Los ultraconservadores intentan contener la apertura en Irán

Varios diputados piden firmeza contra periódicos a los que acusan de conexiones con Occidente y el poder judicial extiende el encarcelamiento de los presos políticos

Ali Falahi
Teherán, El País
Los conservadores iraníes se están alineando ante el éxito del Gobierno moderado de Hasan Rohani y el ímpetu de la exigencia pública para que relaje las restricciones sociales tras el acuerdo nuclear. En un intento de mantener las parcelas del poder que tradicionalmente han controlado, están apretando las tuercas a los ministerios de Inteligencia y de Cultura para que se enfrenten a una serie de periódicos a los que acusan de estar al servicio de los intereses de Occidente.


Doce parlamentarios iraníes escribieron el pasado lunes una carta de advertencia al Gobierno en la que le instan a adoptar medidas firmes contra "cientos de espías de los servicios secretos occidentales que se han filtrado en los medios y periódicos iraníes". Los diputados los califican de "medios en cadena (…) y en contacto con países como Noruega, Holanda y Reino Unido". Los legisladores pertenecen a los sectores ultraconservadores del Parlamento y aseguran que "los líderes de la sedición de 2009 son los principales contactos de estos medios en el extranjero", en referencia a los dirigentes del Movimiento Verde que viven en exilio.

Al mismo tiempo, desde hace algunas semanas el Poder Judicial en vez de liberar a los presos políticos que ya han cumplido con su condena, les alarga el período penitenciario bajo nuevos cargos o en aplicación de penas que habían sido suspendidas con anterioridad.

El caso más polémico es el de Bahareh Hedayat, miembro de la ejecutiva de la Oficina de Consolidación de la Unidad, una organización estudiantil y reformista que se disolvió tras las represiones poselectorales de 2009. La activista, encarcelada desde finales de ese año, terminó su pena el pasado agosto, pero entonces le notificaron la ejecución de una sentencia a dos años de prisión suspendida nueve años atrás.

Esta decisión judicial ha dado pie a una carta abierta firmada por una treintena de célebres profesores universitarios como Noam Chomsky, Ervand Abrahamian y Hamid Dabashi. Los catedráticos urgen al presidente Rohani y al jefe del poder judicial, el ayatolá Sadeq Amoli Lariyani, a liberar a Hedayat.

Otros dos activistas que han sufrido el mismo destino son Rasul Badaghi y Saeed Razavi Faghih. Badaghi, maestro, y Razavi Faghih, también miembro de la organización estudiantil anteriormente citada, fueron detenidos por haber participado en las protestas poselectorales de 2009 y aunque han completado sus condenas, se enfrentan ahora a una nueva sentencia de tres años de cárcel.

Este endurecimiento de posturas de las instituciones tradicionalmente en manos conservadoras se produce tras los recientes discursos del líder supremo iraní. En ellos, el ayatolá Ali Jamenei alertaba sobre el riesgo de un aumento de la influencia de Occidente, en especial de EE UU, una vez que hayan levantado las sanciones. Como en Irán los discursos de Jamenei fijan el marco político del país, en especial para los sectores conservadores, los analistas describen estas severas medidas como una respuesta de las autoridades a las directrices del líder, a la vez que una forma de limitar la expectación pública generada por el acuerdo nuclear.

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