El Papa Francisco, la pieza clave entre la relación de Cuba y EE UU


La Habana, DPA
Mediador reconocido en el deshielo entre Cuba y Estados Unidos, el papa Francisco también podría jugar un papel importante en la isla caribeña cuando inicie el sábado su visita de cuatro días a la mayor de las Antillas.
El pontífice argentino, conocido por su perfil político y de “gran diplomático” en lo que lleva de pontificado, llegará a Cuba en un momento de cambios, en el que su discurso “totalmente nuevo” puede tener un especial calado, creen algunos observadores.

“Cuba ha cambiado mucho”, dice Roberto Vega. El ex coeditor de la revista “Espacio Laical”, cercana a la Iglesia cubana, cree que el proceso de apertura que lleva a cabo desde hace años el gobierno de Raúl Castro no sólo ha llevado a la isla a hacer pequeñas reformas económicas, sino también a ser más receptiva para el diálogo.

Sobre todo la Iglesia católica se ha convertido en los últimos años en un importante interlocutor del gobierno. El cardenal Jaime Ortega, el más alto representante eclesiástico en Cuba, medió por ejemplo con éxito en 2010 para la liberación de decenas de presos políticos.

“Escucharemos al papa con suma atención en su visita a nuestro país (…) sabiendo que el Santo Padre tiene una extraordinaria autoridad no sólo religiosa sino también ética a escala mundial”, dijo el miércoles el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez.

“Nosotros nos sentimos muy agradecidos” por el papel que Francisco jugó en el acercamiento con Estados Unidos, agregó el canciller.

La visita del pontífice argentino a la isla socialista en el Caribe genera expectativas diversas. El religioso jesuita es visto en el mundo a menudo como un religioso de ideas de izquierda por su vida austera y su defensa de los pobres en las “periferias”.

“En estos dos años y medio de pontificado ya dejó muy claro que es muy crítico del actual sistema económico mundial, que descarta a demasiada gente”, explica a dpa la periodista argentina Elisabetta Piqué, autora de la biografía “Francisco, vida y revolución”.

En la isla, por otro lado, activistas de la proscrita oposición cubana esperan que el papa aluda a la situación de los derechos humanos y que se reúna con representantes de la disidencia.

Al igual que hizo su predecesor Benedicto XVI en 2012, es posible que Francisco opte, sin embargo, por no ver a ninguno, quizá también por consideración al oficialismo.

Vega, de fe católica, no lo considera un problema, si el pontífice puede apoyar un paulatino proceso de cambios en la isla. “Hay que dejar que organice la visita como él crea que pueda sacarle más provecho”, pide.

El jurista de formación de 50 años dirige ahora con su antiguo cooeditor de “Espacio Laical”, Lenier González, el proyecto “Cuba Posible”, un “laboratorio de ideas” en el que abordan de forma crítica la realidad cubana.

El papa “impulsará un camino que allanará las posiblidades de que cada día todos seamos más tenidos en cuenta”, confía.

Jorge Mario Bergoglio es un pontífice poco convencional. El jesuita argentino se muestra siempre sensible a los conflictos mundiales y apuesta a menudo por intervenir directamente buscando el diálogo, por ejemplo invitando al presidente palestino y de Israel a rezar en el Vaticano.

“Francisco es un animal político, un gran diplomático”, considera su biógrafa Piqué.

En Cuba, el papa se volverá a reunir con Raúl Castro después de recibirlo en una audiencia en mayo, y pocos días después verá al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Ambos mandatarios agradecieron en diciembre explícitamente su mediación al papa al anunciar el histórico acercamiento.

El primer papa latinoamericano tiene además un viejo interés por Cuba. En 1998, aún como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio escribió un libro sobre la visita del primer papa a la isla, “Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro”.

Ahí se puede ver que Francisco “siempre tuvo claro que la Iglesia católica tenía un rol importante como facilitadora del diálogo” en Cuba. Mostraba “su posición contraria al embargo norteamericano, al sistema marxista, pero también al neoliberalismo, así como su postura en favor de una mayor y real democracia y libertad”, explica Piqué.

Su tarea debe ser ahora buscar tender esos puentes, piensa Vega. “El papa tiene que generar una agenda que le permita colocar las cosas en un plano posible de diálogo”, dice el católico cubano.

Vega y González creen que el “discurso totalmente nuevo” que Francisco ha llevado al Vaticano podría calar en Cuba. “Incluso el gobierno (de Castro) podría sentir que no está renunciando a sus principios, sino que los estaría profundizando”, dicen.

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