que sucediera hace dos temporadas, en la sexta jornada, sin convencer y ante el Rayo Vallecano, llegó el primer triunfo de la temporada del Sevilla. No lo merecieron los de Emery, tensionados y nerviosos todo el partido, pero los millones invertidos en verano salieron a relucir para que Konoplyanka empezara a tallar su efigie de futuro ídolo en Nervión.
Porque la primera parte fue del Rayo. El miedo atenazaba a los sevillistas que, como en todo lo que va de temporada, nunca encontraban una salida clara del balón. Para defender, la línea de medios prácticamente se incrustaba entre la defensa para ver como el Rayo tocaba y tocaba. Ni les hacía falta a los de Paco Jémez imprimir velocidad al juego, a base de técnica, encontraban huecos para acabar llevando el balón a la banda y que Javi Guerra peleara los centros. Tuvo una en el minuto 5 que Sergio Rico sacó con la cara y otra en el 21 en la que, en boca de gol, no conectó con la pelota.
Pero apareció la conexión gala. Recuperación de Iborra, internada de Tremoulinas por la izquierda, pase de calidad a Gameiro y primer gol en Liga del francés. Lejos de dar confianza el tanto, el Sevilla siguió por el mismo camino, aunque con el 1-0 se puede argumentar que el plan era esperar al Rayo para salir a la contra. Sin embargo, los robos brillaban por su ausencia. Hasta que llegó el descuento. N'Zonzi, que estaba horrible hasta ese momento, recuperó y abrió a un hiperactivo Tremoulinas, que llegó a línea de fondo y centró. Su balón, en el segundo palo, lo recogió Reyes, que con una media verónica sentó a su marcador y se la regaló a N'Zonzi para que hiciera el segundo. Castigo excesivo para el Rayo y balón de oxígeno para el Sevilla.
Salió mejor el Sevilla en la segunda mitad y en botas de Iborra, en dos ocasiones, y Andreolli tuvo la sentencia. Pero la justicia se la debía al Rayo. Bebé en el 51 acortó con una falta lejanísima y Javi Guerra empató en el 67 siendo mucho más listo que Kolo. En ambos goles, Sergio Rico pudo hacer más. Pero bastante más. Los nervios volvieron a Nervión, el Sevilla recuperó su versión timorata y el Rayo se lo creyó, puesto que los locales estaban cortocircuitados. Sólo Gameiro ofrecía una alternativa arriba, Emery no se acordó ni de Immobile ni de Llorente y sus cambios no los entendió el respetable.
Se quedaron con 10 los rayistas por la segunda amarilla de Amaya, al que Gameiro le ganó la partida en el 83'. El central del Rayo perdió tiempo para recibir los pitos de Nervión por su pasado bético y vaya si los recibió. La falta era inmejorable para un diestro. Konoplyanka la pidió y justificó con una espectacular misil el empecinamiento del Sevilla por ficharlo este verano. Un golazo.
El partido acabó ahí. El Rayo con diez ya no lo pudo ni intentar y el Sevilla sumó tres puntos de oro para su confianza. Sale del farolillo rojo y del descenso. El viento debe empezar a cambiar en Nervión.
Al igual que sucediera hace dos temporadas, en la sexta jornada, sin convencer y ante el Rayo Vallecano, llegó el primer triunfo de la temporada del Sevilla. No lo merecieron los de Emery, tensionados y nerviosos todo el partido, pero los millones invertidos en verano salieron a relucir para que Konoplyanka empezara a tallar su efigie de futuro ídolo en Nervión.
Porque la primera parte fue del Rayo. El miedo atenazaba a los sevillistas que, como en todo lo que va de temporada, nunca encontraban una salida clara del balón. Para defender, la línea de medios prácticamente se incrustaba entre la defensa para ver como el Rayo tocaba y tocaba. Ni les hacía falta a los de Paco Jémez imprimir velocidad al juego, a base de técnica, encontraban huecos para acabar llevando el balón a la banda y que Javi Guerra peleara los centros. Tuvo una en el minuto 5 que Sergio Rico sacó con la cara y otra en el 21 en la que, en boca de gol, no conectó con la pelota.
Pero apareció la conexión gala. Recuperación de Iborra, internada de Tremoulinas por la izquierda, pase de calidad a Gameiro y primer gol en Liga del francés. Lejos de dar confianza el tanto, el Sevilla siguió por el mismo camino, aunque con el 1-0 se puede argumentar que el plan era esperar al Rayo para salir a la contra. Sin embargo, los robos brillaban por su ausencia. Hasta que llegó el descuento. N'Zonzi, que estaba horrible hasta ese momento, recuperó y abrió a un hiperactivo Tremoulinas, que llegó a línea de fondo y centró. Su balón, en el segundo palo, lo recogió Reyes, que con una media verónica sentó a su marcador y se la regaló a N'Zonzi para que hiciera el segundo. Castigo excesivo para el Rayo y balón de oxígeno para el Sevilla.
Salió mejor el Sevilla en la segunda mitad y en botas de Iborra, en dos ocasiones, y Andreolli tuvo la sentencia. Pero la justicia se la debía al Rayo. Bebé en el 51 acortó con una falta lejanísima y Javi Guerra empató en el 67 siendo mucho más listo que Kolo. En ambos goles, Sergio Rico pudo hacer más. Pero bastante más. Los nervios volvieron a Nervión, el Sevilla recuperó su versión timorata y el Rayo se lo creyó, puesto que los locales estaban cortocircuitados. Sólo Gameiro ofrecía una alternativa arriba, Emery no se acordó ni de Immobile ni de Llorente y sus cambios no los entendió el respetable.
Se quedaron con 10 los rayistas por la segunda amarilla de Amaya, al que Gameiro le ganó la partida en el 83'. El central del Rayo perdió tiempo para recibir los pitos de Nervión por su pasado bético y vaya si los recibió. La falta era inmejorable para un diestro. Konoplyanka la pidió y justificó con una espectacular misil el empecinamiento del Sevilla por ficharlo este verano. Un golazo.
El partido acabó ahí. El Rayo con diez ya no lo pudo ni intentar y el Sevilla sumó tres puntos de oro para su confianza. Sale del farolillo rojo y del descenso. El viento debe empezar a cambiar en Nervión.