Los países del Este se resisten a las cuotas obligatorias de refugiados

Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia se reúnen para expresar su oposición

Lucía Abellán
Bruselas, El País
Los países del Este ven con muchas reservas la fijación obligatoria de cuotas de refugiados entre Estados europeos. Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia se reafirmaron ayer en su rechazo a un modelo que gana adeptos en el club comunitario, con Alemania, Francia, Italia y la Comisión Europea como principales abanderados. Los cuatro primeros ministros de esos Estados orientales abogaron por defender las fronteras, aunque se ofrecieron a abrir un corredor ferroviario de Hungría a Alemania para facilitar la llegada de sirios a Berlín.


“Los países tienen que tomar sus decisiones soberanas en cuanto al nivel de exposición y de implicación [en la crisis migratoria]”, argumentó la primera ministra polaca, Ewa Kopacz, al término de un encuentro extraordinario entre los cuatro mandatarios en Praga para escenificar su rechazo a la reubicación de migrantes. El debate se ha instalado vivamente en Polonia, un territorio poco familiarizado con los flujos migratorios del sur. Consciente de que las soluciones requerirán compromisos de alto nivel, Kopacz se mostró dispuesta a abordar este desafío en la cumbre europea de octubre —con los jefes de Estado y de Gobierno— “o antes, en septiembre, si es necesario”.

“Rechazamos el sistema de cuotas que introduciría un nuevo mecanismo de redistribución”, recalcó su homólogo checo, Bohuslav Sobotka, informa Reuters. Aun así, República Checa y Eslovaquia, países de tránsito entre Budapest y Berlín, se ofrecieron a abrir un corredor ferroviario que permita a los sirios alcanzar su destino. La medida, que pondría fin al caos vivido en los últimos días en la estación de trenes de Budapest, multiplicaría el ya elevado número de sirios que piden asilo en Alemania (la oficina germana de migraciones calcula que recibirá unas 800.000 solicitudes este año, entre sirios y otras nacionalidades).

“Nosotros dejaríamos pasar los trenes sin controlar de entrada a los migrantes, solamente los acompañaríamos”, explicó el ministro checo del Interior, Milan Chovanec, tras una reunión con su homólogo eslovaco. El ministro precisó, eso sí, que la iniciativa requeriría el acuerdo de Hungría, punto de llegada de los sirios que entran por Grecia y atraviesan los Balcanes, y de Alemania, destino final de la ruta. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se apresuró a aclarar que ve con buenos ojos la medida, aunque añadió que para ello “Alemania debe garantizar [a los refugiados] un visado”.

Está por ver que eso pueda suceder. Hungría lleva días frenando a buena parte de los migrantes que se agolpan en su estación central porque las normas europeas de asilo dictan que todo migrante debe presentar su solicitud en el primer país comunitario al que llega. Pero Alemania ha invalidado de facto esa obligación al prometer que atenderá las demandas de todos los sirios que entren en su territorio, aunque hubieran accedido inicialmente a la UE por otro Estado. No obstante, esa promesa no garantiza que la canciller Angela Merkel vaya a fomentar la vía libre entre Budapest y Berlín.

Entretanto, el plan de la Comisión Europea de pedir a los Estados que se repartan otros 120.000 asilados toma cuerpo. Esta institución confirmó ayer la información adelantada por EL PAÍS y justificó la medida en que la situación migratoria “ha empeorado considerablemente”.
Propuesta francoalemana

Sin cifrar las necesidades, el eje francoalemán abundó también en sus propuestas para mutualizar la política de asilo en Europa. En cuatro folios enviados al presidente del Consejo Europeo, al de la Comisión y al primer ministro de Luxemburgo, país que preside ahora la UE, Merkel y el presidente francés, François Hollande, hicieron explícita su demanda de un mecanismo “permanente y obligatorio” para el reparto de refugiados por todos los países europeos, aunque evitaron hablar de “cuotas”. Europa, señalaron, debe actuar con urgencia “de forma decisiva y acorde con sus valores” ante el desafío que supone “el flujo de migrantes de una amplitud sin parangón”, informa Carlos Yárnoz.

Entradas populares