La manifestación catalana de la Diada impulsa la candidatura de Mas para el 27-S

Los soberanistas consiguen hacer una nueva demostración de fuerza ante las elecciones

Miquel Noguer / Maiol Roger
Barcelona, El País
El independentismo catalán ha demostrado hoy viernes, por cuarto año consecutivo, su gran capacidad de movilización y llenó los más de cinco kilómetros de la avenida Meridiana de Barcelona en una manifestación de la Diada que coincidió con el arranque de la campaña del 27-S. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, no asistió a la marcha; pero la candidatura de la que participa, Junts pel Sí, capitalizó el acto al enviar a primera fila del mismo a buena parte de sus miembros. Los organizadores se declararon convencidos de que el independentismo ganará. “Está al alcance”, aseguró Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana.


Los independentistas consiguieron un año más ofrecer la imagen de una de las principales arterias de Barcelona llena a rebosar. Pero la manifestación no se libró de las habituales guerras de cifras. La Guardia Urbana de Barcelona calculó una asistencia de 1,4 millones de personas, cifra que los organizadores elevaron a dos millones y que la Delegación del Gobierno en Cataluña rebajó hasta los 520.000. En cualquier caso la manifestación sirvió para insuflar energía en el arranque de la campaña a las candidaturas independentistas, especialmente a la que comparten Artur Mas y Oriol Junqueras, auspiciada por las entidades que organizaron la manifestación, la ANC y Òmnium Cultural.

La otra candidatura independentista, la CUP, también participó en el acto, pero su presencia fue mucho más discreta al frente de la marcha. Además, los discursos de los organizadores fueron todos en la línea del programa de Junts pel Sí, no el de la CUP, que todavía es más rupturista.

Quien no participó en la marcha, al igual que en otras ocasiones, fue el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Y no lo hizo, según fuentes de la Generalitat, para preservar su rol institucional. Sí recibió con posterioridad a los organizadores de la misma, y agradeció la asistencia de centenares de miles de personas en la calle con un discurso en el que se dirigió con dureza al Ejecutivo de Mariano Rajoy.

“Tengo un mensaje para el Gobierno español: pido que tomen nota de lo que han visto: las imágenes hablan por sí solas. Dejad esta miopía política, este orgullo imperial, esta amenaza como si casi fuésemos delincuentes. Somos gente normal, serena y pacífica”, proclamó Mas, que se sintió “apoyado” por la manifestación. El presidente catalán pidió a los manifestantes que participen el 27-S: “En la calle se influye, pero en las urnas se decide”.

Tanto la manifestación como la estrategia electoral de la jornada de Junts pel Sí se centró en conseguir la atención internacional. Pese a las reiteradas advertencias de la Comisión Europea y de líderes como Angela Merkel y David Cameron sobre la salida de la Unión Europea de una eventual Cataluña independiente, los soberanistas insisten en que no hay nada escrito y que “Europa no podrá dar la espalda a las urnas”, en palabras de Jordi Sánchez.

La principal labor de Mas ayer fue intentar convencer a la prensa internacional de la solidez y legitimidad de su proyecto, que se basa en iniciar el proceso de secesión si los independentistas tienen la mayoría absoluta de los escaños, aunque no la tengan en número de votos.

Mas tuvo que esforzarse ante los numerosos medios de comunicación extranjeros que le cuestionaron este punto en una multitudinaria conferencia de prensa. Asistieron a Mas el líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, y el número uno de la lista de Junts pel Sí, Raül Romeva. “Aceptaremos el resultado de las urnas. Si tenemos mayoría en el Parlament continuaremos, si también tenemos mayoría de votos será absolutamente claro”, expuso Mas. Ante las insistentes dudas de la prensa internacional sobre esta vía, Mas respondió que intentó contar votos en un referéndum pero el Gobierno central “lo bloqueó”, de ahí que la única opción ahora, a su juicio, es contar escaños en unos comicios autonómicos. “Cambiaríamos las elecciones por un referéndum hoy mismo. Preferimos un referéndum para contar los votos, que es lo que hicieron en Quebec o en Escocia", insistió.

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