La muerte del niño sirio trastoca la campaña electoral en Canadá
Una tía del fallecido trató de traer a su familia al país norteamericano
Joan Faus
Washington, El País
Una muerte a miles de kilómetros trastoca la campaña electoral en Canadá. El caso de Aylan Kurdi, el niño de tres años que murió ahogado en Turquía tras huir de Siria, se ha convertido en un asunto de debate político al saberse que su familia trató de lograr asilo en ese país. Una tía del fallecido, que reside en Vancouver, envió en marzo una carta al Gobierno en la que pedía ayuda para que las familias de sus dos hermanos pudiesen llegar como refugiados a Canadá.
El impacto de la imagen del cadáver del niño tendido en una playa coloca en una situación incómoda al Gobierno conservador del primer ministro Stephen Harper, en el cargo desde 2006. Harper busca la reelección en los comicios del 19 de octubre. La oposición y grupos sociales llevaban meses considerando insuficiente la política de refugiados del primer ministro. La muerte de Kurdi ha avivado los reproches y ha forzado al Gobierno a dar explicaciones.
“La crisis de refugiados podría convertirse en el asunto doméstico más significativo de la campaña electoral”, escribía el viernes la periodista Susan Delacourt en un análisis en el diario canadiense The Star. Delacourt sostiene que la crisis de los refugiados puede convertirse en una causa colectiva en Canadá, como lo fue la llegada en los años setenta y ochenta de unos 60.000 vietnamitas. También en los cincuenta, el país aceptó a casi 40.000 húngaros que escapaban de la represión soviética.
Canadá ha dejado ser un paraíso para los refugiados. En 2005, un año antes de la llegada al poder de Harper, el país aceptó a 35.775 refugiados, según datos oficiales citados por la agencia Efe. En 2014, fueron 23.286. Y en la clasificación de la ONU, Canadá ha pasado de ser en 2010 el quinto país del mundo en recepción de personas que buscan asilo al undécimo quinto.
El Gobierno ha recibido en los últimos años críticas por incumplir sus promesas sobre el número de solicitudes a aceptar de ciudadanos sirios, ha sacado la residencia a refugiados que habían vuelto a su país de origen y ha limitado la cobertura sanitaria a los recién llegados. A finales de 2014, tuvo que restaurar esa cobertura tras una orden judicial que declaró inconstitucionales los recortes.
Ottawa ha promovido la llegada de inmigrantes altamente cualificados. Ante las críticas sobre los refugiados, Harper defendió el viernes su política, dijo que Canadá tiene el sistema de asilo más generoso del mundo y que es un modelo internacional.
El Gobierno subraya que el país acoge cada año alrededor de una décima parte de los 100.000 refugiados que son reubicados en todo el mundo. Canadá tiene una población de 35 millones de habitantes.
El Gobierno prometió en enero aceptar a 10.000 refugiados de Siria en tres años. Sin embargo, en los meses posteriores declinó dar cifras. Tras la muerte del niño en Turquía, se vio forzado a dar explicaciones: a finales de agosto habían entrado al país 1.074 refugiados sirios.
Antes del caso del niño sirio, Harper prometió durante la campaña aceptar a otros 10.000 refugiados de Oriente Próximo en los próximos cuatro años. Tras la muerte del menor, anunció que se aceptarán a más refugiados, pero puso el foco en combatir las causas detrás del dramático éxodo de inmigrantes hacia Europa.
“Una de las formas de ayudarlos es frenar la violencia terrible contra ellos, que los está desplazando y matando”, dijo, enfatizando la participación canadiense en la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en Irak y Siria.
Joan Faus
Washington, El País
Una muerte a miles de kilómetros trastoca la campaña electoral en Canadá. El caso de Aylan Kurdi, el niño de tres años que murió ahogado en Turquía tras huir de Siria, se ha convertido en un asunto de debate político al saberse que su familia trató de lograr asilo en ese país. Una tía del fallecido, que reside en Vancouver, envió en marzo una carta al Gobierno en la que pedía ayuda para que las familias de sus dos hermanos pudiesen llegar como refugiados a Canadá.
El impacto de la imagen del cadáver del niño tendido en una playa coloca en una situación incómoda al Gobierno conservador del primer ministro Stephen Harper, en el cargo desde 2006. Harper busca la reelección en los comicios del 19 de octubre. La oposición y grupos sociales llevaban meses considerando insuficiente la política de refugiados del primer ministro. La muerte de Kurdi ha avivado los reproches y ha forzado al Gobierno a dar explicaciones.
“La crisis de refugiados podría convertirse en el asunto doméstico más significativo de la campaña electoral”, escribía el viernes la periodista Susan Delacourt en un análisis en el diario canadiense The Star. Delacourt sostiene que la crisis de los refugiados puede convertirse en una causa colectiva en Canadá, como lo fue la llegada en los años setenta y ochenta de unos 60.000 vietnamitas. También en los cincuenta, el país aceptó a casi 40.000 húngaros que escapaban de la represión soviética.
Canadá ha dejado ser un paraíso para los refugiados. En 2005, un año antes de la llegada al poder de Harper, el país aceptó a 35.775 refugiados, según datos oficiales citados por la agencia Efe. En 2014, fueron 23.286. Y en la clasificación de la ONU, Canadá ha pasado de ser en 2010 el quinto país del mundo en recepción de personas que buscan asilo al undécimo quinto.
El Gobierno ha recibido en los últimos años críticas por incumplir sus promesas sobre el número de solicitudes a aceptar de ciudadanos sirios, ha sacado la residencia a refugiados que habían vuelto a su país de origen y ha limitado la cobertura sanitaria a los recién llegados. A finales de 2014, tuvo que restaurar esa cobertura tras una orden judicial que declaró inconstitucionales los recortes.
Ottawa ha promovido la llegada de inmigrantes altamente cualificados. Ante las críticas sobre los refugiados, Harper defendió el viernes su política, dijo que Canadá tiene el sistema de asilo más generoso del mundo y que es un modelo internacional.
El Gobierno subraya que el país acoge cada año alrededor de una décima parte de los 100.000 refugiados que son reubicados en todo el mundo. Canadá tiene una población de 35 millones de habitantes.
El Gobierno prometió en enero aceptar a 10.000 refugiados de Siria en tres años. Sin embargo, en los meses posteriores declinó dar cifras. Tras la muerte del niño en Turquía, se vio forzado a dar explicaciones: a finales de agosto habían entrado al país 1.074 refugiados sirios.
Antes del caso del niño sirio, Harper prometió durante la campaña aceptar a otros 10.000 refugiados de Oriente Próximo en los próximos cuatro años. Tras la muerte del menor, anunció que se aceptarán a más refugiados, pero puso el foco en combatir las causas detrás del dramático éxodo de inmigrantes hacia Europa.
“Una de las formas de ayudarlos es frenar la violencia terrible contra ellos, que los está desplazando y matando”, dijo, enfatizando la participación canadiense en la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en Irak y Siria.