Rivera: “Vivir bien”, palabra hueca que no se cumple
La Paz, Erbol
Incansable defensora de las comunidades y lo comunitario, la socióloga e historiadora boliviana Silvia Rivera Cusicanqui, cerró el último jueves en La Paz el tercer Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural alertando sobre “La destrucción de lo común o el mal vivir del proceso de cambio” y los riesgos de una reelección presidencial.
Tan
sólo el título de la ponencia expuesta por Rivera “Vivir Bien ¿un
paradigma civilizatorio no capitalista?”, dio el tono de los demás
temas, concentrados en el extractivismo y la sustentabilidad en
Sudamérica, y los diversos impactos de la expansión de la frontera
agrícola bajo el modelo del agronegocio.
La
destacada activista cultural, que no tuvo reparos en denunciar la
“rapiña” sobre los bienes comunes”, accedió al final del evento a
algunas preguntas:
¿Agronegocios contra población y territorios?
Silvia Rivera (SR):
La cumbre agropecuaria ha sido un retroceso radical de todo lo que dice
la Constitución Política del Estado y la Ley de derechos de la madre
tierra.
Es
decir, la deforestación es ahora una promesa estatal, y los
transgénicos van poner en riesgo la diversidad de las plantas de maíz,
que son originarias también de Bolivia junto con México, porque de
acuerdo a evidencias paleobotánicas sobre un centro independiente de
domesticación, hay especies oriundas de nuestro territorio.
Es
muy grande la amenaza en términos de soberanía y seguridad alimentaria,
porque, en última instancia, los agronegocios contribuyen al engorde de
ganado en el hemisferio Norte depredando la tierra.
Y
son irrisorios los impuestos que pagan. Nos están saqueando a cambio de
nada. Además hay un compromiso serio del gobierno con la oligarquía del
oriente, en busca de perpetuarse en el poder. Es muy grave lo que está
pasando.
¿Paradigma civilizatorio no capitalista?
SR:
Por el momento el “vivir bien” es una palabra hueca que no se basa en
un conocimiento de las dimensiones concretas, locales, con las cuales
la gente enfrenta la relación comunitaria y la relación con la
naturaleza, con los muertos y el espacio sagrado.
Esas
dimensiones están retóricamente consideradas, y es la parte de la
Constitución que es un saludo a la bandera y no se cumple para nada.
Por
ejemplo, se reconoce tres tipos de economía, privada, estatal y
comunitaria pero no hay en acciones para promover la economía
comunitaria.
Las
comunidades que sobreviven con sus propias iniciativas no tienen apoyo:
mucho más si son autónomas. El gobierno no admite ninguna comunidad que
tenga un mínimo de autonomía.
Y
eso no es ser plurinacional, es borrar con el codo lo que hicieron con
la mano. Y además lo han hecho a regañadientes: las demandas previas a
la Constituyente exigían representación directa sin mediación
partidaria, pero luego el MAS impuso que aparte de una representación
minoritaria por usos y costumbres, haya una mayoritaria adscribiéndose
al MAS, que es perder totalmente el horizonte de la economía.
Marca indeleble, capitalismo y subordinación
En
respuesta a diversas inquietudes de delegados bolivianos de distintas
organizaciones bolivianas de base y representantes de Brasil, Ecuador,
Argentina Colombia, Paraguay y Perú, asistentes al encuentro organizado
por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado
(CIPCA-Bolivia), Rivera advirtió sobre la vuelta al “mecanismo
discrecional y clientelar para obtener la subordinación de los de
abajo”.
“La
gente como yo, que somos mestizos y mestizas, tenemos una marca
indeleble de lo indio en nuestra interioridad, en nuestra alma”, dijo.
“Esto
viene de varias fuentes: del mestizaje de sangre pero sobre todo por
estar inmersos en un paisaje que compartimos; tenemos una identidad
circumlacustre, estamos en torno a la cordillera y los achachilas más
sagrados, y ellos no reconocen fronteras”.
Las
identificaciones, añadió, tienen que ver cada vez más con nuestra
relación con espacios específicos (las fronteras nacionales quedarán en
muchos casos obsoletas) para identificarnos con una cuenca, cadena
montañosa o bosque como principio básico de nuestra identidad.
“Pero
no podemos negar que hay otro polo en nuestras identificaciones
profundas y esto no es el capitalismo. El capitalismo es un envoltorio
falaz, un desarrollo canceroso de lo que inicialmente fueron las luchas
por el trabajo la libertad y la autonomía del ser humanos como
individuo. Todavía en nuestra comunidades andinas hay relación especial
entre la sayaña y la aynoca, o sea entre la posesión individual y la
colectiva, ésta dimensión de lo individual también está inscrita en la
identidad india”.
Y
aunque se habla quechua y aymara, sabemos que nuestra lengua franca, el
castellano, es una lengua colonizadora, señaló también.
“Entonces
pienso que la descolonización parte por recuperar la noción de lo
indígena. No fuera de nosotros para aceptarnos con una cierta
solidaridad paternalista sino un reconocimiento de nuestra propia
condición de colonizados. De ninguna manera eso significa avalarla
existencia cancerosa del individuo que se llama capitalismo”, indicó.
Remarcó
que, por otro lado, hay un campo importante entre el liberalismo y el
populismo de los años 50, “cuya meta era integrar a lo indio pero
convirtiéndolo, negando y desconociendo sus saberes y su memoria y lo
que es ahora, que no es integrar sino compensar por la exclusión,
elemento de compensación que se puede volver mecanismo discrecional y
clientelar para obtener la subordinación de los de abajo”.
“Necesidades
básicas como el agua, tierra y la lengua propia tienen que estar por
encima de la conversión de las colectividades en victimas miserables
sumidas en la pobreza e incapaces de hablar por si mismas. Lo que ha
ocurrido en Takovo Mora –recordó en torno a la más reciente represión a
los indígenas, hace seis semanas– es elocuente en cuanto a la
persistencia de racismo y discriminación”.
¿Agua al molino de la derecha?
Sobre
el supuesto de que la denuncia de malversación en el Fondo Indígena
beneficia a la derecha, Rivera dijo que el des-empoderamiento de las
organizaciones proviene justamente de esa impunidad de la corrupción.
“La
corrupción es algo que desestructura profundamente las bases de la
confianza mutua y el liderazgo. Es algo que debe alarmarnos a todos. No
es que la burocracia va a tomar el Fondioc, sino que la más alta
burocracia, la Ministra (Nemesia Achacollo, hasta hace cuatro semanas),
ya tenía el control. No es que vaya a haber una mejor o peor
burocracia: ambas son profundamente antidemocráticas y me parece
contraproducente callarse frente a eso”.
El vivir bien
Contrario
a las prácticas estatales de hoy, para la historiadora y socióloga, el
Buen Vivir es una oportunidad para pensar otro mundo a partir de otros
principios civilizatorios, diferentes al pensamiento moderno que impera
hasta el momento, una visión nueva que se aleja de la explotación del
hombre y de la naturaleza en la lógica de la acumulación del capital;
que sitúa al hombre en armonía con el propio hombre y con la
naturaleza.
Sus
principios elementales serían la reciprocidad en contraposición al
liberalismo que no tiene ningún efecto positivo, la complementariedad en
lugar de la competencia, la reproducción de la vida y no la
reproducción del capital”.
Sin
embargo, sostuvo que hoy en día, en pleno estado Plurinacional, con un
presidente indígena y la alta burocracia de la izquierda tradicional,
“se está haciendo rapiña sobre los bienes comunes y no se está
cumpliendo con el principio de distribución equitativa de los beneficios
y riesgos”.
“Tampoco
se entiende que la autoridad o el liderazgo no es una función de
dominación sino un espacio de realización de las decisiones comunes, que
no delegan en otro sino que hacen cumplir de abajo a arriba. Y no se
asume que el poder es rotatorio y alternado, que no busca la reelección
perpetua. La noción de que la sociedad está articulada por el consenso
de sus miembros y que tiene capacidad de decisión, está en grave
riesgo”, puntualizó.