Las 3 claves de la debacle del Barcelona en Balaídos

Barcelona, As
El Barcelona cayó de forma estrepitosa ante el Celta en Balaídos en un partido que pone en evidencia todas sus debilidades. Sin capacidad de réplica, descosido atrás y falto de nervio. El equipo de Berizzo aplastó al de Luis Enrique sin oposición alguna. Los números, a veces mentirosos, retratan con fidelidad la debacle culé en Vigo.


Sin intensidad y sin control.

Si hay un dato que pone de relieve el déficit de energía del Barcelona es el contador de faltas. El equipo azulgrana cometió únicamente cuatro infracciones (dos Mathieu, una Luis Suárez y otras Busquets, que vio amarilla) por las 18 que sumó el Celta. Además, sólo ganó el 52% de los duelos individuales que mantuvo (en Liga promediaba el 59%) y recuperó 48 balones (la peor cifra de la temporada) a pesar de que tuvo el menor porcentaje de posesión en el campeonato nacional (un 56%, la media en Liga antes del partido era del 70%). El Barça se diluyó ante un Celta volcánico que hizo añicos a la zaga culé.

Los errores defensivos.

La línea de cuatro zagueros quedó especialmente señalada. Piqué, que volvía a jugar en Liga tras su sanción en la Supercopa, erró en el segundo gol al perder el balón en la salida y dejar que Iago Aspas encarara en solitario a Ter Stegen (15 goles recibidos en seis partidos). Tampoco estuvo firme en la marca a Guidetti en el cuarto y definitivo gol. Alves también protagonizó un partido de baja intensidad. No encimó a Nolito en el 1-0 y midió mal en el corte en la jugada del 4-1. A los fallos defensivos se les unió sus descuidos con el balón en los pies. No pudieron superar la presión alta del Celta. Alves perdió 15 balones, Piqué 16 y Mascherano 13. Busquets, el sostén de la medular, tampoco contuvo las acometidas celtiñas. Acumuló tres recuperaciones (tenía una media de seis). Todo este compendio de factores provocó que el Celta rematase hasta en 17 ocasiones cuando la estadística del Barça en este apartado no alcanzaba los nueve remates en contra por encuentro.

Desacertado en ataque.

Si el sistema defensivo hizo aguas, en fase ofensiva también careció de efectividad. El Barcelona sumó 15 disparos, su cifra más alta fuera del Camp Nou (en San Mamés tiró siete veces y en el Calderón diez). Messi y Neymar fueron el paradigma del desatino. El astro argentino perdió hasta 19 balones y sólo triunfó en el 47% de sus duelos individuales; el brasileño contó hasta 21 pérdidas. Luis Suárez no remató ni una vez en todo el encuentro.

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