El Papa y Obama solemnizan su alianza en la ecología y la inmigración
El presidente recibe al pontífice en la Casa Blanca y exhibe su sintonía el el deshielo cubano y la lucha contra las desigualdades
Marc Bassets / Pablo Ordaz
Washington, El País
El líder espiritual y el líder político más poderosos del planeta se unieron este miércoles en la lucha contra el cambio climático y en defensa de los inmigrantes y los refugiados. El papa Francisco y el presidente Barack Obama solemnizaron en la Casa Blanca una alianza que también abarca el deshielo con Cuba y las políticas para reducir las desigualdades. Obama recibió a Francisco en una ceremonia multitudinaria en la Casa Blanca que inauguró el primer viaje del pontífice argentino a Estados Unidos, país con casi 70 millones de católicos.
Después de cuatro días en Cuba, donde decidió mantener un perfil inusualmente bajo para no molestar al régimen, Jorge Mario Bergoglio decidió aprovechar la libertad para enviar mensajes muy nítidos sobre sus propósitos en Estados Unidos.
En los jardines de la Casa Blanca, ante unas 15.000 personas, el Papa se presentó como el “hijo de una familia de inmigrantes”, alegre de estar en un país que fue “construido en gran parte por tales familias”. Minutos antes, Obama aludió el mensaje del Papa sobre compasión y amor hacia “el extranjero (...), desde el refugiado que huye de tierras rotas por la guerra al inmigrante que abandona la casa en busca de una vida mejor”.
La visita del Papa coincide con el debate en Europa sobre los refugiados de Oriente Próximo, y con el regreso de discursos xenófobos en EE UU. El demócrata Obama promueve una reforma migratoria que permitiría regularizar a la mayoría de los once millones de indocumentados, la mayoría de origen latinoamericano. Los republicanos se oponen.
La inmigración no es el único asunto controvertido en Washington en el que el Papa intervino. Bergoglio, que ya se extendió sobre la gravedad del problema y la urgencia de combatirlo en su encíclica Laudato si, agradeció a Obama su iniciativa para reducir la contaminación.
“También a mí”, dijo, “me parece evidente que el cambio climático es un problema que no se puede dejar a la próxima generación”. “Usando una frase significativa del reverendo Martin Luther King”, continuó, citando a un héroe de Obama, “podríamos decir que hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo”.
Obama dijo que apoyaba el llamamiento, en la encíclica papal, para que los líderes mundiales apoyen a los más vulnerables ante el cambio climático y encuentren soluciones. En EE UU, los republicanos cuestionan que el cambio climático tenga causas humanas, o desprecian la necesidad de legislar.
Bergoglio y Obama, que es cristiano pero no católico, pertenecen a mundos distantes, pero ambos tienen puntos en común. Son descendientes de inmigrantes: el Papa es hijo de un italiano; el presidente, de un keniano. Bergoglio es el primer Papa latinoamericano; Obama, el primer presidente afroamericano.
La sintonía entre ambos recuerda a la que mantenían el republicano Ronald Reagan y el polaco Juan Pablo II, aliados en los años ochenta contra el imperio soviético. Si la relación entre EE UU y el Vaticano, la superpotencia política y la espiritual, es una historia de altibajos, el momento actual, como los años ochenta, es de armonía.
Obama, un hombre con pocos amigos en el club de los líderes mundiales, ve en Bergoglio un aliado en disputas internas como la inmigración, en amenazas planetarias como el cambio climático, y en gambitos geopolíticos como el deshielo entre EE UU y Cuba. La diplomacia del Vaticano ha tenido un papel central en el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, tras más de tres décadas de tensión. Los líderes republicanos se oponen al deshielo.
Sin mencionarlo expresamente, el Papa agradeció a Obama sus esfuerzos por “reparar relaciones rotas y abrir nuevas puertas de cooperación”. Y Obama agradeció al Pontífice su “apoyo inestimable en el nuevo principio con el pueblo cubano”.
Motivo de discordia
Sutilmente, sin menciones explícitas, Obama y Francisco no escondieron lo que les divide: las políticas de la Administración Obama que velan por el respeto de la diversidad sexual, el derecho al aborto y la protección contra los embarazo indeseados, y que para la Iglesia constituyen ataques a la libertad religiosa. Aquí la sintonía entre el Papa y la derecha local es mayor.
Ante las advertencias de los obispos estadounidenses, citadas por el Papa, respecto a la supuesta amenaza a la libertad religiosa, Obama dijo: “Aquí en EE UU amamos la libertad religiosa”.
Marc Bassets / Pablo Ordaz
Washington, El País
El líder espiritual y el líder político más poderosos del planeta se unieron este miércoles en la lucha contra el cambio climático y en defensa de los inmigrantes y los refugiados. El papa Francisco y el presidente Barack Obama solemnizaron en la Casa Blanca una alianza que también abarca el deshielo con Cuba y las políticas para reducir las desigualdades. Obama recibió a Francisco en una ceremonia multitudinaria en la Casa Blanca que inauguró el primer viaje del pontífice argentino a Estados Unidos, país con casi 70 millones de católicos.
Después de cuatro días en Cuba, donde decidió mantener un perfil inusualmente bajo para no molestar al régimen, Jorge Mario Bergoglio decidió aprovechar la libertad para enviar mensajes muy nítidos sobre sus propósitos en Estados Unidos.
En los jardines de la Casa Blanca, ante unas 15.000 personas, el Papa se presentó como el “hijo de una familia de inmigrantes”, alegre de estar en un país que fue “construido en gran parte por tales familias”. Minutos antes, Obama aludió el mensaje del Papa sobre compasión y amor hacia “el extranjero (...), desde el refugiado que huye de tierras rotas por la guerra al inmigrante que abandona la casa en busca de una vida mejor”.
La visita del Papa coincide con el debate en Europa sobre los refugiados de Oriente Próximo, y con el regreso de discursos xenófobos en EE UU. El demócrata Obama promueve una reforma migratoria que permitiría regularizar a la mayoría de los once millones de indocumentados, la mayoría de origen latinoamericano. Los republicanos se oponen.
La inmigración no es el único asunto controvertido en Washington en el que el Papa intervino. Bergoglio, que ya se extendió sobre la gravedad del problema y la urgencia de combatirlo en su encíclica Laudato si, agradeció a Obama su iniciativa para reducir la contaminación.
“También a mí”, dijo, “me parece evidente que el cambio climático es un problema que no se puede dejar a la próxima generación”. “Usando una frase significativa del reverendo Martin Luther King”, continuó, citando a un héroe de Obama, “podríamos decir que hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo”.
Obama dijo que apoyaba el llamamiento, en la encíclica papal, para que los líderes mundiales apoyen a los más vulnerables ante el cambio climático y encuentren soluciones. En EE UU, los republicanos cuestionan que el cambio climático tenga causas humanas, o desprecian la necesidad de legislar.
Bergoglio y Obama, que es cristiano pero no católico, pertenecen a mundos distantes, pero ambos tienen puntos en común. Son descendientes de inmigrantes: el Papa es hijo de un italiano; el presidente, de un keniano. Bergoglio es el primer Papa latinoamericano; Obama, el primer presidente afroamericano.
La sintonía entre ambos recuerda a la que mantenían el republicano Ronald Reagan y el polaco Juan Pablo II, aliados en los años ochenta contra el imperio soviético. Si la relación entre EE UU y el Vaticano, la superpotencia política y la espiritual, es una historia de altibajos, el momento actual, como los años ochenta, es de armonía.
Obama, un hombre con pocos amigos en el club de los líderes mundiales, ve en Bergoglio un aliado en disputas internas como la inmigración, en amenazas planetarias como el cambio climático, y en gambitos geopolíticos como el deshielo entre EE UU y Cuba. La diplomacia del Vaticano ha tenido un papel central en el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, tras más de tres décadas de tensión. Los líderes republicanos se oponen al deshielo.
Sin mencionarlo expresamente, el Papa agradeció a Obama sus esfuerzos por “reparar relaciones rotas y abrir nuevas puertas de cooperación”. Y Obama agradeció al Pontífice su “apoyo inestimable en el nuevo principio con el pueblo cubano”.
Motivo de discordia
Sutilmente, sin menciones explícitas, Obama y Francisco no escondieron lo que les divide: las políticas de la Administración Obama que velan por el respeto de la diversidad sexual, el derecho al aborto y la protección contra los embarazo indeseados, y que para la Iglesia constituyen ataques a la libertad religiosa. Aquí la sintonía entre el Papa y la derecha local es mayor.
Ante las advertencias de los obispos estadounidenses, citadas por el Papa, respecto a la supuesta amenaza a la libertad religiosa, Obama dijo: “Aquí en EE UU amamos la libertad religiosa”.