La UE acuerda el reparto de 120.000 refugiados con cuatro países en contra
Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumania votan no al texto que pacta dos fases
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Europa ha adoptado la primera medida conjunta de calado para aliviar la crisis de los refugiados. Los Estados miembros se repartirán 120.000 asilados procedentes de los territorios con más llegadas —en principio Grecia e Italia— en el plazo de dos años. Todos los países, incluidos los cuatro que han votado en contra y el que se ha abstenido, deberán acatar la decisión, que hasta el último momento se quiso adoptar por unanimidad. Con este avance sobre la mesa, los jefes de Estado y de Gobierno deberán pactar este miércoles propuestas de más largo alcance para hacer frente al desafío migratorio.
Apenas tres semanas después de que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, instara a los gobernantes a acoger refugiados que habían llegado a otros países socios, la UE tiene sobre la mesa una decisión firme para redistribuir a 120.000 personas. Para hacerla posible, el texto ha perdido ambición y, pese a todo, recibió el voto contrario de Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumanía. Finlandia se abstuvo. Y aunque supone un mínimo alivio a un problema de base —la falta de una política común de asilo— la reubicación constituye un remedio inimaginable hace solo unos meses.
Con el fin de concitar el acuerdo de casi todos, el texto se ha depurado de cualquier elemento que pueda hacer pensar en cuotas obligatorias, como propuso la Comisión Europea. “Los Estados adoptan las cifras con una base voluntaria. La idea de cuotas no figura en el texto legal”, avanzó el ministro luxemburgués de Inmigración, Jean Asselborn. Se trata de un símbolo más que de una realidad, pues los números coinciden con los presentados por Juncker, con una novedad. La salida de Hungría como beneficiaria del esquema la coloca en el bando de los receptores de refugiados y, por tanto, a cada país le corresponde un cupo algo menor que el asignado inicialmente.
Más que satisfacción, la noticia provocó alivio en la Comisión Europea, impulsora de este marco. “No va a ser la solución a la crisis de refugiados, pero sin esta decisión no podríamos dar ningún otro paso”, admitió el vicepresidente comunitario Frans Timmermans. Tanto él como su colega Dimitris Avramopoulos, responsable de Inmigración, insistieron en que la decisión se aplique con rapidez. Porque lo cierto es que ni un solo demandante de asilo ha sido hasta ahora recolocado bajo este marco, a pesar de que los Estados miembros ya aprobaron un primer contingente de 32.000 (y quedan 8.000 pendientes) hace más de una semana.
El que Hungría haya rechazado que refugiados arribados a su territorio sean enviados a otros países ha obligado a cambiar los ritmos de aplicación del acuerdo. En el primer año se distribuirán 66.000 asilados ya asignados entre 23 Estados. Son todos salvo Italia y Grecia (a los que se pretende aliviar con este acuerdo) y Reino Unido, Irlanda y Dinamarca (porque tienen capacidad para descolgarse de las políticas europeas de justicia e interior). Pese a todo, Dinamarca se ha mostrado dispuesta a participar una vez la UE llegara a un acuerdo. También otros Estados ajenos a la UE como Suiza.
Los 54.000 restantes quedan también aprobados por la decisión del martes, pero queda pendiente su redistribución, que se realizará con los mismos criterios aplicados para Grecia e Italia y, por tanto, no requerirá negociación adicional, explican fuentes diplomáticas. Si en los próximos meses algún otro Estado afronta una “situación de emergencia” que comporte un volumen inusitado de refugiados en sus fronteras, la Comisión Europea podrá pedir que se le alivie a cuenta de ese cupo de refugiados por recolocar. También el Estado que se considere en esa situación podrá solicitarlo. Si transcurridos 12 meses desde ahora nadie solicita esa ayuda, los asilados se repartirán igualmente desde Grecia e Italia, como ocurrirá con los ya asignados.
Otra de las concesiones necesarias para atraerse a casi todos los Estados miembros afecta a las penalizaciones por no participar en el sistema. La Comisión propuso que los Estados que no cooperaran en el esquema por motivos excepcionales aportaran una cantidad al presupuesto comunitario para compensar los sobreesfuerzos del resto. En las primeras versiones del acuerdo de ministros figuraba una penalización leve, pero esa idea ha decaído en la redacción final.
Pocas excepciones
A cambio, se limita mucho la capacidad de negarse a acoger refugiados. Los Estados solo podrán retrasar un máximo de 12 meses la acogida de hasta el 30% del cupo asignado. Y para ello deben atravesar “circunstancias excepcionales y alegar motivos debidamente justificados compatibles con los valores fundamentales de la Unión”, según el texto aprobado el martes.
Para garantizar al máximo que todos los reubicados son candidatos claros a recibir el asilo, solo viajarán a otros Estados europeos los extranjeros cuyas solicitudes de asilo sean aceptadas al menos en un 75% de media por parte de los Estados. Datos recientes de Eurostat colocaban en ese grupo a sirios y eritreos, aunque en los últimos meses también los iraquíes tienen esa elevada tasa de concesión de asilo.
Superada la intensa negociación para sacar adelante esta medida, la duda reside en cómo reaccionarán los detractores del acuerdo ante la obligación que tendrán de aplicarlo. “Pronto nos daremos cuenta de que el emperador está desnudo. El sentido común ha perdido hoy”, sentenció en Twitter el ministro checo de Interior, Milan Chovanec, después del voto.
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Europa ha adoptado la primera medida conjunta de calado para aliviar la crisis de los refugiados. Los Estados miembros se repartirán 120.000 asilados procedentes de los territorios con más llegadas —en principio Grecia e Italia— en el plazo de dos años. Todos los países, incluidos los cuatro que han votado en contra y el que se ha abstenido, deberán acatar la decisión, que hasta el último momento se quiso adoptar por unanimidad. Con este avance sobre la mesa, los jefes de Estado y de Gobierno deberán pactar este miércoles propuestas de más largo alcance para hacer frente al desafío migratorio.
Apenas tres semanas después de que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, instara a los gobernantes a acoger refugiados que habían llegado a otros países socios, la UE tiene sobre la mesa una decisión firme para redistribuir a 120.000 personas. Para hacerla posible, el texto ha perdido ambición y, pese a todo, recibió el voto contrario de Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumanía. Finlandia se abstuvo. Y aunque supone un mínimo alivio a un problema de base —la falta de una política común de asilo— la reubicación constituye un remedio inimaginable hace solo unos meses.
Con el fin de concitar el acuerdo de casi todos, el texto se ha depurado de cualquier elemento que pueda hacer pensar en cuotas obligatorias, como propuso la Comisión Europea. “Los Estados adoptan las cifras con una base voluntaria. La idea de cuotas no figura en el texto legal”, avanzó el ministro luxemburgués de Inmigración, Jean Asselborn. Se trata de un símbolo más que de una realidad, pues los números coinciden con los presentados por Juncker, con una novedad. La salida de Hungría como beneficiaria del esquema la coloca en el bando de los receptores de refugiados y, por tanto, a cada país le corresponde un cupo algo menor que el asignado inicialmente.
Más que satisfacción, la noticia provocó alivio en la Comisión Europea, impulsora de este marco. “No va a ser la solución a la crisis de refugiados, pero sin esta decisión no podríamos dar ningún otro paso”, admitió el vicepresidente comunitario Frans Timmermans. Tanto él como su colega Dimitris Avramopoulos, responsable de Inmigración, insistieron en que la decisión se aplique con rapidez. Porque lo cierto es que ni un solo demandante de asilo ha sido hasta ahora recolocado bajo este marco, a pesar de que los Estados miembros ya aprobaron un primer contingente de 32.000 (y quedan 8.000 pendientes) hace más de una semana.
El que Hungría haya rechazado que refugiados arribados a su territorio sean enviados a otros países ha obligado a cambiar los ritmos de aplicación del acuerdo. En el primer año se distribuirán 66.000 asilados ya asignados entre 23 Estados. Son todos salvo Italia y Grecia (a los que se pretende aliviar con este acuerdo) y Reino Unido, Irlanda y Dinamarca (porque tienen capacidad para descolgarse de las políticas europeas de justicia e interior). Pese a todo, Dinamarca se ha mostrado dispuesta a participar una vez la UE llegara a un acuerdo. También otros Estados ajenos a la UE como Suiza.
Los 54.000 restantes quedan también aprobados por la decisión del martes, pero queda pendiente su redistribución, que se realizará con los mismos criterios aplicados para Grecia e Italia y, por tanto, no requerirá negociación adicional, explican fuentes diplomáticas. Si en los próximos meses algún otro Estado afronta una “situación de emergencia” que comporte un volumen inusitado de refugiados en sus fronteras, la Comisión Europea podrá pedir que se le alivie a cuenta de ese cupo de refugiados por recolocar. También el Estado que se considere en esa situación podrá solicitarlo. Si transcurridos 12 meses desde ahora nadie solicita esa ayuda, los asilados se repartirán igualmente desde Grecia e Italia, como ocurrirá con los ya asignados.
Otra de las concesiones necesarias para atraerse a casi todos los Estados miembros afecta a las penalizaciones por no participar en el sistema. La Comisión propuso que los Estados que no cooperaran en el esquema por motivos excepcionales aportaran una cantidad al presupuesto comunitario para compensar los sobreesfuerzos del resto. En las primeras versiones del acuerdo de ministros figuraba una penalización leve, pero esa idea ha decaído en la redacción final.
Pocas excepciones
A cambio, se limita mucho la capacidad de negarse a acoger refugiados. Los Estados solo podrán retrasar un máximo de 12 meses la acogida de hasta el 30% del cupo asignado. Y para ello deben atravesar “circunstancias excepcionales y alegar motivos debidamente justificados compatibles con los valores fundamentales de la Unión”, según el texto aprobado el martes.
Para garantizar al máximo que todos los reubicados son candidatos claros a recibir el asilo, solo viajarán a otros Estados europeos los extranjeros cuyas solicitudes de asilo sean aceptadas al menos en un 75% de media por parte de los Estados. Datos recientes de Eurostat colocaban en ese grupo a sirios y eritreos, aunque en los últimos meses también los iraquíes tienen esa elevada tasa de concesión de asilo.
Superada la intensa negociación para sacar adelante esta medida, la duda reside en cómo reaccionarán los detractores del acuerdo ante la obligación que tendrán de aplicarlo. “Pronto nos daremos cuenta de que el emperador está desnudo. El sentido común ha perdido hoy”, sentenció en Twitter el ministro checo de Interior, Milan Chovanec, después del voto.