La izquierda europea entre el entusiasmo y el silencio

Podemos reacciona con entusiasmo mientras Syriza opta por el perfil bajo y los socialistas franceses valoran el ejemplo de unidad

El País
Madrid
Con inevitables referencias al experimento de Syriza en Grecia y a la alternativa de Podemos en España, las reacciones de la izquierda europea a la designación de Jeremy Corbyn como líder laborista británico han sido variadas, oscilando entre el entusiasmo matizado y el cortés silencio. Syriza optó por el perfil bajo; Podemos y el PSOE celebraron el impulso hacia una Europa más solidaria, el Partido Socialista francés se agarró al nombramiento como un acicate para unir sus maltrechas filas y el primer ministro centroizquierdista de Italia ni siquiera se pronunció. Su revelador silencio tenía explicación: Matteo Renzi siempre ha preferido a Blair.


GRECIA

El mismo día que el rebelde Yanis Varoufakis presentaba en Francia su manifiesto por un Plan B para Europa, Syriza reaccionaba mesuradamente a la elección de Jeremy Corbyn, el segundo paso al frente de la izquierda europea tras la victoria electoral, el 25 de enero, de la formación griega. Inmerso en plena campaña electoral, y con unas perspectivas de triunfo ignotas, el partido de Alexis Tsipras lo hizo a través de un comunicado, saludando esta “elección histórica” susceptible de reforzar el “frente europeo contra la austeridad”. “Es un mensaje de esperanza”, añadía el lacónico texto.

Corbyn's victory as leader of the Labour party is great news, it's a step forward towards a change in Europe for the benefit of the people.
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) septiembre 12, 2015

Tras la firma del tercer rescate y el cisma de Syriza —con la escisión de Unidad Popular, el partido del radical Panayotis Lafazanis—, el experimento griego amenaza derrumbe, y sólo aspira a salvar los muebles el próximo día 20, pues las encuestas le pronostican una victoria muy apurada, sin mayoría absoluta. Además, mientras Corbyn supone un volantazo a la izquierda, Tsipras ya ha iniciado el giro al centro, que deberá confirmarse eventualmente en la forja de una coalición de gobierno con otros partidos, con probabilidad el centroizquierda y los liberales.

El verso suelto Varoufakis saludó con más entusiasmo la designación. Junto con el líder del Partido de Izquierda francés, Jean-Luc Mélenchon, y el histórico Oskar Lafontaine, del alemán Die Linke, el exministro de Finanzas griego presentó este sábado su alternativa para Europa en un debate “internacionalista” celebrado en La Courneuve (Francia), durante la 80ª edición de la fiesta de L’Humanité. Varoufakis, que alienta un frente antiausteridad continental, dijo esperar que Corbyn se convierta “en una fuente de luz para el resto de Europa”.

ESPAÑA

Junto con Syriza, la otra referencia obligada era Podemos, que espera su turno electoral. Pablo Iglesias, secretario general, calificó el triunfo del izquierdista como un "paso adelante para el cambio en Europa", según escribió en Twitter. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, felicitó a Corbyn a través de esa red social y apuntó su deseo de una "pronta colaboración". Los socialistas difundieron un comunicado en el que deseaban "suerte al Partido Laborista con la esperanza puesta en que el trabajo conjunto de la izquierda sea provechoso en todo el continente", subrayando la necesidad de una colaboración en pro de la solidaridad y la igualdad y de un crecimiento justo y solidario. Pero Iglesias se dirigió directamente a Sánchez en Twitter y le reprochó estar " más cerca de la Tercera Vía de Blair, que concuerda con el PP y aquellos que quieren subir el IVA del pan". El socialista no le contestó.

FRANCIA

En Francia no corren buenos tiempos para la izquierda, ni siquiera con el Partido Socialista en el poder, y con un camino opuesto al de los laboralistas británicos, de ahí que el impulso de Corbyn sea visto como un acicate para revitalizar, y unir, sus divididas filas. A la vez que el Ejecutivo se adentra en la vía socioliberal, el ala izquierdista del partido solo representa al 30% de la organización, como quedó reflejado en el 77º Congreso, en junio. En paralelo, mientras crece el apoyo a la ultraderecha de Marine Le Pen y la derecha de Nicolas Sarkozy, las encuestas auguran una derrota sin paliativos de los socialistas en las regionales de diciembre y las presidenciales de 2017. Por eso el PS ya solo confía en la unidad de las izquierdas –socialistas, verdes, radicales y comunistas- para frenar su desalojo total del poder.

Es esa unidad la que el PS valoró ayer al saludar el triunfo de Corbyn. “La unidad de los laboristas será una de las condiciones esenciales de la reconquista (del poder). La izquierda europea necesita la voz de los laboristas”. Pero es esa unidad la que no se da ni en el PS ni en los verdes, dos de cuyos líderes acaban de dimitir, ni en las izquierdas radicales, también divididas ante las políticas de la UE.

ITALIA

De Roma sólo llegó silencio, lo cual no resulta de extrañar si se tiene en cuenta la rendida admiración del primer ministro, Matteo Renzi, a Tony Blair. Si a alguien en el centroizquierda europeo no le debe de hacer feliz la victoria de Corbyn es a él. En una entrevista concedida a este periódico en abril de 2013, cuando era todavía alcalde de Florencia pero ya a punto de dar el salto a la política nacional, Renzi declaró: “Cuando alguno, desde la izquierda, me dice de manera despreciativa que soy el Blair italiano, yo le respondo: ojalá”. No es de extrañar pues su satisfacción cuando, en julio, el Times lo declaraba vencedor de una comparación virtual con Alexis Tsipras y asemejaba sus reformas a las de Blair.

Si se atienden además tanto sus declaraciones de entonces –“adoro una frase de Blair: amo todas las tradiciones de mi partido salvo una, la tradición de perder”—como su año y medio de gobierno –salpicado por duros desencuentros con los sindicatos— tampoco es de extrañar que la victoria apabullante de Jeremy Corbyn no haya entusiasmado precisamente al primer ministro socialdemócrata. El silencio de su cuenta de Twitter, habitualmente muy activa, así lo corrobora.

Con información de Carlos Yárnoz (París), Pablo Ordaz (Roma), Elsa García de Blas (Madrid) y María Antonia Sánchez-Vallejo (Atenas)

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